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Bajo el escenario actual, la familia cumple un rol fundamental en el desarrollo permanente de actividades pedagógicas que involucren desde el manejo de las emociones hasta el uso educativo de los espacios en el hogar.

La educación parvularia en el contexto de la pandemia, tomó un giro de 360°. Pasar de las actividades que cotidianamente se realizan en el jardín a un espacio virtual fue un gran desafío para los equipos educativos, quienes supieron enfrentar   el 2020, adaptándose al trabajo a distancia, y generando estrategias innovadoras para mantener la comunicación con los párvulos a través de sus familias.

Para este año, la realidad no será muy distinta al anterior. La crisis sanitaria aún persiste, por lo que la educación inicial funcionará bajo una nueva modalidad, que combinará el trabajo presencial con el remoto, donde el rol de los padres y las familias será crucial.

En esa línea, Verónica Valdés,  educadora de párvulos y asesora técnica de la Subdirección de Calidad Educativa de la Junji Coquimbo, señala que  “en este periodo de inestabilidad, el rol de la familia es fundamental, tanto en la toma de decisiones, como en la relación diaria en la participación en actividades concretas para los niños y niñas, es decir, por medio de  juegos, interacciones o actividades, idealmente con elementos naturales, de fácil acceso, que promueven la adquisición de nuevos conocimientos y/ o el desarrollo de habilidades”.

Agregó además que “la transición de la casa al jardín o viceversa traerá consigo grandes desafíos, tanto por parte de los equipos pedagógicos como de las familias y cuidadores”.

En ese sentido, la educadora recomienda a las familias promover el desarrollo integral de los aprendizajes de los niños, a partir de cuatro áreas importantes, como:

El movimiento de emociones

Cada párvulo se enfrentará a una gran diversidad de emociones, como alegría, tristeza, ansiedad, tranquilidad, inquietud, confianza o inseguridad, lo que sin duda requiere de un adulto significativo presente, capaz de acoger y contener, demostrando comprender la importancia del aquí y el ahora.

“No pensar tanto en lo que no han aprendido los niños durante la jornada, sino en que estamos aquí, que están contentos, explorando, descubriendo, compartiendo un cuento, un juego o una melodía, ya sea se encuentren en casa o en el jardín”, enfatiza Valdés.

Espacios cotidianos

Este periodo de transición educativa requiere que los educadores y familias sean lo más acogedores posible, lo que también implica organizar el ambiente físico, considerando un espacio que ofrezca diversas oportunidades de aprendizaje.

“Cada espacio por pequeño que sea ofrece posibilidades potenciales de aprendizajes; en lo posible disponer algunos materiales de enseñanza de manera accesible, facilitando la libre exploración, considerando elementos de su propia cultura en la ambientación, integrando recursos naturales disponibles en el sector, generando pertinencia y vínculo con su entorno inmediato”, Recomienda.

La lectura temprana

Los adultos significativos, ya sean las familias o educadores deben aprender en este contexto tan desafiante, sobre la importancia de la lectura temprana en cortos momentos, generando oportunidades entretenidas, gozosas, lúdicas, atractivas, simples y cotidianas.

“Incorporar durante el día un relato, fotos o láminas, generarán aprendizajes significativos y trascendentes por su gran componente afectivo, pueden surgir propuestas cargadas de intencionalidad, o sensibilidad creativa, en donde además esté siempre presente la cercanía y la amabilidad. También surge la importancia de aprender más de tecnología y de educación emocional, por cuanto el mundo digital es altamente atractivo, pero requiere de procesos de mediación para evitar la dependencia”, aseveró.

Renovarse en la naturaleza

Si las condiciones sanitarias lo permiten, Valdés invita a los padres a realizar pequeños paseos o excursiones a lugares donde los niños se contacten con la naturaleza y pueden vivir experiencias que les permita descubrir nuevos aromas, colores o formas.

“El contacto con el medio ambiente, las flores, ramas, hojas, piedras, caracolas, plantas, etc., permitirán que los párvulos formulen preguntas y reciban respuestas, que promuevan el interés por aprender, por descubrir, conocer y respetar el mundo natural” concluyó.

Finalmente, el director regional de la Junji, Tomás González, destacó que los equipos de los jardines Junji se encuentran a disposición de las familias para acompañarlas en los procesos educativos.

“Nuestro mayor interés es que los niños continúen recibiendo atención y educación, sea de forma presencial u online. La educación comienza con el trabajo que se lleva a cabo en cada uno de los jardines, por lo tanto, las educadoras y técnicas estarán permanentemente comunicadas con las familias para entregarles orientaciones, material pedagógico digital y guiarlas en todo momento”.

 

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