• La familia Alcayaga en la Quebrada del Jardín, donde celebran desde el primer año que se habilitó.
Crédito fotografía: 
Cedida
Dos grupos familiares que por tradición celebran en La Pampilla porteña y en la Quebrada del Jardín, cuentan cómo vivirán estas Fiestas Patrias en cuarentena. Este año será distinto, deberán celebrar de manera mucho más privada, sin poder juntarse con tíos, primos, hermanos y nietos.

Para cientos de familias de la zona, concurrir a La Pampilla de Coquimbo o la Quebrada del Jardín en La Serena, es toda una tradición para celebrar Fiestas Patrias, pero este año todo es distinto y se enfrenta una pandemia que el año pasado no estaba ni en la peor de las pesadillas, por lo que quedan marginados de una actividad que hoy los llena de nostalgia.

Pero este forzado dolor por causas de la pandemia y la suspensión de las pampillas no los amilana y dicen que replicarán el espacio en los patios de sus viviendas para celebrar y rememorar, pero de una manera más íntima.

En Coquimbo elegimos a una de las tradicionales familias que ya van varias generaciones celebrando en La Pampilla  y les preguntamos cómo lo harán esta vez.

Se trata de los Fredes Ramírez, que además se extienden a los Ramírez Portilla y otras tantas descendencias que siguen con la tradición intacta.

Con videos y toca discos

María Ramírez Portilla, quien junto a su esposo Óscar Fredes, por décadas involucraron a sus hijos en esta celebración familiar y después siguieron con los nietos, que son los que organizan y preparan la logística hoy, señala que este año la celebración será solo con los que están en casa, pero como es una familia numerosa y no se podrán juntar por razones sanitarias, van a utilizar las redes sociales y estarán conectados a través de videos y fotografías que se estarán enviando.

“Vamos a celebrar en la casa, con todos los resguardos y con la familia más directa, los que aquí vivimos, porque a la quebrada va una serie de parientes y amigos”, Elías Alcayaga, pampillero

Ramírez cuenta que “celebraremos cada uno en su casa, pero nos vamos a transmitir videos, fotografías. Cada uno hará su asadito, hay que seguir la tradición. Estamos preparando lo que hoy le dicen tornamesa, pero que para mí es un toca discos y ya tenemos un Long Play (disco de vinilo) con cuecas. Ya lo estuvimos probando y suena bien”.

Agrega que los más jóvenes tienen  un  árbol para ir a plantarlo a La Pampilla el día 20, “van a pedir permiso para ir a plantarlo, el año pasado pusimos uno, pero se lo robaron. Este es más grandecito”, dice.

Igual miran con nostalgia el no poder ir a La Pampilla, pero lo entienden, porque es por la seguridad y salud de las personas.

“Ya vamos en la tercera generación, porque tenemos nietos y bisnietos. Los nietos son los que en los últimos años preparan todo para ir a instalarse, se  extrañará, pero seguiremos con la tradición desde nuestras casas”.

En la Quebrada del Jardín

En este recinto donde los serenenses celebran Fiestas Patrias también hay decenas de familias que llevan años cumpliendo sagradamente esta tradición.

Es el caso de la familia Alcayaga, quienes también ven con tristeza el tener que saltarse este encuentro familiar al aire libre.

“Vamos a celebrar en la casa, con todos los resguardos y con la familia más directa, los que aquí vivimos, porque a la quebrada va una serie de parientes y amigos que esta vez no estarán. Ahora los papás nomás, con harta distancia, pero igual nos sentimos tristes y afectados por la situación, porque es una tradición familiar salir”, señala Elías Alcayaga.

La familia Fredes Ramírez-Portilla en una imagen del año 1967 en La Pampilla de Coquimbo. Para este grupo familiar celebrar las Fiestas Patrias en este recinto es una tradición ineludible, pero esta vez no se podrá.   FOTO: Cedida. 

Reconoce que ya en el mes de agosto les vino la nostalgia por no poder hacer lo de cada año para el 18. “Además que este año llovió un poco y va a estar verdecito el cerro. Nosotros como el 15 de agosto ya íbamos a marcar terreno, van todas las familias, marcamos los sitios y ponemos letreritos, aquí va a estar la familia tanto, por eso ya en agosto estábamos con la depresión dieciochera”.

Señala que quedan recuerdos imborrables y que “al principio íbamos por el día solamente, pero con los años nos empezamos a quedar. Cada día más producido, con baño, con motor para la luz”.

 

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