Adultos mayores serán reubicados tras cierre de residencia del Hogar de Cristo

Este año ha sido complejo para todos, pero aún más para quienes dependen de la solidaridad de la comunidad para poder funcionar. Ese es el caso de las ONG y fundaciones, una de ellas el Hogar de Cristo, el que tanto a nivel nacional como local, ha sufrido su peor crisis económica de los en los últimos 20 años producto de la pandemia del coronavirus.

Dicha crisis ha significado que en todo el país se deban cerrar 28 programas sociales para el 31 de enero del próximo año, entre ellos ocho residencias de adulto mayor, donde se incluye una de la comuna de La Serena, la residencia Padre Álvaro Lavín.

“Estamos ejecutando las acciones para que la reubicación de los usuarios sea con miras a enero del 2021, si no lo logramos, el programa no se cierra hasta que el último adulto mayor sea trasladado”, Gonzalo Cortés, jefe de Operación Social Territorial del Hogar de Cristo en Coquimbo

Allí viven 21 adultos mayores, los que están en proceso  de ser reubicados a otros centros de la región. “Todos se derivan a alguna otra institución que los pueda acoger, por lo cual estamos ejecutando las acciones para que sea con miras a enero del 2021, si no lo logramos, el programa no se cierra hasta que el último adulto mayor sea trasladado”, aclaró Gonzalo Cortés, jefe de Operación Social Territorial del Hogar de Cristo en Coquimbo.

Para ello Cortés detalló que están coordinados con diversos actores, entre ellos el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), el Servicio de Salud, la Fundación Las Rosas y el Hogar De Ancianos Nuestra Señora Del Rosario de Andacollo de Las Compañías.

“Es una situación dolorosa, es una decisión muy difícil, no fue tomada de la noche a la mañana, fue planificada con el objetivo de ver cómo se impacta de la menor manera posible, porque existen redes y se puede hacer, pero no exento de dolor y de pena”, admitió.

Caída en los ingresos

En la región, antes de la crisis, los ingresos mensuales de todos sus programas sociales bordeaban los $170 millones, los que son financiados en cerca de un 65% por el aporte y captación de sus socios. Con la crisis dicha ayuda cayó en un 33%, perjudicando directamente el presupuesto que requieren para  poder funcionar.

“Esto nos afectó desde el punto de vista financiero, se proyectan menos ingresos para los gastos regulares, que eso ya es una complicación, no obstante a ello, de gastos irregulares se proyectan cerca de $3.300 millones para el próximo año (en el país), que tiene que ver con sanitización y elementos de protección personal, con reemplazo de trabajadores que son crónicos”, explicó Cortés.

Otros afectados

No solo los usuarios de los programas que para enero cerrarán se han visto afectados. La decisión de su fin estuvo acompañada de la desvinculación de 450 funcionarios a nivel nacional y 20 en la región, quienes cumplen labores en la residencia Padre Álvaro Lavín.

“A las personas que quedarán sin su fuente laboral los estamos acompañando, hay todo un equipo de profesionales que están trabajando con ellos desde la construcción de CV, de buscar otras vías laborales y de que salgan con la mayor dignidad posible, entendiendo que es una situación que escapa de voluntariedad”, indicó.

El trabajo continúa

Pese a los inconvenientes que han debido sortear a lo largo del año, la fundación  no ha bajado los brazos respecto al trabajo que realiza, especialmente lo relacionado con los adultos mayores.

“Nosotros seguimos trabajando con adultos mayores en otra línea y vamos a potenciar el trabajo en terreno, en las poblaciones y tratar de llegar a adultos mayores que no están institucionalizados pero están en hogares pasándola mal, muchas veces escondidos en sus casas con problemas de salud y nadie está llegando y queremos justamente, a través de programas domiciliarios, potenciar toda esa línea de trabajo”, concluyó Cortés.