Tienen miedo de hablar por las represalias debido al alto nivel de delincuencia que acusan en sus localidades. Los robos, bandas y drogadicción que se instalaron en comunas rurales del Limarí tienen a los vecinos agotados, asustados y desprotegidos.
Uno de los dirigentes sociales de Chañaral Alto, en la comuna de Monte Patria, cuenta que los robos de jóvenes para el consumo de pasta base se ha vuelto habitual, delitos que, en su mayoría, son de grupos violentos y armados, y frente a los cuales nadie responde.
Realizan carreras clandestinas, y hay poca luminosidad en sectores que se han convertido en “antros”, afirman, por parte de quienes se reúnen a beber alcohol y consumir drogas, sin considerar ni siquiera el escenario sanitario.
Una situación que también se vive en la localidad de Carén, en Monte Patria. En marzo, mes de cosecha de paltas, el robo en fundos se incrementó, y con ello los disparos que a diario escuchan los vecinos de parte de los propietarios que buscan repeler a los delincuentes.
De acuerdo al relato de un vecino, oriundo de la localidad, siempre ha existido delincuencia, sin embargo, desde hace unos 15 años que el escenario ha ido cambiando y las drogas “han tomado más poder”, por lo que la situación es a su juicio “insostenible”. Algo que se repite en otras localidades, como El Palqui.
Las acciones
La situación está en conocimiento de las autoridades. El general Rodrigo Espinoza, jefe de la IV Zona de Carabineros, junto al prefecto de Limarí, se desplegaron y reunieron con los vecinos y autoridades municipales con el fin de conocer sus inquietudes y encontrar las mejores formas de combatir esta problemática. “A raíz de ello iniciamos y hemos potenciado un trabajo a través de rondas preventivas policiales periódicas en horarios no tradicionales, ya sea durante la noche, en horario de fin de semana o en cualquier momento del día, con el objetivo de que la seguridad se sienta más segura”, expresó el coronel Luis Ramírez, prefecto de Limarí.
Durante el verano, Carabineros realizó un despliegue territorial a través de la unidad especializada OS7, para sorprender plantaciones y cultivos de cannabis sativa, “lo que se traduce en un golpe importante para el tráfico de drogas y evitamos que esta droga llegue a los distintos sectores”.
En tanto, el fiscal jefe de Ovalle, Carlos Jimenez, señaló que “mantenemos el trabajo con las policías (...) debemos hacer presente a la comunidad que puede ayudar denunciando en forma anónima, ya sea en las policías o en la misma Fiscalía. Reiteramos que el público puede resguardar su identidad en estas materias”.
Un trabajo coordinado y en permanente comunicación que destacó el gobernador de Limarí, Iván Espinoza, quien admitió que la delincuencia se mantiene como una de las principales preocupaciones en las reuniones con policías y dirigentes vecinales, y a donde están enfocados los esfuerzos.
“La seguridad y orden público es materia propia de las gobernaciones, por lo tanto, si hay algo que nosotros hacemos a diario es el contacto con las policías y con la Fiscalía, ya que necesitamos una excelente coordinación para que las cosas resulten como queremos”, acotó la autoridad provincial.
Tráfico de drogas
Pero este tipo de delitos no son solo un problema en Monte Patria, otras comunas del Limarí también han sufrido las consecuencias del tráfico de drogas. Sin embargo, las últimas acciones de la autoridad están dando buenos resultados.
Fue el 9 de marzo cuando la Fiscalía de Ovalle formalizó la investigación contra un grupo de cinco sujetos por el delito de tráfico de drogas en la ruta D-605 que une Combarbalá con Punitaqui, lugar donde fueron aprehendidos los individuos y se incautaron armas, sacos y plantas de cannabis.
Otro de los casos importantes fue el del clan familiar desbaratado por las policías y formalizado por el Ministerio Público. Siete personas organizadas y con roles definidos, operaban para llevar marihuana desde Punitaqui hasta Santiago, cuando fueron descubiertos.
Dicha investigación, que duró aproximadamente tres meses, concluyó con la incautación de 61 kilos de marihuana, algunos de éstos en contenedores tipo bolones, y 4.050 matas de cannabis, además de 17 teléfonos celulares, 13 millones de pesos y seis vehículos, entre otras especies.
Las policías destacan que el rol de la comunidad es crucial para obtener resultados en las indagatorias de este tipo de hechos.