Víctor Gerardo Araya Sepúlveda (45) salía desde su casa acompañado de su pareja. Sin embargo, durante el viaje sufrió un paro cardiorrespiratorio a bordo del microbús 127 de Lincosur patente UY 37 56. La fría mañana coronaba la triste escena. Araya dejaba este mundo el día antes de Nochebuena sin que ninguno de los presentes pudiera hacer algo para detener su fatal destino. Quizá la consternación por lo ocurrido les impidió reaccionar de la mejor manera.
Dos carabineros fueron los primeros en llegar al lugar del trágico suceso, sin entregar mayores informaciones debido a que no estaban autorizados a hablar. Las personas que iban junto a Araya en el vehículo tampoco decidieron prestar declaraciones, aún conmocionado por su deceso, quien iba con una mujer en silla de ruedas, su pareja, quien, si bien estaba afectadísima por ver morir a su amado, también decidió guardar silencio.
La poca información respecto a lo acontecido guió el camino a la primera fuente, el Emilio Schaffhauser, para saber quién era exactamente Víctor Araya y rectificar si iba a atenderse al centro de salud, pero en secretaría solamente señalaron que la directora hablaría pasada la tarde. Después de la negativa, el paso fue averiguar la identidad de la mujer que lo acompañaba, para así llegar a tener más datos sobre el fallecido. Tras horas de conversaciones, llegó el rumor de que trabajaba en La Recova, por lo que el mercado patrimonial fue el segundo paradero. Allí locatarios dijeron que ella se llama Lorena, ratificaron que efectivamente era la pareja del protagonista de este triste hecho y venían desde la calle 17 de septiembre, donde tomaron el transporte público. Los comerciantes agregaron también que se le ve puede ver ejerciendo su actividad laboral frecuentemente por el lugar, específicamente cerca de los puestos de artesanías.
Una confusión
De vuelta en el lugar de los hechos, la directora del CESFAM, Claudia Gallardo, desmintió que Víctor Araya fuese camino al recinto señalando que “el paciente iba en la micro y ésta se detuvo frente al centro de salud cuando el semáforo dio la luz roja. En esa espera fue que empezó a convulsionar y ante el llamado de los pasajeros fue atendido por un médico de nuestro centro que recién estaba llegando, ya que a esa hora no había personal. A él se sumaron paramédicos y enfermeros que le realizaron los protocolos de reanimación. Después llamamos a la ambulancia Avanzada del Samu pero no se pudo sacar del paro cardiorrespiratorio”
Gallardo aclaro un supuesto incidente que se produjo al llegar la Policía de Investigaciones, quienes indicaron que no podían realizar el levantamiento del cuerpo al tratarse de una muerte natural.
“Como era una muerte en la vía pública quedó en la micro, porque no se puede levantar el cuerpo al menos que el fiscal de turno de la orden. Aproximadamente a las 10:00 horas de la mañana por medio de un carabinero me contacté con el fiscal de turno quien me solicitó antecedentes clínico del paciente para ver si la muerte estaba asociada a una patología de base que sufriera el paciente . El fiscal solicitó que el Cesfam realizara el certificado de defunción , el que hizo de forma rápida con la médico tratante del paciente y posteriormente se llevara el cuerpo” señaló Gallardo.
Tras esto la funeraria tomó el cuerpo y lo colocó en su vehículo en plena vía pública, a vista y paciencia de todos quienes circulaban a esa hora, incluido niños que se encontraron con la escena. Fue gracias a los reclamos de los presentes, que finalmente los restos de Víctor Araya al Cesfam.
Al respecto, la directora manifestó que ellos se negaron a que se procediera a sacar el cuerpo por la funeraria a la vía pública y encajonarlo en el lugar.
“Lo encontramos que vulnera cien por ciento la dignidad de la persona, aunque ya este fallecida. Había mucha gente circulando por ahí, por lo que llevamos una tabla espinal para sacarlo y lo llevamos a un boxer donde la funeria realizó su trabajo”. manifestó la directora del Cesfam Emilio Schaffhauser
La situación llama la atención, no solamente por el hecho, sino por lo que ocurrió después, donde una confusión en un procedimiento importantísimo provocó que el cuerpo de una persona y su acompañante no tuviera la deferencia que se debe tener en casos delicados como éstos.