Eduardo Iribarren (32) reconoce que hubo una discusión entre él y el victimario –quien fue detenido ayer y quedó en prisión preventiva-, pero sin golpes, “sólo un forcejeo”, tras lo cual él cayó al suelo y fue atacado desmedidamente. “Me sorprendió su reacción porque nos conocíamos”, asegura.

Han sido los días más difíciles de su vida. “Nunca imaginé que me iba a pasar algo así, yo soy una persona tranquila, un profesor, y el verme involucrado en algo así, sin duda que me marca para siempre”, dice Eduardo Iribarren, de 32 años, que el día sábado por la noche se vio involucrado en un hecho de violencia sin precedentes en Coquimbo, cuando mientras se trasladaba por la calle junto a un amigo se trenzó en una discusión con un malabarista, en la intersección de Avenida Alessandri con Ruta 5 Norte, quien lo dejó con quemaduras tipo A y B en parte de su rostro, brazos y tórax.

Fue dado de alta

Tras el macabro evento, el malabarista huyó del lugar, siendo ubicado el día de ayer en la comuna de Quilpué,  luego de un intenso operativo por parte de la Brigada de Homicidios de La PDI.

El presunto autor, un joven de 25 años quien se encontraba oculto en la casa de sus padres, confesó de inmediato su crimen, y fue trasladado hasta La Serena y más tarde, a la ciudad puerto, donde se llevó a cabo su control de detención tras el cual quedó en prisión preventiva por representar un peligro para la sociedad.

Mientras tanto, la víctima, Eduardo, era dada de alta desde el hospital San Pablo, donde permaneció durante tres días.

Él nos recibió en su casa. Claro, siente que se han dicho cosas que no obedecen a la realidad y quería entregar su versión de lo sucedido. “Incluso se ha dicho que yo iba en estado de ebriedad, lo que es totalmente falso. La verdad es que yo iba con un amigo donde mi jefe, a cobrar el sueldo de la semana, porque estoy trabajando temporalmente en una pesquera. Ahí se produjo un hecho bien confuso cuando llegamos al sector de Alessandri con Ruta 5. Andábamos con poca plata con mi amigo y cuando íbamos a tomar el colectivo me di cuenta que me faltaban 100 pesos para pagar los dos pasajes, ahí divisamos a dos chiquillos que estaban haciendo malabarismo, uno de ellos era la persona que me agredió, a la cual yo conocía y con la que había compartido muchas veces”, cuenta.  

Asegura que vio ahí una solución al problema. Después de todo “sólo eran 100 pesos”, por lo que decidió acercarse a su “amigo” y conseguirle el dinero, pero no tuvo una buena respuesta. “Me acerqué, lo saludé y todo bien, hasta que le conseguí los 100 pesos, ahí reaccionó pésimo. Me dijo que cómo se me ocurría, que él estaba trabajando. Fue bastante agresivo, se puso un poco violento y empezamos una discusión”, agrega Eduardo Iribarren, quien manifiesta que tras aquello, vino lo peor. “Reconozco que hubo un forcejeo previo y yo tuve muy mala suerte, porque me caí al suelo y él, al verme en esas condiciones lo que hizo fue echarme bencina encima con el bidón que usa él, y al verme botado en el piso, encendió un fósforo, me lo tira a mansalva, a quemarropa directamente al cuerpo. Ante eso yo me paro y en mi desesperación no atino a nada más que a sacarme la ropa que estaba ardiendo, pero no alcancé a quitármela antes de que me quemara, el daño ya me lo había provocado”, relata el joven profesional, mientras su madre, a su lado, lo mira y asiente con la cabeza.

Consultado respecto a por qué el malabarista de 25 años, a quien conocía, había actuado con tal nivel de violencia, no se lo explica. “Yo no andaba con trago, y tampoco percibí que él hubiese estado bajo la influencia de algo. Yo sé que él se encontraba en su sano juicio, entonces no me lo explico, la verdad no sé qué pudo haber hecho que él actuara con tanta alevosía. Él ahora está diciendo que yo le dije un insulto homofóbico a él antes de que él me agrediera, pero no es así, en ningún caso. Yo soy una persona tolerante que incluso adhiero a esa causa, de tal forma que es imposible que hubiese actuado así”, manifestó Eduardo Iribarren.

Incierto futuro

El profesor cuenta que precisamente por estos días se encontraba buscando trabajo y muy cerca de encontrarlo, pero que tras lo sucedido, será difícil que logre concretar su opción laboral. “Yo soy profesor, ante todo, pero luego de lo que pasó ya me llamaron del liceo en el que estaba a punto de empezar a trabajar para decirme que había perdido muchas opciones. Por todo lo que se ha dicho, ha salido asociado mi nombre a este hecho y además, mi situación es bastante complicada, tengo todavía varias semanas de recuperación y la verdad  es que no sé cómo voy a sobrevivir durante este tiempo. Tengo un hijo y vivo solo. Es una situación sumamente compleja”, manifestó el docente.

 

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