Por Juan Carlos Piz... el Lun, 24/08/2015 - 10:12
Se estima que el 50% de las armas que utilizan los delincuentes están debidamente inscritas y han sido robadas a personas que las han adquirido para defenderse. Una cifra que preocupa. Sin embargo, hay quienes continúan adquiriéndolas. Desde las instituciones policiales reiteran el llamado a que no es la solución ya que, paradójicamente, estarían contribuyendo con el delito.
os casos se repiten. Hechos policiales que involucran el uso de armas de fuego no son poco habituales en la Región de Coquimbo.
Como muestra un botón. Sólo durante el pasado fin de semana hubo dos. El primero en Coquimbo, con resultado de muerte, cuando un grupo de sujetos ingresó a robar a un domicilio en la Parte Alta, y luego de que el dueño del inmueble los sorprendiera y tratara de repelerlos fue gravemente herido producto de disparos, falleciendo dos días después en el Hospital San Pablo de la ciudad puerto.
Y no fue el único caso. El día lunes en la comuna de Vicuña, las armas de fuego también fueron protagonistas de la jornada. En la localidad elquina, una banda de antisociales a bordo de un automóvil, haciéndose pasar por policías, interceptó a un grupo de jóvenes y amenazándolos con pistolas, les quitaron sus pertenencias dejando a uno de ellos, de 17 años, herido de mediana consideración.
¿Pero de dónde salen estas armas?, ¿por qué hay tantas circulando?, ¿se trata siempre de armamento hechizo construido artesanalmente por los delincuentes? Con respecto a esto último, al menos en los casos antes descritos, la procedencia de las armas todavía es materia de investigación. Sin embargo, lo cierto es que tal como lo dieron a conocer esta semana desde la Brigada de Homicidios de la PDI, en términos generales, en el 50% de los ilícitos en los que se utilizan armas de fuego éstas están debidamente inscritas y han sido robadas por antisociales a ciudadanos comunes y corrientes que han pensado que comprando una pistola podrán hacerle frente a la delincuencia. Entonces, ¿será conveniente armarse para combatir el crimen si finalmente se termina contribuyendo con ella?.
UN DEBATE
QUE SE ABRE
Actualmente -sólo en La Serena- existen 6.355 armas inscritas, siendo la ciudad que más registra. Una cifra que según aseguran en Carabineros no ha aumentado en los últimos años, sino más bien se ha mantenido. Sin embargo, existe preocupación acerca de si la actual percepción de inseguridad que se experimenta en el país y también en la región pueda influir en que la ciudadanía decida comprar este “elemento disuasivo”. En este sentido, en el último tiempo Javier Jorquera, el dueño del restaurante Huentelauquen de la Avenida del Mar, ha dado luces sobre lo que podría llegar a ocurrir en el que para muchos sería el peor de los escenarios. Él decidió comprar una escopeta luego de ser víctima de un millonario asalto en el mes de julio y asegura que no está arrepentido de la decisión que tomó, aunque fue difícil. “Lo que pasa es que uno no puede quedar en la indefensión, estando en la selva. Si los delincuentes están armados, ¿de qué otra manera puedes hacerle frente tú a esto?”, cuestiona el empresario.
Es de la idea de que “si las policías se están viendo sobrepasadas”, no quedaría otra salida. “Claro, pueden decir que uno está fomentando la violencia o cualquier cosa, pero hay que estar en el lugar, hay que verse afectado por una situación en la que te ves vulnerado, te ves ultrajado y encuentras que la única solución es esa (…) Pero hay que dejar en claro que uno no quiere matar a nadie, en definitiva es una medida disuasiva que a veces se hace necesaria de acuerdo a la realidad que estamos viviendo”, asevera Jorquera, quien consultado sobre la posibilidad de que el arma que adquirió termine en manos de los mismos ladrones que pretende disuadir, considera que no sería el caso ya que las pruebas que se deben realizar serían adecuadas para que quien la compra esté preparado. “Lo que pasa es que no es llegar y comprar un arma, en mi caso tardó más de dos meses, porque tienes que tener una preparación, hay muchos trámites, desde lo psicológico hasta lo práctico y se supone que si te dan la autorización es porque sí tienes la preparación”, enfatizó.
UN PELIGRO
Pero esta preparación no sería suficiente, al menos de acuerdo a las cifras de la PDI que señalan que gran parte de las armas compradas ilegalmente son robadas. Así lo expresó Jaime Rojo, jefe de la Brigada de Homicidios, quien asegura el principal problema respecto a la tenencia es que las personas no están preparadas para utilizarlas, pese a que se convencen de estarlo. “La gente tiende a comprarlas para intimidar a un eventual delincuente que ingrese a su domicilio, el tema es que cuando la persona se ve enfrentada a la situación y saca el arma que tiene en su domicilio, este delincuente se la quita y después la puede utilizar para hacerle daño en ese mismo momento, o después en otro delito. Entonces, este es un tema complejo porque las armas no son para amedrentar, el fin último es matar a otra persona y es por eso que sólo la usan los policías y sólo como último recurso cuando hay peligro inminente de la vida propia o de un tercero”, indica Rojo.
Insiste en que armarse no es la solución y precisa que es mucho mejor la organización social. “Uno puede entender que las persona se sientan inseguras, o sientan temor, pero resulta mejor solución organizarse, conversar con los vecinos, cuidarse entre todos y estar coordinados, medidas así no generan más violencia”.
Desde Carabineros el comandante Luis Carrera, es categórico. “Mientras más armas haya circulando, ya sea inscritas o hechizas, más peligro existe”, precisa, y en este sentido tampoco está de acuerdo con que los civiles hagan uso de ellas. “No podemos hacer otra cosa sino más que el llamado a no armarse. Si bien hoy en día las personas tienen derecho a adquirirlas, no quiere decir que sea lo correcto. En ese sentido, acá tratamos de ser lo más rigurosos posibles en términos de filtrar quiénes pueden tenerlas, con los exámenes psiquiátricos y prácticos, pero eso no va a evitar que caigan en manos de gente inescrupulosa, o simplemente que quienes las manipulen no sean las que hicieron los exámenes y las mal utilicen. En definitiva esto sí es un problema. Si bien en la zona la presencia de las armas inscritas no es tan significativa, siguen siéndolo”, precisa Carrera.
LA CAMPAÑA
Para combatir y disminuir la cantidad de armas que circulan, es que el Gobierno a principios de este año inició la campaña Entrega Tu Arma, con lo que las personas que están en posesión de una pueden deshacerse de ella. Aunque la iniciativa está enfocada en las que no están inscritas, aquello no es excluyente y, por ejemplo, quienes por alguna razón tienen una legalmente pero no la quieren, también pueden entregarla, sin ningún tipo de preguntas y de forma anónima.
Hasta el 18 de agosto, se habían entregado 253 armas a nivel regional. Una cifra que es valorada positivamente por la autoridad policial. “Todo suma y si ya hay una pistola o escopeta menos que pueda estar en manos peligrosas, de dónde sea que proceda, es valorable”, manifiesta Luis Carrera.
En la misma línea, el coordinador regional de Seguridad Pública, Carlos Cares, afirma que la campaña preventiva ha dado buenos resultados y reitera el llamado a entregarlas y, sobre todo, a que no se adquieran ya que, “son de doble filo. Para utilizarlas hay que tener un entrenamiento, hay que tener una preparación y aunque hoy día existan controles muy fuertes para poder tenerlas eso no quiere decir se esté preparado en cuanto a la manipulación y es en este punto en que en algún minuto la va a jugar en contra a la persona, porque en su minuto no la van a saber ocupar”, asegura Cares.
Y claro, también hace hincapié en que su adquisición podría beneficiar a los propios delincuentes, tal como lo indican desde la PDI. “Puede ocurrir que roben en un lugar no habitado y esa arma simplemente es robada y después utilizada en otros crímenes más graves, y también puede ocurrir que en un mismo enfrentamiento el antisocial, que siempre es más arriesgado, logre quitarle el armamento al ciudadano. Es decir, siempre será un peligro”.
Consultado entonces, sobre por qué si siempre es negativo tenerlas, se permite adquirirlas, indica que, “esta es una materia que siempre está en discusión, por el momento lo que se hace es un control lo más rígido posible y por supuesto desde lo legal, el porte y el mantener alguna de manera ilegal se sanciona, ahora con la última ley mucho más fuertemente”, asegura Carlos Cares.
VISIÓN SOCIOLÓGICA
Según indica el sociólogo de la Universidad Católica del Norte Manuel Escobar, la discusión en cuanto a la tenencia de armas constituye un debate mundial y no existe consenso en que su presencia genere más violencia. “Hay teorías en ese sentido, pero no está comprobado. Yo creo que la violencia está más vinculada a condiciones generales de un sistema social. En uno donde no se propicia la violencia y no se condiciona, por más que haya muchas armas no va a pasar nada, pero en otros, por más que se restringa, pueden ser un peligro”, explica.
En el caso de Chile, cree que la eventual tendencia a que las personas se armen efectivamente tendría que ver con la percepción que se tiene de inseguridad. “Lo que pasa es que en las sociedades modernas, se le ha entregado al Estado el rol de garantizar la seguridad de las personas, y cuando de alguna manera se generan espacios de vacíos en esa autoridad, es cuando en las personas se genera la sensación de que tienen el legítimo derecho de ejercer la violencia, ya que el Estado habría dejado de garantizar su seguridad”, sostiene Escobar.