Crédito fotografía: 
Janina Guerrero
Aunque para los perros es un juego, el equipo tiene una importante y seria labor que cumplir en el combate de los delitos relacionados con el consumo, transporte, distribución y comercialización de drogas.

El mes pasado se conocieron las cifras más recientes de incautación de droga a nivel nacional, siendo Coquimbo, con 1,6 toneladas de droga, la región que encabeza la lista de decomisos en 2017.

Un trabajo adelantado por funcionarios de la OS-7 de Carabineros, quienes se apoyan en los canes antidrogas Belzeú y Duncan para hacer más efectiva su labor.  

Entrenados en la Escuela de Adiestramiento Canino de Carabineros de Chile, estos Labradores Retriever hacen gala del temperamento que caracteriza a esta raza: son apacibles, gentiles, y sobre todo muy inteligentes.

Durante este año, Belzeú, con tres años de servicio, ha logrado detectar 435 kilos de droga, ubicándose junto a su guía, el cabo primero Daniel Martínez, en el número uno a nivel nacional.

Por otra parte Duncan, quien tiene 11 años de edad, posiblemente este año se vaya a retiro.  

El sargento Juan Molina Vásquez, guía de Duncan ( a la derecha) y
Daniel Martínez con Belzeú (a la izquierda). Foto: Janina Guerrero.

 

UN TRABAJO NECESARIO

Martínez, quien lleva dos años y medio en la sección de droga y se formó como guía e instructor de ejemplares caninos de orden y seguridad, así como de canes antidroga en la Escuela de Adiestramiento, comenta que se siente satisfecho de los resultados logrados hasta el momento.

“Es una felicidad que se lleva en la patrulla, porque eso solamente lo ven los colegas que son parte del equipo, que son como cinco o seis y que hacemos diferentes turnos, además que es importante la cantidad de droga que sacamos de circulación. La felicidad es de nosotros, ya que nadie más nos reconoce”, expresa.

Recalca que mantener o aumentar esas cifras dependerá de la constancia que se tenga en el tema de control carretero, y de vehículos provenientes de la zona norte del país.

Los guías también participan junto a sus compañeros caninos en allanamientos, fiscalizaciones en lugares públicos como terminales terrestres o aéreos, y en operativos en lugares cerrados de La Serena y Coquimbo.

Martínez detalla que Belzeú lleva un año y medio en la región. Asegura que la compatibilidad con el perro es un asunto que se gana mediante el adiestramiento y el tiempo que se le dedica. El otro factor que influye, a su juicio, es la suerte.

Belzeú tiene tres años y medio de servicio. Foto: Janina Guerrero.

 

“Es una labor 50-50 la que realizamos con ellos. Primero el perro detecta la droga y de ahí comienza mi trabajo que tiene que ver mucho con la perspicacia que uno tiene para verificar en qué lugar es el ocultamiento, porque el perro solamente me va a indicar que en ese lugar hay droga, pero yo tengo que hacer lo demás, ver si  ocupo un escáner o desmantelo el lugar”.

UN VÍNCULO MÁS PROFUNDO

Martínez afirma que escogió la Escuela de Adiestramiento canino porque siempre le han gustado los animales. Revela que no fue fácil, porque a la selección nacional se postulan cientos y solamente quedan entre 35 o 40 personas.

Después de egresar del curso le dieron la opción de venir a trabajar a la Cuarta Región y asegura que se siente bien con Belzeú, porque no solo es su compañero de trabajo, sino también un amigo de quien siempre está pendiente.

“Uno tiene que preocuparse del perro, darle alimentación, ver el tema veterinario, y siempre estar preocupado para que se sienta bien, en un lugar cómodo. Cuando salimos a trabajar con los canes tratamos que cumplan un rol esencial y lo cumplan bien, porque si un perro anda triste o no reúne las condiciones, no hacen el trabajo”, apunta.

En los controles rutinarios, los canes antidrogas cumplen un rol esencial.
Foto: Janina Guerrero

 

La misma opinión sostiene el sargento primero Juan Molina Vásquez, guía de Duncan, quien lleva cuatro años en la zona y es uno de los ejemplares caninos con mayor edad.

“Si el perrito no pierde sus condiciones podría durar un tiempo más, antes de pasar a los cuarteles de invierno como les llamamos cuando se retiran y se queda con el guía por el nexo que hay”, apuntó. 6101i

FORMA DE TRABAJO

Molina Vásquez explica que para entrenar a los perritos se utilizan sustitutos de drogas como heroína, morfina, LCD, cocaína y marihuana. Son sustancias químicas que tienen el olor de la droga pero no lo son, porque utilizar las drogas reales podría hacer daño a la salud del can.

Generalmente una vez por semana se evalúa el rendimiento del animal y se entrena para que no olvide su rutina diaria.

“En el fondo es jugar con el animal, porque ellos piensan que es un juego, no un trabajo”, resalta el funcionario.

 

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