Afectado, pero esperando que la justicia resuelva, ya sea a favor o en contra de su hijo, se encuentra Ramón Varela, padre de Miguel Ángel Varela Veas, el serenense imputado por el incendio del pasado 21 de mayo en Valparaíso en el cual falleció Eduardo Lara (71), funcionario municipal de esa comuna.
El joven de 31 años fue formalizado el día jueves, junto a otras cinco personas por el delito de incendio con resultado de muerte y es sindicado como el responsable de haber lanzado la bomba molotov que originó el fuego en el edificio siniestrado, por lo que, según indicó el fiscal del caso, Cristián Andrade, arriesgaría una pena que va desde los 15 años y un día hasta cadena perpetua.
“La situación es muy compleja, muy lamentable, sobre todo por la familia de la persona que falleció, ellos son las víctimas. Este es un hecho que a nadie le gustaría vivir, pero la justicia tiene que actuar. La personas tienen que hacerse responsables de sus acciones y en este caso, si se comprueba que mi hijo Miguel tuvo participación tiene que asumir esa responsabilidad”, afirma Ramón Varela, el padre del imputado, quien accedió a conversar con El Día.
Varela tiene una relación extremadamente cercana con su hijo y asegura que, pese a que sabía que Miguel Ángel desde hace años que está inserto en movimientos sociales y, de hecho, había sido detenido con anterioridad por desórdenes durante las marchas, nunca había estado involucrado en una situación tan grave, por eso esta vez la situación lo tomó por sorpresa. “Me llegó… me llegó particularmente esta vez. Cuando me enteré que lo detuvieron fui a la Comisaría y ahí estuvimos. No pudimos verlo en principio, pero después él solicitó si podía conversar conmigo y con su abuela, y ahí recién lo vi. Fue una conversación muy breve, estaba siendo custodiado por Carabineros del OS9 y sólo se limitó a informarnos lo que estaba pasando y a nosotros obviamente que nos golpeó. Después de eso, el último contacto que tuvimos fue ayer (el jueves) cuando me llamó por celular para decirme que no había quedado en prisión preventiva, también fue muy breve”, cuenta Ramón, visiblemente afligido.
Asegura que está esperando que su hijo arribe a la ciudad para hablar con él y tener su versión de lo sucedido, sobre todo acerca de si reconoce su participación en el delito que se le imputa. “No hemos tenido el tiempo de hablar en profundidad de lo que está pasando, de su responsabilidad, de nada. Pero cuando llegue a La Serena tenemos que sentarnos a conversar como familia y afrontar, afrontar la situación porque es lo único que nos queda por hacer y él mismo me lo dijo ese día que los vimos con la abuela, y enfatizó en eso, en que este era un proceso que tenía que enfrentar, que nosotros teníamos que estar tranquilos”, puntualiza.
"Mi hijo no es un delincuente"
Pese a que aún no se comprueba la responsabilidad de su hijo, Ramón Varela asegura que pase lo que pase, él, Miguel, no es un delincuente. “Ellos no son personas que delincan, no son gente que vaya a matar a una persona premeditadamente. Miguel al menos no, si él está involucrado, las motivaciones son otras. Yo te aseguro que él lo está pasando muy mal con todo esto, muy dolido, muy sentido, porque nunca será su propósito dañar a una persona. Al contrario, su vida siempre ha sido luchar por los demás”, asevera.
En este sentido, Varela precisa que el actuar de su hijo se origina precisamente por la necesidad de “cambiar las cosas”, algo que se comenzó a gestar en él cuando tenía 15 años y estudiaba en el Colegio Andrés Bello de La Serena y recibió un particular regalo de su abuelo. “Le regaló un libro de Marx (Karl). Ahí él empezó a empaparse de toda esta literatura, y ha leído mucho, de todas las tendencias, también leyó a Friedman y a otros. Es una persona muy culta en ese sentido, tú lo que le preguntes del siglo pasado, de nuestra independencia y todo lo que tenga que ver con historia, él te lo va a responder. Por eso te digo, yo no comparto lo que él hacía y entiendo la condena social que puede haber en este minuto porque la violencia no se justifica, pero aquí hay motivaciones más de fondo que no tienen que ver con querer hacer daño”, cuenta Ramón Varela.
Agrega que la injusticia social existente en el país era algo que afectaba sobremanera a Miguel, quien, desde los 18 años, cuando se fue a Temuco a estudiar sociología, comenzó a conocer realidades diferentes y a juntarse con grupos que muchas veces son marginados socialmente. En esa línea, se interiorizó en la lucha de los pueblos originarios. “En esos años él empezó a juntarse y a visitar algunos grupos en la Araucanía en los tiempos en que estaba estudiando allá y estuvo ligado al movimiento estudiantil. En ese momento también se empapó mucho del problema social que hay allá, de la pobreza que vive la gente, porque lo que más les llama la atención a ellos es eso, la desigualdad, de cómo esta gente no ha podido salir de la extrema pobreza. Miguel sufría mucho por este tema y lo conversábamos, visitaba muchas veces los lugares que son más marginalizados y me comentaba que hay tanta delincuencia, tanta drogadicción, tanta necesidad y eso lo lleva a tener conflictos que no le hacen bien, que lo mantenían muy inquieto. Muchas veces me dijo ‘por qué existe esto’, ‘por qué hay tanta miseria’”, relata Varela.
Consultado acerca de si comparte los ideales de su hijo es categórico y precisa que de ninguna manera comulga con movimientos tan radicales, sin embargo, asegura que hay cosas en la sociedad que deben mejorar y en ese pensamiento sí converge con Miguel. “Hay cosas que deben cambiar en la sociedad, no es que yo comparta los ideales de él, pero sí estoy de acuerdo en que hay que hacer algo, en que hay que tener una sociedad mejor, que ojalá podamos erradicar todos estos males que existen no sólo en Chile, sino que en todo el mundo”, asevera el padre del imputado, quien se encuentra a la espera, primero, del arribo de su hijo a La Serena y también de que se aclare todo lo sucedido. Por lo pronto, el plazo que se dio para la investigación es de seis meses y será en el mes de febrero del 2017 cuando Miguel Varela deba enfrentar una vez más a la justicia y tal como asegura el padre, “deberá hacerse responsable si se determina su participación”.