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El Día
No son héroes, son humanos, pero de los valientes. Desde que el Covid-19 llegó a la zona, el enfermero Sergio Galleguillos (30) y el doctor Juan Añazco (61) han estado haciendo frente a un virus del que se tienen más incertidumbres que certezas. Dos rostros, dos historias. Dos generaciones que se encuentran luchando por la misma causa junto a muchos otros, en el mismo campo de batalla: el mundo.

Cierto, en tiempos de pandemia la mayoría de las historias están cargadas de dolor y desesperanza. No es para menos, ya que la peor crisis sanitaria de la historia reciente tiene al mundo entero sumido en la incertidumbre y el miedo. 

Pero entre tantos malos presagios, están ellos, la denominada primera línea en la batalla contra el Covid-19, quienes desde que comenzaron los contagios han estado ahí cara a cara con el peligro, arriesgando sus vidas y dando todo de sí para aminorar las terribles consecuencias que está dejando un virus que llegó cuando nadie lo esperaba y que parece no dar tregua. 

Sergio y su mayor responsabilidad

A Sergio Galleguillos lo conocimos la mañana del miércoles. El joven de 30 años, ese día asumió la que sería la mayor responsabilidad en su carrera profesional a cargo de la unidad de Urgencia del Hospital de La Serena, y la ampliación de ésta con la carpa instalada por el ejército para aumentar la capacidad de la sala de espera. Esto, también como una forma de separar a los pacientes que presentan problemas respiratorios de quienes llegan con otros síntomas. 

En sus 8 años trabajando en la salud pública, admite que los últimos meses han estado llenos de desafíos, pero también de aprendizaje, el que ha compartido con todo su equipo. “Esto nos ha unido más a todos. Sabemos la responsabilidad que tenemos, por eso nos estamos apoyando entre todos para ir brindando una atención más integral y no descuidar nada ni a nadie en meses que han sido de mucho trabajo”, cuenta. 

Asegura que han existido momentos difíciles en los que el ánimo decae, pero poco a poco se han ido acostumbrando a esta nueva realidad que tanto él como los demás trabajadores de la salud tienen que vivir. “Nos hemos tenido que ir capacitando, reforzando conocimientos y también con recursos humanos e insumos para este aumento progresivo de casos”, relata Sergio. 

Pero él también se tiene que cuidar. Sabe que se expone diariamente y por eso la utilización de elementos preventivos y las medidas de seguridad deben ser extremas. “Afortunadamente aquí no hemos tenido contagios, pero no hay que confiarse, porque si se enferma uno de nosotros puede ser un riesgo para un paciente”, especifica. 

El médico de todos

El doctor Juan Añazco no pretende ser un héroe. En vez de capa, le basta un delantal blanco para ir salvando vidas. Se hizo popular luego que, de manera espontánea, sus vecinos le quisieran agradecer su labor durante la pandemia instalando carteles en sus ventanas felicitándolo ya que pese a tener 61 años, no ha parado desde que comenzó la emergencia sanitaria y puso toda su experiencia como internista y sub-especialista en medicina intensiva y enfermedades respiratorias a disposición de la Unidad de Paciente Crítico (UPC) del Hospital de La Serena donde ejerce hace 24 años. 

En conversación en El Día TV, el médico, quien además el 2012 fue reconocido como hijo ilustre de La Serena, afirmó con humildad que el reconocimiento que hoy recibe no debiese ser sólo para él, sino para todos los que están trabajando a su lado. “Recuerdo que al principio había mucha gente que dudaba de nuestro compromiso de atender a las personas con Covid, pero aquí hemos estado y el compromiso es inmenso. La gente ha visto eso y se agradece el reconocimiento hacia todo”, enfatizó el profesional. 

Admite que nunca imaginó estar en una emergencia de esta envergadura. “Esto ha cambiado radicalmente la forma de nuestro trabajo y en general la vida familiar de cada uno de nosotros. Aprovecho de agradecer a mi señora porque sin el apoyo de mi familia no podría trabajar. En estos momentos estoy haciendo tres turnos de 24 horas a la semana, en Ovalle y La Serena, y sin ese apoyo sería imposible porque uno tiene que estar tranquilo trabajando”, expresó. 

Por el momento, está viviendo solo. Dejó su casa para no exponer a algún tipo de contagio a los suyos, y le duele el sacrificio, pero no se imagina estando en sin trabajar, sin hacer nada, mientras el Covid gana la batalla. “Yo me alejé de mi casa por el riesgo que implica para quienes viven conmigo, llevo dos meses así, pero sé que esto en algún momento lo vamos a superar, unidos entre todos”, finalizó. 

 

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