Preocupación y desazón son los sentimientos que albergan los pescadores de Coquimbo tras conocerse al menos dos eventos de derrame de “material oleoso” en la comuna puerto el pasado viernes.
Las alarmas se encendieron luego que un video difundido en redes sociales diera cuenta de la presencia de estas manchas en el mar. Una en la bahía de Coquimbo y otra en La Herradura.
Tras conocerse la noticia, la Gobernación Marítima inició el protocolo establecido para este tipo de hechos y tomó muestras de las trazas que fueron enviadas al Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada en Valparaíso, para su análisis cromatográfico y posterior informe.
El gobernador marítimo, capitán de fragata Javier Cáceres, dijo que “todo indicaría que se trataría de una descarga de achique”, aguas de sentina, con resto oleosos que fueron vertidas en el mar.
La autoridad precisó que este tipo de prácticas están normadas por tipo de nave con regímenes establecidos y que las embarcaciones de pesca no son parte del reglamento, y si bien están prohibidas se realizan igual.
“Se hizo dispersión mecánica y ocupamos paños absorbentes. Esas muestras estarán listas en 10 días. Pareciera que esa macha llegó de afuera de la bahía”, agregó Cáceres.
El capitán de fragata dijo que el informe determinará la aplicación de multas correspondientes, “nosotros ya estamos viendo los protocolos administrativos para verificar si hay un culpable o no”.
Si bien las manchas desaparecieron durante el día, la sensación que dejó en la comunidad es de incertidumbre y, según dicen, permanecerán en alerta porque el mar y la bahía es un patrimonio que se debe cuidar.
Pescadores en alerta
El derrame de material oleoso generó una serie de reacciones en la comunidad, por su parte los pescadores indicaron que están conscientes de la situación que se vive en el planeta y que desde algún tiempo están trabajando para mantener la bahía lo más limpia posible.
El presidente de la Federación de Trabajadores del Mar (FETRAMAR), Pascual Aguilera, conversó con El Día y fue enfático al decir que ellos esperan que las autoridades se pronuncien y aclaren la situación.
“Son ellos los llamados a decir qué pasó el viernes, espero que entreguen un informe oficial porque nosotros no queremos que esto se transforme en algo habitual y lleguemos a ser una bahía contaminada como Quintero o Puchuncaví. Aquí hay responsables y se deben encontrar”, indicó el dirigente.
Aguilera también aclaró que ellos cuidan sus prácticas y que son los primeros afectados con este tipo de situaciones, “nosotros siempre vamos a ser los primeros en cuidar nuestra fuente de trabajo, aquí estamos aplicando la vieja política de criticar al más chico y de obviar las prácticas de los grandes”.
El presidente de FETRAMAR dijo que ellos esperan que el hecho registrado el fin de semana no se normalice ni que se “esconda bajo la alfombra” porque eventos como el vivido el viernes se pueden producir en cualquier momento.
“A nosotros nos importa el tema ambiental”
La postura de los pescadores es compartida por los operarios turísticos de la bahía, Iván Araya trabaja en un catamarán y confiesa que este tipo de alarma genera en el turista una mala imagen, y aunque ellos se ven afectados, dicen que lo importante es saber qué sucedió y multar al culpable.
“Durante el año la bahía está limpia pero cuando llegan embarcaciones de otros lados esto es asqueroso, bolsas, plásticos, cuerdas. Ellos vienen de otro lado y no les importa contaminar un lugar que no es su casa, hay gente que no le importa el cuidado del medio ambiente, a nosotros sí”.
Araya indicó que el año pasado hicieron una denuncia formal porque la situación no daba para más, “nosotros somos conscientes que debemos cuidar el mar y sus recursos, pero necesitamos campañas que de verdad sean efectivas”.
Riesgo en la flora y fauna marina
Por una parte está el trabajo que se hace en la superficie y otra, los efectos y alcances que puede tener un derrame de material oleoso en las costas de la bahía.
La oceanógrafa de la Universidad Católica del Norte, Práxedes Muñoz, despejó algunas dudas pero también se refirió que la sumatoria de eventos, como el registrado el viernes, puede generar un cambio en el comportamiento de las especies y a mediano plazo desencadenar un efecto adverso en las personas que consumen estos alimentos.
“Desconozco el alcance de este derrame, pero lo que me preocupa que no se tenga un protocolo de contención, yo miraba con preocupación cuando dispersaban la mancha, porque por muy pequeña que sea, si son reiterativas en el tiempo, se dispersan y entran en la trama trófica de los animales”.
La especialista aclaró que hay una serie de microderrames que no son perceptibles al ojo humano, grasas, aceites y restos de combustibles que afectan a los organismos que viven filtrando en el agua, de los cuales muchos de ellos son de consumo humano.
“Hay un proceso de bioacumulacion donde las especies acumulan estos materiales, quizás pueda producir efectos no letales, pero a largo plazo cambiará su comportamiento y si nosotros comemos eso se genera otro efecto porque la mayoría de estos elementos como el hidrocarburo son cancerígenos, la gente estaría expuesta a consumir algo no saludable”.
Por último, Muñoz fue categórica al decir que este tipo de eventos son una “bomba de tiempo” porque los sedimentos se van acumulando en las playas y que una marejada los devuelve al mar. Por eso dijo que la forma de “controlar” un derrame es contenerla y retirarla y no dispersarla porque el material oleoso sigue en el mar, solo que en pequeñas cantidades imperceptibles al ojo humano.
Salud de las personas
El presidente del Colegio Médico de La Serena, Rubén Quezada, dijo que el derrame afecta a organismos que son dispuestos para el consumo humano y que “nuestro interés radica en el mensaje que pueda dar la autoridad sanitaria sobre la ingesta de productos del mar”.
Quezada además dijo que si esta situación afectara, por ejemplo, a un bañista este puede presentar algún tipo de irritación en su cuerpo, considerando que La Herradura es una playa concurrida para hacer deportes acuáticos.
El especialista dijo que lo fundamental en este caso es conocer la dimensión del derrame y saber “a ciencia cierta” qué tipo de elementos tiene el material derramado y si presenta algún grado de toxicidad.