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Diario El Día
Desde el año 2010 que en la Región de Coquimbo funcionan las aulas hospitalarias donde los niños que están internados por largos lapsos en las unidades pediátricas pueden nivelar sus estudios. Familiares valoran este plan llevado a cabo en conjunto por el Servicio de Salud y el Ministerio de Educación.

“Tratamos de que su vida sea normal, ese es nuestro gran desafío”, cuenta Carmen Aquez, mientras en una pequeña habitación ayuda a su hijo Christopher a cambiarse de ropa.

En la unidad de Pediatría del Hospital San Juan De Dios de La Serena se acababa de realizar una actividad para entretener a los pacientes internados, donde todos participaron, salvo el niño de 10 años.

Pero aquello poco importa en esa familia. Y es que siempre ha sido así y en ese momento, en lo único que piensan es en que en las próximas horas Christopher podría ser dado de alta luego de varios meses hospitalizado.

Pese a su corta edad, ha pasado buena parte de sus días en el recinto luego que a los seis meses de vida le detectaran una fibrosis quística, lo que provoca que recurrentemente sea víctima de infección por pseudomonas, lo que lo lleva a tener que internarse, por largos periodos de tiempo.

No sabe de cumpleaños, ni de navidades ni años nuevos. En su familia muchas veces prefieren no contarle lo que pasa afuera, “para que no se deprima”, dice su madre, Carmen, ya que sabe que querrá celebrar también y su salud no se lo permitirá.

“Ha sido complejo. Nadie quiere tener a su hijo enfermo, pero lo hemos sobrellevado de la mejor manera. Cuando tiene que pasar largo tiempo acá, estudia en el mismo hospital y el resto del tiempo va al colegio donde los profesores están conscientes de su problema, así que en ese sentido todo ha resultado”, cuenta Carmen, sin quitarle la mirada al pequeño.

Se emociona cuando habla de él. Ella es la que ha hecho todos los sacrificios para que no se sienta solo y lo deja únicamente cuando tiene que ir a trabajar. “Prácticamente vivo acá en el hospital. En la mañana estoy con él (Christopher), después me voy al trabajo y vuelvo en la tarde. Durante ese tiempo se queda con la abuelita y el papá igual está un ratito, hasta que yo vuelvo para ayudarlo a  hacer las tareas y jugar con él. Después vemos tele, se duerme y yo también me acuesto ahí, en mi silloncito, al lado, y al otro día la misma historia”, relata Carmen, quien pese al tiempo que debe dedicarle a su hijo, sobre todo cuando le toca estar hospitalizado, ha logrado mantener su trabajo, aunque ha tenido varios inconvenientes, sobre todo de salud, como cuadros de estrés que la llevan a tener que pedir licencias médicas.

Y es en esos momentos difíciles cuando las cosas se dan vuelta y es el pequeño Christopher quien le devuelve la alegría. “A pesar de todo lo que le pasa, y que ya es capaz de darse cuenta de todo, él es muy alegre, es una persona optimista que te levanta el ánimo. Hablamos de fútbol, le gusta mucho sobre todo la selección chilena, es fanático de Alexis Sánchez”, afirma Carmen Aquez, esperanzada en que su hijo no tenga que pasar nuevamente por una estada tan prolongada en internación, aunque sabe que la realidad indica lo contrario.

UNA DURA REALIDAD

Pero la realidad de Christopher López no es aislada. Así lo explica Patricio Vargas Reyes, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital de La Serena, quien se refiere al trabajo especial que deben realizar con los niños en el recinto, sobre todo cuando deben estar por más tiempo del habitual. “Obviamente que se trata de un tema sensible, por eso es que acá tenemos lo que se denomina el ‘hospital amigo’, en el cual los familiares directos de los niños, llámense padres o tutores, pueden estar con ellos todos los días, las 24 horas. Esto hace que tengan una cercanía con sus hijos, lo que en el fondo genera la sensación en los pacientes de que sientan que están en sus casas”, explica el doctor Vargas.

El profesional expresa que la mayoría de los pacientes menores de 15 años que están allí de manera permanente (como Christopher), “son pacientes crónicos, que tienen compromiso neurológico o problemas pulmonares como la fibrosis quística. Es a ellos a quienes va dirigida la mayoría de estos programas porque son los que requieren este acompañamiento que es más integral”, indicó.

En ese mismo sentido, el subdirector de gestión asistencial de la Dirección del Servicio de Salud, Cristián Vargas, enfatizó en la importancia que se debe tener en el tratamiento con los niños y por lo mismo valoró los avances  que ha tenido el recinto de la capital regional. “Tener este trato especial con los niños es súper importante, porque su recuperación también está muy ligada a lo afectivo, por eso es que hoy en día los alumnos que se están formando en las distintas carreras de Salud, ya vienen con este chip y eso lo vemos acá en el hospital, donde siempre están colaborando”, enfatizó.

MÁS ALLÁ DEL TRATAMIENTO BÁSICO

El director del hospital San Juan de Dios de La Serena, Edgardo González, pone el acento en las mejoras que se han efectuado en la unidad de pediatría, lo que no sólo redunda en que los niños que están en la situación del pequeño Christopher, que deben vivir durante periodos en el recinto, tengan mayores opciones de mejora, sino también en la atención que pasó de ser básica a integral en poco tiempo.

“Este es uno de los servicios más importantes del hospital, donde tenemos niños menores de 15 años y donde tradicionalmente los teníamos en camas que eran consideradas como básicas, pero ahora se agrega una unidad de tratamientos intermedios pediátricos, que está muy bien resguardada. Ahora tiene médicos las 24 horas, los siete días a la semana, equipamiento de apoyo ambulatorio y un gran equipo médico, por supuesto”, manifestó González, agregando que “esta unidad tiene un modelo que integra mucho a la familia, ya que pueden acompañarlos las 24 horas, lo que redunda en un mejor tratamiento de los niños y su más rápida recuperación”.

CUANDO EL AULA VA AL PACIENTE, “LA MEJOR HERRAMIENTA”

Ya lo decía Carmen Aquez, madre de Christopher López, quien debe pasar largos periodos hospitalizado debido a su fibrosis quística: “Sin duda que si él no pudiera estudiar acá, estaría muy atrasado, porque hubiese perdido muchas clases”.

Y es que en ese sentido, desde el año 2010 que se ha implementado en la Región de Coquimbo, particularmente en los Hospitales de La Serena, Coquimbo y Ovalle la denominada Aula Hospitalaria la que le permite, en sus diferentes modalidades, a los pequeños ir regularizando sus estudios cuando se encuentran en los recintos.  

Así lo consigna Cristián Vargas, subdirector de gestión asistencial de la Dirección del Servicio de Salud. “Este programa que tiene el Servicio de Salud ayuda a que los niños no se atrasen. En el caso particular de Christopher, es el aula la que viene al niño, lo que previene que él, estando afuera o en contacto con otros niños, pueda complicar su proceso de recuperación”, indica. 

Pero el programa es mucho más integral y ha ido evolucionando a medida que se ha tenido que dar solución a las necesidades de cada uno de los niños. Claro, según explica el director del Servicio de Salud, Ernesto Jorquera, las atenciones continúan muchas veces una vez que los pacientes han sido dados de alta, pero no pueden reintegrarse de inmediato a sus colegios.

“Lo que pasa es que estos planes tienen que ver con el trabajo colaborativo que se debe realizar con otras entidades con el fin de brindar la mejor atención a los niños.Entonces, no puede terminar simplemente una vez que salen del hospital y los profesores que son parte de este trabajo van a sus casas hasta que efectivamente ellos pueden reintegrarse a los colegios. Todo esto se financia con una subvención del Ministerio de Educación, tal como se subvenciona a cualquier colegio, pero enfocados en las necesidades de estos niños”, expresa Jorquera.

EL ROL DE LA SEREMÍA DE EDUCACIÓN

La Seremía de Educación es la encargada de entregar la subvención a los colegios que decidan ser parte de las denominadas aulas hospitalarias y también de hacer efectivo el reconocimiento oficial de las evaluaciones de los alumnos que estudian en esta modalidad. 

Héctor Orellana, jefe regional del departamento de Educación de la Seremía, hace un positivo balance de lo que ha significado su implementación en la zona y explica cómo funciona el sistema, el que no sería posible sin la colaboración de los sostenedores.

“Nosotros, como Ministerio, nos encargamos de darles el reconocimiento oficial a aquellos sostenedores que quieren formar parte del aula hospitalaria, esta modalidad se da siempre y cuando haya sostenedores que postulen a estas aulas o escuelas hospitalarias. Por tanto, es importante tener a gente interesada en participar, a los sostenedores, y ahí, de acuerdo a los requisitos que nosotros pedimos, les entregamos también el reconocimiento oficial a ellos para que puedan realizar la labor. En el fondo esto opera igual que un colegio particular subvencionado, o un particular siempre y cuando se adhieran a la ley”, asevera Orellana. 

Agrega que los hospitales que tienen esta modalidad deben estar en contacto permanente con los establecimientos, en este sentido, dice Orellana, “el médico da un certificado al alumno y con eso puede ser considerado como un estudiante regular del aula hospitalaria, por eso hay una vinculación del hospital con el establecimiento en el que está el estudiante, para estar constantemente viendo cómo los niños van respondiendo a las diferentes asignaturas, y que lo que el aula hospitalaria trate con él sea la continuidad de lo que estaba haciendo en su colegio”, sostiene el profesional.

LOS AVANCES EN EL PUERTO

En el Hospital San Pablo de Coquimbo también han existido avances en relación a la unidad de pediatría y la implementación del aula hospitalaria. En esa línea, la enfermera jefe de pediatría, Andrea Avilés, sostiene que una de las mayores ventajas que tiene esta modalidad para los niños que se encuentran internados es la flexibilidad con la que pueden estudiar.

“El aula integra a todos los niños y tiene diferentes modalidades. El niño puede ser visitado en la sala de hospitalización, cuando no se puede levantar y trabaja en conjunto con ellos y en conjunto con los padres. Ahí se trabaja de manera individual con el niño, pero hay otras modalidades que es cuando el niño se puede levantar, ahí se trabaja en una sala de clases con niños de diferentes niveles, y cuando el niño es dado de alta, pero todavía no se puede reintegrar todavía, los profesores van a la casa del niño. En el fondo hay espacio para todos”, expresa Avilés.  

CLAVES

-Atención integral 

Una de las metas de las unidades pediátricas de los hospitales de la Región de Coquimbo es brindar a los niños una atención integral con una atención las 24 horas y donde los padres puedan estar presentes siempre. 

-Subvención 

Las aulas hospitalarias son subvencionadas por el Estado, a través de particulares que se adhieren a esta modalidad de estudios.

-Flexibilidad 

Los niños pueden estudiar solos en su habitación cuando no se pueden levantar, en salas habilitadas en los hospitales e incluso en sus casas, cuando son dados de alta, pero no pueden retornar al colegio.  

 

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