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Leo Fritis
A las 08:30 horas de ayer comenzó el juicio oral por el caso de Damaris Coronado (33), quien falleció producto de un disparo percutado por un sujeto en plenas celebraciones del año nuevo del 2018. El imputado entregó su testimonio y acusó haber sido golpeado tanto por la víctima como por su hermana mayor, a quien minutos antes habría tenido que echar de su casa. Los testigos corroboran esta versión, pero también afirman que la golpiza que le dio el sujeto a la víctima fatal fue brutal, y no contento con ello, utilizó el arma de fuego. Por lo pronto, siguen las versiones encontradas y hoy continúan los testimonios y la rendición de pruebas.

Finalmente llegó el día para la familia de Damaris Angélica Coronado Riveros. La joven de 33 años, fue asesinada de un disparo la madrugada del 1 de enero del 2018 en plenas celebraciones de año nuevo, en Las Compañías, y ayer se llevó a cabo la primera audiencia en el juicio oral, en el que el Ministerio Público pretende acreditar el homicidio simple por parte del imputado y que éste sea condenado con la mayor pena establecida en la ley, es decir 15 años, sin atenuantes. 

Un relato desconocido

Hasta ahora sólo se había conocido el relato de la familia de la víctima, quienes en su momento manifestaron a nuestro propio medio que el sujeto había actuado sin provocación alguna en contra de Damaris, y que había querido “propasarse con ella”.

Sin embargo, la mañana de ayer, el acusado decidió renunciar a su derecho a guardar silencio y declaró ante las magistrados Paola Cortes Tapia (presidenta), Jimena Pérez Pinto y Nury Benavides Retamal. 

Fue el primero en subir al estrado y contó una versión totalmente diferente de lo sucedido. Reconoció su participación en el homicidio y confesó que había sido él quien había disparado la escopeta hechiza con la que le dio muerte a la mujer, lo que no admitió fue que hubiese tenido la intención de asesinarla y atribuyó el deceso a una serie de sucesos que, según dijo, lo llevaron a “tener que defenderse al ver en riesgo su vida y la de su familia”. 

Asumió que el día previo al asesinato, el 31 de diciembre había estado bebiendo y consumiendo pastillas ansiolíticas (clonazepam) durante toda la tarde, junto a un amigo en una plaza de Las Compañías. 

A eso de las 21:00 horas, el sujeto habría decidido parar, para ir a la fiesta familiar a la casa de su hermana, lugar donde él también residía. De acuerdo a su relato, todo habría transcurrido de manera totalmente normal hasta pasadas las 2 de la madrugada, y es en este punto donde comienzan las contradicciones con los antecedentes conocidos hasta ahora, entregados por la familia de la víctima. 

Una visita inesperada

Según expresó ante la jueza el imputado por homicidio, tanto él como sus familiares se encontraban celebrando en el antejardín de su domicilio. Bailaban, tras haber cenado y consumido alcohol. En un momento de la fiesta  habría aparecido Cesia Coronado (36) hermana de Damaris, quien sería amiga del sujeto. 

Entró a la fiesta, y según expresaron otros testigos ya estaba bajo la influencia del alcohol, algo en lo que el imputado enfatizó durante su testimonio. Según recordó, al poco tiempo de estar al interior de la casa, Cesia, habría mostrado un mal comportamiento, lo que molestó a los demás asistentes. Comenzó bailar de manera “atrevida y escandalosa”, dijo el acusado de homicidio, por lo que los dueños de casa le habrían pedido que se retirara, lo que ella no quiso hacer. 

En este punto, según reconoce el propio autor del disparo que le quitó la vida a Damaris, él mismo sacó a Cesia del inmueble porque no quería partir, y no lo habría hecho en buenos términos ya que se produjeron empujones. La situación estaba al borde de salirse de control. 

La mujer, Cesia, habría vuelto al lugar unos 20 minutos después junto a su hermana Damaris, y en ese momento, se produjeron los hechos de mayor violencia, golpes y, lo peor de todo, el homicidio cuando este hombre sacó su escopeta y disparó hiriendo de muerte a la joven. 

La controversia

Para el Ministerio Público, esta dinámica anterior a los hechos en nada cambiarían el delito que se está imputando. Sin embargo, para la defensa constituyen atenuantes ya que, según indican habría existido una “provocación previa”.

Así lo relató el imputado, quien aseguró que una vez que pudo sacar a Cesia de su casa, ésta lo habría amenazado diciéndole que iba a volver, y así fue, porque en las afueras de su casa en donde se produjo el encuentro, Damaris, la víctima fatal golpeó con un vaso en la cara al sujeto, provocándole una profunda herida en su cara.

“Yo gritaba, me mataron, me mataron, porque pensé que el corte había sido en el cuello”, relató el homicida, quien luego de eso, fue por la escopeta y dio muerte a la mujer, aunque, asegura, nunca supo a quién le había disparado y que había jalado el gatillo “sólo por miedo”, luego de haber visto a más gente queriendo golpearlo. 

Fuga inmediata

En la misma línea, siguiendo la versión del imputado, éste señaló que tras percutar el disparo “y sin saber lo que había pasado”, simplemente huyó del lugar de inmediato, corriendo hasta el Puente Fiscal en donde se deshizo de la escopeta, y luego fue hasta el terminal de buses de La Serena donde emprendió rumbo a Santiago, fue allí, donde, según dijo, le avisaron que había dado muerte a Damaris. 

El sujeto no estaría mucho tiempo en la Región Metropolitana. Al no tener cómo mantenerse terminó en Antofagasta, en la casa de su madre, donde sería detenido meses después, de una exhaustiva investigación por parte de la PDI. 

La hora de los testigos

Además del relato del imputado, durante la jornada de ayer se presentaron los testigos citados por el Fiscal Claudio Venegas en representación del Ministerio Público. 

Fue precisamente Cesia Coronado, la hermana mayor de Damaris la primera en prestar declaración bajo juramento. En su relato, no dio crédito a la versión del imputado respecto a las amenazas realizadas por ella, ni que habría actuado para defenderse. A su vez, descartó un mal comportamiento de su parte en la fiesta, ya que dijo, ni siquiera había estado en el lugar y sólo se había limitado a saludar al imputado “como a cualquier otro vecino” con motivo de año nuevo al verlo en la calle, pero esto, horas antes de la agresión a su hermana. 

Cesia expresó que el día 31 de diciembre antes del fatal episodio, primero estuvo con sus hermanos y sus padres, además de la propia Damaris, y luego salió con un grupo de amigos a celebrar, previo a eso fue cuando, según dijo, se encontró con el imputado, pero sólo habrían intercambiado saludo, algo que dista mucho de lo descrito por el homicida. 

Aseguró que ni siquiera había ingresado a la casa del sujeto, y que había estado durante muy poco tiempo con él. Habría sido más tarde cuando sí interactuaron mucho más, pero en los peores términos. Cesia afirmó ante las magistradas que a eso de las tres de la mañana cuando ella retornaba a su casa, se encontró con Damaris, y al pasar por donde estaba el imputado comenzaron a insultarse, pero su hermana no habría hecho otra cosa que defenderse, ya que el sujeto estaba demasiado agresivo.

“La pateó, le pegó combos, la arrastró por el suelo, la estaba matando, y nadie puede hacerle eso a una mujer”, manifestó en su testimonio, el cual no estuvo exento de las lágrimas que derramó la testigo al recordar a su hermana menor. 

Sostiene que lo que hizo fue correr, porque sintió temor y a lo único que atinó fue a ir a buscar a su hermano para que defendiera a Damaris de la golpiza que le estaban dando, pero no alcanzó a llegar. Cuando iba en camino sintió el disparo y vio a su hermana tendida en el suelo. “Mataste a mi hermana, mataste a mi hermana”, gritó, y a los minutos después todo el barrio salió a ver lo que sucedía incluido el padre y el hermano de la víctima. 

Más versiones

Pero, ¿quién decía la verdad?, ¿había ingresado efectivamente a la fiesta la hermana de la víctima?, ¿la golpiza se produjo dentro o fuera de la casa?, ¿fue agredido previamente el imputado? Claramente, nada puede justificar el homicidio, pero sí, muchas de estas interrogantes podrían constituir las atenuantes para que el sujeto reciba una pena más baja. 

Aquellas respuestas las dará el tribunal cuando entregue su veredicto. Sin embargo, los demás testigos que se presentaron a declarar entregaron luces para llegar a la verdad. 

Otra de las asistentes a la fiesta donde estaba el imputado con su familia relató cómo vio los acontecimientos de ese día. Aseguró que todo había transcurrido de manera normal hasta que llegó una mujer la que ella no conocía, y que pensó que era la pareja del homicida ya que bailaba con él de manera “provocativa”. 

Relata que a ella le causó cierto pudor, ya que había niños pequeños y la mujer –Cesia- se encontraba bajo los efectos del alcohol, por lo que evaluó irse del lugar junto a su esposo, sobre todo cuando el ambiente se puso más tenso luego que el propio imputado se enojara y echara del lugar a Cesia. 

La testigo habla de empujones inicialmente, pero el individuo perdió los estribos cuando llegó Damaris y, según se determinará al final del juicio, lo golpeó con un vaso en la cara. Luego de eso el sujeto le propinó una fuerte golpiza a la mujer, dándole golpes de puño y patadas. No conforme con ello, de acuerdo a este testimonio, el homicida ingresó a su casa sacó la escopeta hechiza que guardaba al interior de un bolso y le disparó a la víctima a corta distancia, para luego huir del lugar. 

El dolor de un padre

Uno de los momentos más impactantes de la jornada se vivió cuando el padre de Damaris entregó su testimonio y no pudo contener su pena al recordar el día en que perdió a su hija. Ya estaba acostado cuando sintió los gritos de Cesia, en la calle. Rápidamente se levantó y fue hasta el sitio del suceso encontrando a Damaris tirada en el piso.

“Estaba ahí mi hija amada, boca arriba, con sus ojos abiertos y le corría sangre por su pantorrilla derecha.  Yo me acerqué, le tomé el pulso y vi que no tenía, así que le cerré sus ojitos”, relató el padre. 

Fiscalía optimista

Tras el término del primer día de juicio en el que se intentó establecer más que nada la dinámica de los hechos, el fiscal Claudio Venegas, se manifestó optimista. Pese a que la mayoría de los testigos reconocen que existió una agresión previa por parte de Damaris y un altercado minutos anteriores con Cesia, asegura que éstos hechos no deberían influir en la condena por más que sean la estrategia de la defensa para establecer atenuantes.

“Yo estoy bien optimista respecto al veredicto que el tribunal pueda emitir, ya que toda la prueba rendida dan cuenta de que los hechos ocurrieron como los describimos nosotros en nuestra acusación. A nuestro juicio, el tema de la pelea con la hermana no debiese tener mayor repercusión porque es más bien una situación fáctica que no está revestida de los antecedentes que la ley exige”, precisó. 

Por su parte Cesia Coronado, la hermana de la víctima, continuó exigiendo justicia. “Esto es un femicidio, para mí a esta persona deberían darle 20 años (…) Yo nunca entré a su casa. Eso es falso, son falsos testimonios, estrategias, porque sabe lo que hizo y tiene que pagar”, expresó. 

Hasta el tribunal también llegó Belma Pérez, madre del imputado, quien relata que su hijo está arrepentido y que nunca quiso matar a nadie. “A mi hijo lo provocaron y lo golpearon, él nunca debió sacar esa escopeta y estamos conscientes de que cometió un crimen, pero que no vengan a decir que los demás son blancas palomas porque aquí a mi hijo también lo agredieron”, sostuvo la mujer. 

 

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