Miércoles por la mañana y en la comuna de Illapel se vive una tensa calma. Desde el Gobierno y la Jefatura de Defensa, finalmente instruyeron medidas más restrictivas para resguardar a la ciudad del coronavirus. ¿El motivo? La capital de la Provincia de Choapa es la que presenta la mayor tasa de contagios en la región, con 18 casos, siendo sólo superada por Coquimbo que tiene 21 confirmados, pero con una población ocho veces mayor.
Si bien el Gobierno insiste en que no se ha perdido la trazabilidad, tal como lo ha señalado el alcalde Denis Cortés, quien incluso solicita que se decrete una cuarentena total en la comuna, la Intendenta Lucía Pinto y el General Pablo Onetto, admiten que en esta comuna hay que extremar los esfuerzos. Por lo mismo, existen tres barreras sanitarias que restringen el acceso, la última de ellas implementada en el sector de La Chinchilla, donde se realiza un registro para que sólo ingresen residentes y personas que circulen por motivos laborales. Aun así, para la autoridad comunal parece no ser suficiente.
¿Poca conciencia?
Aquel miércoles cuando llegamos a la ciudad el contraste de visiones entre el edil y la autoridad de gobierno continuaba instalado. Sin embargo, en la comuna no toda la gente parecía tener conciencia de lo que estaba ocurriendo. De hecho, algunas personas desconocían que tenían casos confirmados, y no todos usaban las respectivas mascarillas.
Pero por otra parte también estaba la comunidad que sí tenía pleno conocimiento de la situación y apoyaban la solicitud de alcalde de decretar una cuarentena total obligatoria. Había de todo y aquello lo pudimos constatar en nuestro paso por el centro de la ciudad.
En la manzana de la Plaza de Armas, la que se encuentra cerrada para desincentivar que la gente vaya de paseo, encontramos a José Isamí, adulto mayor de 80 años, quien estaba convencido de que en la comuna tenían cero contagios, y cuando le dijimos que era todo lo contrario comenzó a preocuparse. “No sabía, no sabía, malo está entonces pues, no tenía idea”, manifestó el Illapelino, algo confundido. “Lo que pasa es que para acá llega poca información, y eso es lo malo, porque uno acá anda exponiéndose sin saber nada. Bueno, entonces habrá que irse para la casa”, expresó el vecino.
Avanzando por la calle principal, Heriberto Canelo, otro ciudadano tiene la película mucho más clara, ya que, asegura, escucha la radio todos los días y está al tanto de los informes diarios entregados por las autoridades gubernamentales. “Aquí el tema es muy complicado, porque los casos que se han producido son negligencias de empresas”, dice, molesto, en particular por lo ocurrido con el clúster que se produjo debido al contagio de un trabajador del Banco Estado, ya que conocía a algunos de los afectados. “El funcionario que fue el primer caso, fue obligado a ir a la sucursal, sabiendo que existía una sospecha. Se tenían que esperar a que llegaran los resultados del examen”, manifestó.
La zona cero
Buena parte del comercio continúa abierto y la gente circula en las calles de manera relativamente normal, pese a los llamados. Y claro, muchos tienen que trabajar o concurrir a realizar trámites, principalmente bancarios. Precisamente en la Avenida Ignacio Silva es donde encontramos la mayor cantidad de personas aglomeradas, haciendo filas para ingresar al Banco de Chile donde el acceso está siendo restringido. Junto a esta entidad, está la sucursal donde todo comenzó –Banco Estado- la cual se encuentra completamente cerrada y en su puerta principal, un letrero así lo indica.
La gente sabe que aquel fue el punto cero, y parecen alejarse lo que más pueden de manera inconsciente. Aun así, no pueden hacerlo demasiado, ya que la fila es extensa a esa hora de la mañana. Félix Solis, era uno de los que se encontraba realizando un trámite y, consiente de la situación de su comuna, precisó que si bien lo de la cuarentena total podría ser una opción, para él lo más importante era la responsabilidad de la gente. “Mire, aquí usted se puede dar cuenta que hay algunos que ni siquiera están usando mascarilla y están demasiado juntos. Yo hice fila, pero me dieron un número y me separé rápidamente de los demás para evitar cualquier tipo de riesgo, pero no todos están haciendo eso. La cuarentena, claro, es fácil decirlo, pero en la práctica no es tan sencillo realizarlo. Hay que cerrar todo, muchas personas no podrían trabajar y hasta ahora, nadie ha dicho de qué vivirían todos ellos”, cuestionó.
Presencia militar
Existe presencia militar. El general jefe de la Defensa Nacional, Pablo Onetto indicó que poco a poco se iría concientizando a las personas para que no circulen por la calle si no es estrictamente necesario. Así lo indicó el subteniente Benjamín Magna Herrera, quien sin embargo advirtió que a medida que transcurran los días deberán ser menos flexibles en el control. “Lo que se ha instruido hacer de manera progresiva es que no haya movimiento innecesario durante el día, es decir que sólo vayan a comprar elementos de primera necesidad, entonces quienes hagan otra cosa serán conminados para que vuelvan a sus casas, pero te insisto, de manera progresiva”, aseveró el oficial, quien hacía guardia en las afueras de la entidad bancaria.
Edil no tranza
Uno de los puntos en nuestro recorrido fue el municipio, donde conversamos con el alcalde Denis Cortés. El edil no tranza y mantiene su postura respecto a que se debería decretar una cuarentena total, ya que, asegura, se perdió la trazabilidad al menos en uno de los clúster. “Aquí tenemos dos puntos donde comenzaron los contagios, uno es el del Banco Estado, donde el trabajo que se ha hecho en conjunto con el Hospital de Illapel, se ha realizado bien, pero en la empresa minera que es el otro foco, donde hay nueve casos, ahí no se sabe la trazabilidad y yo no sé cuál es el afán de decir que está, cuando no es así”, asegura Cortés.
No quiere pensar que se esté mintiendo, sino que más bien “no se han dado el tiempo para hacer bien los estudios”, precisa, agregando que el primer contagiado en el caso de la minera, “es Salamanquino, y de ese turno ya hay como siete contagiados, entre ellos el que llegó con el virus a Illapel, y terminó enfermo junto a toda su familia (…) En fin, lo que aquí debió haberse hecho, es realizar el examen a todos los trabajadores de la mina. De eso debería preocuparse el Estado en vez de estar peleando conmigo, por eso, hasta que yo no tenga claridad y que no nos bajen la información total a nosotros, lo que yo voy a seguir pidiendo una cuarentena total, donde sólo puedan ingresar quienes vienen a abastecer con los elementos de primera necesidad”, sostiene.
Pese a los dichos del alcalde, cabe señalar que la intendenta regional, Lucía Pinto ha insistido en reiteradas oportunidades que “la trazabilidad no se ha perdido, y que en ningún caso podrían ocultar información, ya que por lo demás, no habría razón para hacer algo así”.
De vuelta al centro
Llevamos un par de horas en la capital de la Provincia de Choapa, y llegando el mediodía, cada vez se ve a más personas circulando. Entre ellos Guidel Rivera, santiaguino quien lleva más de 25 años viviendo en Illapel. Durante todo este tiempo se ha dedicado al comercio independiente en la calle, y en la actualidad sus productos estrella son las mascarillas y los guantes. Según su percepción, la comunidad está preocupada por lo que está pasando, pero no ha reaccionado bien. “No le han tomado el peso a esto. Yo soy partidario de la cuarentena total aunque sé que me afectaría porque no podría salir a vender, pero hay que hacerlo, de otro modo la gente no tomará conciencia”, enfatiza, emocionado.
Mientras conversábamos con él, se acerca otra persona quien prefirió no dar su nombre. Estaba ofuscado, ya que, según sostuvo, “aquí la gente tiene culpa, pero también la tienen las empresas en donde se han producido los contagios”, indica, asegurando que conoce a la familia conformada por siete personas todas infectadas con el Covid-19, cuyo primer contagiado es un trabajador del sector minero.
Fue esta persona quien nos entregó antecedentes para poder contactarnos con ellos y conocer su historia.
"Tomábamos medidas extremas, pero ni eso nos salvó"
La llamaremos “Paula”. Ella es la esposa del trabajador minero que contrajo el coronavirus a quien contactamos vía telefónica. Aceptó una entrevista siempre y cuando no diéramos su nombre ni el de nadie de la familia, ni tampoco precisáramos el lugar exacto donde viven en un sector rural de la comuna.
Han sido días complejos, tal vez los más difíciles de sus vidas luego de ser diagnosticados con el Covid-19. Según cuenta la mujer de 44 años, a su marido (45) y a ella les realizaron el examen de manera preventiva, luego que un trabajador de la minera diera positivo. Nunca pensaron que iban a estar contagiados ya que si de algo se aseguraban era de extremar todas las medidas de seguridad para evitar contraer la enfermedad, pero ni eso los pudo salvar. “Fue una amarga sorpresa cuando nos dieron el resultado y se confirmó que estábamos enfermos. Luego que nos diagnosticaron a nosotros también se examinó a nuestros hijos, nuestra nieta y mi suegro y todos teníamos el Covid-19”, relató “Paula”, con un tono de resignación.
Acusa que la empresa no actuó de la mejor manera, ya que su esposo fue desvinculado poco antes de que recibiera los resultados del examen. “La razón que le dieron fue que eran necesidades de la empresa, pero ni siquiera esperaron para saber el estado de salud en el que iba a quedar el trabajador”, expresa.
Pocos síntomas
Pese a estar contagiados, la Illapelina asegura que tanto ella como su familia han tenido muy pocos síntomas, lo que los ha ayudado a enfrentar de mucho mejor manera esta situación. De hecho, esperan tener prontamente el alta médica para retomar sus vidas. “Todavía no nos dicen nada (hasta el miércoles), pero a mi suegro sí lo llamaron del Ministerio de Salud y le dijeron que a partir del 21 ya iba a poder salir a la calle, de manera normal. Nosotros también cumplimos 14 días de cuarentena ese día, así que vamos a ver qué pasa. Me llamó la atención eso sí que en el caso de mi suegro no le van a hacer ningún examen de salida, no sé cómo irá a ser conmigo, mi esposo, mis hijos y nieto”, aseveró.
La discriminación
Asegura que han sido víctimas de la discriminación. De alguna forma, personas mal intencionadas se enteraron que ellos estaban contagiados y subieron imágenes de sus hijos e incluso de su nieto de tres años a las redes sociales. “Los comentarios fueron terribles, nosotros estamos tratando de averiguar quién fue porque mi nieto es un menor de edad, pero independiente de eso, nadie tiene el derecho a menoscabarnos por estar enfermos. Así que en su momento tomaremos las acciones legales que correspondan”, precisó.
La PDI los llama dos veces al día para fiscalizarlos, y además de eso, “se dan vueltas en cualquier momento por el lugar para ver si estamos en la casa”. En ese sentido no han tenido problemas, ya que no se les ocurriría romper la cuarentena y poner en riesgo a otros. “Nosotros no hemos tenido síntomas, ni dolores, ni nada, pero no sabemos cómo sería la enfermedad en otra persona, esa es la razón por la que jamás saldríamos, y también porque hay que cumplir la ley. Afortunadamente, vivimos en un lugar que es grande, donde hay un terreno amplio y no nos sentimos tan encerrados. Ahora, lo único que queremos es salir pronto de esto, volver a trabajar en el caso de mis hijos que están con licencia médica. En fin, recuperar nuestras vidas”, expresó.