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El Día
Luego de 20 años desempeñándose como jueza del Tribunal Oral en lo Penal, se transformó en la sexta mujer en jurar como ministra de la Corte de Apelaciones de La Serena, una labor que espera cumplir de la mejor forma y estar a la altura.

Un camino que empezó a formarse luego que el presidente anterior de la Corte de Apelaciones, Juan Pedro Shertzer, le solicitara realizar una suplencia, en la cual Caroline Turner González admite que tuvo la mejor acogida por parte de los ministros, relatores y los funcionarios en general. “La verdad es que se dio el caso que saqué una buena votación en la Corte Suprema y empecé a ver la posibilidad de aportar en esta Corte, donde, además durante mi suplencia resultó ser un agrado trabajar acá”, explicó la ministra de la Corte de Apelaciones.

Si bien asegura que no esperaba cambiar de área, es todo un honor. Sus años como juez oral le habían dado una cierta especialización en el área. “Sentía que mi aporte en el Poder Judicial era ese, quizás terminar mi carrera como juez penal, pero se fueron dando las cosas”. 

-¿Cómo se siente vivir este proceso en medio de la crisis sanitaria que nos mantiene con restricciones tan básicas como el distanciamiento social?

“Aquí fue un algo paulatino, primero empezamos a recibir los alegatos de los abogados en donde cada uno estaba en una sala, hasta que finalmente llegamos al trabajo virtual por plataformas. Llevo 25 años en el Poder Judicial, hace unos meses atrás si alguien me hubiese dicho que se iba a poder llevar a cabo el servicio judicial de esta manera, se me habría hecho increíble. Pero de acuerdo a lo que se puede y a los requerimientos urgentes, me parece que se ha hecho de la forma más eficiente posible”.

-¿Cree que esto marca un antes y un después en la forma de trabajar, quizás hay metodología que se podrían sostener en el tiempo?

“Sí, en el fondo el trabajo de manera virtual habría evolucionado con los años, como suele pasar con las tecnologías, pero sin duda que esta contingencia va a provocar que esta evolución sea mucho más rápida y que seguramente muchos de los procedimientos que hemos ocupado, se instalen como definitivos”.

Ambito personal

-¿Cómo han sido sus 20 años en la región y asumiendo el desafío que tuvo cuando llegó como jueza del Tribunal Oral en lo Penal cuando el sistema procesal penal estaba en marcha blanca, algo pilo?

“Mis años de trabajo como juez oral han sido lo mejor que me pudo haber pasado en lo profesional. Ha habido una resistencia dentro del mismo Poder Judicial a esta reforma, porque humanamente siempre hay una resistencia al cambio. Era un desafío de mostrar que si se podía y de buena manera. Nosotros partimos sin nada solo con la ley. Tuvimos que diseñar qué se decía primero en cada audiencia y fue un trabajo en el que todos los días era distinto.Luego nos tocó formar a los jueces de otras regiones. Fue un trabajo muy lindo y uno se fue afianzando y al final me siento orgullosa del trabajo que se hizo y del grupo humano con el cual trabajé”.

-¿Cuáles son los principales desafíos en lo profesional y personal en este nuevo cargo?

“En lo profesional, espero estar a la altura de lo que significa ser ministro de una Corte de Apelaciones, todos los servidores públicos tenemos una obligación de responder por nuestras labores. Esa obligación en el siglo XXI y con las nuevas tecnologías tiene imperativos mucho más exigentes, estás siendo escrutado día a día por la ciudadanía. En lo familiar afortunadamente mis hijas ya están grandes y están llevando a cabo de manera muy responsable sus propias vidas, es el momento perfecto para mí, de sentirme con el tiempo y la energía para dedicarme más exclusivamente a esta labor profesional”.

Rol de la mujer

-¿Cómo ha sido enfrentar una carrera profesional con las exigencias que demanda ser jueza de la república y el hecho de ser madre?

“Al principio fue difícil. Quien más resintió en algún momento que pudiera faltar a alguna actividad escolar debido a la demanda de los cargos fue mi hija mayor. Cuando uno empieza una carrera está tratando de poner lo mejor de sí, para forjarse una reputación y prestigio y hacer las cosas lo mejor posible. Afortunadamente mi marido ha sido un gran apoyo, nos hemos podido ir equilibrándonos”.

-¿Nos falta camino como sociedad para que las mujeres chilenas puedan optar a cargos de importancia?

“Más allá de que hay un problema de optar, hay un tema que tiene que haber una corresponsabilidad en las parejas y crianza, que no se entienda que la crianza es una labor exclusiva de las mujeres, lo cual hace que aquellas que trabajan tengan esta doble tarea que hace mucho más difícil el enfrentar desafíos laborales. En el fondo, pareciera ser que los países más avanzados en que los permisos por paternidad o maternidad pueden ser usados indistintamente o simultáneamente por padres y madres hace toda una diferencia. No es un tema de estudios o inteligencia es un tema de roles, cuando como sociedad entendamos que la crianza y los cuidados de adultos mayores es una labor de todos y todas, se va a producir una mayor participación profesional de las mujeres”.

Años de servicio

-Durante los 20 años en el Poder Judicial ha visto una gran cantidad de causas, ¿Qué ha sido lo más impactante que pueda compartir durante su carrera?

“Me impactó mucho una causa de un empresario que fue un homicidio calificado que hubo en el sector de la cuesta Porotito, fue bastante impactante ver a la familia. Además de muchas causas de delitos sexuales, pero en general en el tema penal uno tiene que ponerse un impermeable, para tratar de no afectarse. No ser una persona fría que no puede empatizar, pero tampoco podría desarrollar el trabajo de buena manera si me afectara muchísimo por todo”.

-¿Qué es lo que habría que mejorar en el Sistema Penal chileno, en el cual los jueces son muy cuestionados por sus fallos?

“Con la Reforma Procesal Penal muchas veces se reprocha, la existencia de una puerta giratoria, pero el tema es que la reforma como fue concebida nunca tuvo como objetivo aumentar la cantidad de gente que esta privada de libertad, sino que, todo lo contrario, se buscaba que la prisión preventiva fuera una medida extrema para los casos más graves. Por otra parte, también se buscaba que en una judicatura moderna se fallara, se juzgara e investigara en base a altísimos estándares de respeto de Derechos Humanos y ese tema no es un resorte de los jueces, es un tema normativo. Si los jueces resuelven de determinada manera es porque ellos están obligados a respetar la Constitución y las leyes de la República”.

 

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