• Roberto Jacob dice que en el último año han ocurrido hechos que nunca se imaginaron, como la pandemia mundial, pero que se deben sacar enseñanzas de todo lo ocurrido. Reconoce que ha sido un tiempo complicado.
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Lautaro Carmona
El edil serenense cree que la erradicación de los vendedores informales no solo involucra al municipio, sino que principalmente a Carabineros, al Ministerio del Interior y a todas las autoridades en general. También se refiere a cómo han enfrentado la pandemia, de la que dice ha dejado enseñanzas. En tanto, sobre el nuevo edificio municipal, indica que ha sido un proyecto de largo aliento por variados factores.

En entrevista con diario El Día, el alcalde de La Serena, Roberto Jacob, respondió a varios de los temas que involucran a la comuna, entre ellos, uno de los más álgidos,  el caso de los vendedores ambulantes. Pero también da cuenta de cómo han enfrentado la pandemia, de donde dice ha sacado aprendizaje y del proyecto del nuevo edificio municipal.

- ¿Cómo definiría el 2020, tanto en el plano personal como profesional?

“Un año difícil, impredecible y un año en que tuvimos de todo. Estallido social, tuvimos pandemia y cosas que no nos habíamos imaginado que podían suceder. Por último lo del estallido social uno se imaginaba cuando partió, pero la pandemia no. La veíamos lejana, porque decíamos se habla de China, de Estados Unidos y pensábamos que era lejano que llegara a Chile. Hoy decimos que es una realidad y mucho más rápido de lo que nosotros quisiéramos.

Nos pilló muy desprevenidos desde el punto de vista del equipamiento, del conocimiento de la enfermedad. Eso nos complicó y nos dimos cuenta de que Chile tenía más pobres de lo que nosotros pensábamos. Con esta pandemia, mucha gente que era de clase media y que tenían su sueldo y podían vivir medianamente bien, de la noche a la mañana, se encontraron que ninguno de los integrantes de la familia tenía trabajo, que no tenían plata para pagar el colegio y eso fue complicado, porque todo el mundo recurría al municipio. Aunque nos llegó ayuda del gobierno que fue exclusivamente para la gente”.

- Ha sido un año difícil, pero también de aprendizajes, ¿qué le ha dejado a usted?

“Me ha dejado que uno tiene que estar preparado para todo, que lo que no sucede en cien años  puede ocurrir mañana y que uno tiene que pensar que no es dueño de todo. Que no solo tiene que luchar con los problemas humanos, sino que también contra el virus, contra otro tipo de situaciones que son desconocidas y eso nos hace reflexionar y decir que nos ahogamos en un vaso de agua, cuando hay cosas mucho más graves, más importantes, mucho más dañinas. Y al final nos enseña el valor que significa la familia, porque muchos tuvieron la oportunidad de volver a vivir cosas juntos, volver a darse cuenta que muchas personas de la familia existían y hay enseñanzas que hay que tomarlas, relacionarlas con todo lo que pasa. Yo, en lo personal, he aprendido a ver la vida de otra manera, a saber el valor que tiene, luego que nos encontramos que la vida y la muerte se separaba por 14 días, porque nadie sabía cuándo se infectaba y si iba a pasar de los 14 días o no. Algunos terminaron la cuarentena, otros no. Creo que los funcionarios municipales, sobre todo los de la salud, demostraron la capacidad que tienen y con eso uno aprende a valorar a la gente que tiene”.

- ¿Cómo cree que saldrá la gente de La Serena de esta situación?

“Primero, con paciencia. Segundo, con autocuidado, porque aquí ya no estamos en condiciones de andar cuidando nosotros a las personas una por una. Ya se les dio el mensaje, ya se les dijo. La primera defensa del coronavirus es uno mismo, porque si uno sabe que tiene que usar mascarilla, que se tiene que lavar las manos, mantener la distancia social y si no lo hace es simplemente porque no respeta o se cree inmortal y los inmortales no existen, porque este virus no respeta profesión, religión; no respeta estatus social, se mueren los ricos y se mueren los pobres. Por lo tanto, autocuidado es lo más importante.

Pero también, solidaridad, hoy hay mucha gente que necesita, que no tiene qué comer, que cuando está en cuarentena vive hacinada en una pieza de 3X3. A veces se les dice, quédense en casa, pero uno no vive la realidad que viven ellos, donde no tienen qué comer y alguien tiene que salir a buscar el alimento”.

-¿Siente miedo de contagiarse de Covid cuando sale a la calle?

“No, yo digo, si yo salgo a la calle y estoy con el susto de que me voy a contagiar, simplemente no voy a servir para nada, porque tengo que actuar, conversar con la gente, tengo que ir a ver dónde están sanitizando, ir a ver los problemas. Por lo tanto, es bien simple, si me ha de tocar que me toque.

Estuve en una cuarentena por tener contacto directo. Me he hecho como seis PCR, me hago el test rápido todos los sábados, pero hasta ahora he salido bien, aunque no significa que en algún momento no me pueda infectar, soy humano igual que los demás, pero tendré que hacer lo que tengo que hacer”.

-Usted frente a varias protestas o conflictos ha salido directamente a hablar con los manifestantes, ¿no cree que es algo temerario lo que hace?

“No, yo creo que uno tiene que dar la cara. Si me voy a meter en política y voy a tener miedo, me voy a esconder o voy a salir arrancando, mejor me voy. Yo no tengo miedo, soy una persona de convicciones, creo que con diálogo se puede lograr algo. He estado en varias protestas, una vez estuve en una en La Antena porque necesitaban lomos de toro, dialogué con ellos y hoy tienen sus lomos de toro y todo lo que me pidieron. Si no voy y no enfrento el momento difícil, cómo desactivo el problema. Ojo, una cosa es la marcha, otra es la violencia, la insolencia y la agresividad y yo opto por ir en paz, no con un palo”.

-Hace unos días, se detectó una casa donde se practicaba la prostitución, ¿Qué medidas pueden aplicar como municipio en este sentido?

“Primero conversamos con Carabineros para que nos acompañen, porque ellos pueden allanar, pero se hace después de una investigación, esto no es ir por ir. Ya hemos cerrado dos o tres y son lugares donde se vende alcohol sin tener autorización y en ese caso estamos autorizados por la Ley de Alcoholes a clausurarlos”.

-¿No han pensado en una ordenanza municipal para  prohibir la prostitución como ocurre en otras ciudades?

“Lo que pasa es que la prostitución no está penada por la ley. Lo que está penado es la venta clandestina de alcohol y actuar en locales que no tienen patente. Además, las ordenanzas no están por sobre la ley, si la norma no castiga la prostitución, mal podríamos castigarla nosotros”.

-El intendente responsabiliza a los alcaldes de La Serena y Coquimbo  de instalar ferias navideñas sin coordinación con ellos, donde se aglomera gente y eso podría hacer que se retroceda de fase en la quincena de enero, ¿qué puede responder?

“El intendente me llamó y me dijo que el Servicio de Salud estaba molesto porque no se le avisaba, pero la gente asistió a cursos con el Servicio de Salud antes de instalarse en la feria; se usaron todos los protocolos, por lo tanto, si está implementando cursos para la gente que se va a instalar en estas ferias, es porque  se supone que sabe que se va a instalar. El día lunes nos vamos a reunir con el intendente y le voy a llevar los antecedentes que él necesite. Me parece que el exceso de coordinación no es malo, podemos seguir coordinando, yo tengo la mejor de las intenciones, la crítica siempre la tomo positiva. Hay que entender que los microempresarios, los artesanos han estado un año sin poder producir nada y hoy que estamos en fase 4, si bien hay limitaciones, siguiendo los protocolos sanitarios sí puedes hacer ferias, pero si hay que poner más restricciones las pondremos”.

-¿Se enojó cuando a las vendedoras de verduras les consiguió un espacio donde instalarse y finalmente no lo ocuparon?

“Fueron dos espacios por falta de uno. Me siento engañado, me siento frustrado, porque me gasté mucho tiempo, gasté recursos, conversé varias veces con ellos, contrario a lo que ellos dicen que no hay diálogo, pero cómo puede haber diálogo cuando conversamos tantas veces, les ofrecí en pleno centro, donde un señor nos arrendaba una parte de un sitio grande, exigieron baños químicos, separaciones y todo lo que exigieron lo hicimos. Después les entregué las llaves, pero empezaron a dilatar, que el fin de semana, que falta esto, que en un mes más, al final arrendaron el lugar porque el dueño no podía estar esperando y dicen el municipio nos engañó, y tuvieron las llaves en la mano. Y a pesar de eso les di otra posibilidad y busqué un sitio en O’higgins con la Avenida de Aguirre, dijeron nos vamos al tiro, todavía estoy esperando que se vayan. Los ambulantes no quieren salir de la calle, eso está absolutamente claro”.

-Se dice que los vendedores ambulantes ganaron la batalla. ¿Se la ganaron al municipio o se la ganaron a Carabineros, que dice usted?

“No es que hayan ganado, van un paso adelante, pero están fuera de la ley. Aquí no es solo el municipio, nosotros fiscalizamos con nuestros inspectores y hoy la decisión es no otorgar permiso a ningún ilegal, no estamos contra el comercio ambulante, hay 54 permisos para gente que necesita vender, están identificados.

En cambio aquí en una de las pocas fiscalizaciones que hizo Carabineros, sorprendió a un señor que tenía prontuario, que era buscado por homicidio. Se detuvo a otro ambulante que tenía una manopla de plomo con puntas. Tenemos peleas a cuchillazos, a botellazos, se venden los sitios. Esto no se lo han tomado los ambulantes, se lo ha tomado la delincuencia. No digo que todos sean delincuentes, a lo mejor hay gente que necesita trabajar, pero la oportunidad la tienen fuera del casco histórico. Si quieren vender verduras, frutas ahí, les doy permiso. Pero es mucho más fácil instalarse en el centro, entorpecer el paso de los transeúntes sin ninguna, pero ninguna precaución sanitaria. Lo conversé con el gobernador, lo he hablado muchas veces con Carabineros, esto es tarea de todos. La delincuencia y todo lo demás corresponde al Ministerio del Interior, a la policía”.

-Se especula que usted tiene molestia con Carabineros desde que le fueron atacar su casa y no sintió el respaldo policial. ¿Qué hay de verdad en eso?

“No, esos son hechos puntuales, ahí hay otra historia que algún día podrá conocer, hoy día no. Pero no hay molestia, lo que me pase en mi casa estoy dispuesto a asumir el riesgo. Aquí no hay molestia, qué molestia puedo tener con Carabineros, si lo que me interesa es que actúen. He conversado con todos los generales que han llegado y les he pedido permanencia (en el centro). Pero me sorprende, por ejemplo, en Coquimbo hoy temprano estaba Carabineros sacando a los ambulantes. En Ovalle exactamente lo mismo y aquí en La Serena, bajan tarde mal y nunca, cuando se juntan con los inspectores, pero no tengo permanencia de Carabineros, porque no sacamos con estar dos días y después hasta luego. Me lo dijeron a mí que ellos no se van a enfrentar con los ambulantes.

Yo paso en la mañana y me da una frustración ver como ya a las ocho están todos instalados, entonces quién los controla. Esto no es perder o ganar la batalla, esto no es una batalla, hay una ordenanza que hay que hacer cumplir y la autoridad la tiene que hacer cumplir. La Serena no es cuatro o cinco calles, es mucho más trabajo, muchas más cosas que tenemos que hacer, pero el foco y el punto negro es el comercio ambulante, aunque si pretenden que el alcalde solo saque a los ambulantes del centro, olvídense, porque yo no tengo la fuerza suficiente, los inspectores no detienen, con suerte si alguno le quiere pasar el carné se lo pasa. No le pidan peras al Olmo. He hablado con todo el mundo, con todas las autoridades. Les he dicho trabajemos en conjunto”.

- Siente alguna incomodidad por no poder sacar adelante el nuevo edificio consistorial en los tiempos que usted esperaba?

“La historia es larga, nosotros logramos hacer algo que era tremendamente relevante que fue comprar la CCU con la plata que conseguimos en el Gobierno Regional y ahí empezó nuestro calvario, porque tuve que hablar hasta con el Presidente de la República para que el Consejo de Monumentos Nacionales se dignara, después de cinco años, mi período completo más un año de este período,  para que nos entregara el visto bueno para el diseño. Cuando tú dependes de otros organismos y no de ti, difícilmente puedes lograrlo. Hoy día está a punto de salir el RS del MIDESO (Ministerio de Desarrollo Social) y espero que con eso en la mano poder ir al CORE (Consejo Regional) a pedir la plata. Es un muy mal momento en plena pandemia, a pesar que hay un compromiso, pero no vamos a ir a pedir toda la plata, pediremos año a año lo que necesitamos, porque tampoco queremos dejar en banca rota al Gobierno Regional”.

-¿Siente que el Consejo de Monumentos Nacionales le ata las manos de alguna manera en el casco histórico de la ciudad?

“Ellos cuidan el patrimonio, pero de tanto cuidarlo se destruye, porque es tanta la demora para poder entregar las recomendaciones y poder trabajar que eso afecta. Existe el subsidio de renovación urbana, pero nadie se atreve a presentar proyectos en el casco histórico porque saben lo que les significa. Estoy de acuerdo, hay que preservar, cuidar, pero le voy a dar un ejemplo, cuando hicimos las casetas de seguridad, nos tuvieron parados muchos meses porque eran demasiado colonial, esa fue la respuesta. Aquí se han hecho edificios horribles, que son cajones con faroles y cuando les pregunté me dijeron que ellos entendían que podían contemporanizar en algunas cosas. O sea, pueden hacer cosas modernas cuando se les ocurre”.

-¿Qué siente de las críticas por redes sociales que recibe a veces y lo bien que es recibido por la gente cuando visita las unidades vecinales o las poblaciones?

“Las redes sociales son mitad mentira, mitad verdad. Mi opinión personal es que las redes sociales se prestan para los cobardes que no se atreven a decir las cosas y cambian su nombre en el perfil para no ser identificados y así poder insultar, denostar. De las críticas saco enseñanzas, me preocupo de contestar, de solucionar cosas, pero muchos son perfiles falsos. Yo donde voy, jamás he recibido una mala cara. Sé que existe el desgaste y es normal. Es difícil en un año de pandemia poder juntarse con la gente y eso ha producido una pequeña distancia, pero se está retomando”.

- ¿En todo este proceso suyo como autoridad, qué rol ha jugado su esposa?

“Yo siempre he dicho el alcalde soy yo y mi esposa me ha apoyado siempre. Ella tiene su grupo de mujeres, trabaja a su manera. Yo no la obligo que ande conmigo para todos lados. De repente los políticos utilizamos mucho a  nuestras señoras y a nuestras mujeres para poner el lado amable, pero a mí me basta que cuando llego a la casa me critique por las cosas malas que he hecho y que converse conmigo. Aunque ella hace un trabajo silencioso y muchas veces me he dado cuenta que la  mano de mi señora pasó, pero no sé cómo se las arregló. La dejo que haga su trabajo a su manera, siempre hemos sido muy independientes. Siempre tuvo su trabajo, yo el mío y hoy seguimos manteniendo ese perfil. Me acompaña cuando es el desfile de aniversario de La Serena y en las cosas importantes”.

 

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