Exdiputado y exseremi de Economía hace un repaso por lo que le correspondió vivir asumiendo un cargo público al iniciarse la democracia bajo el Gobierno de Patricio Aylwyn y cómo terminó legislando por 16 años en el Parlamento. También se refiere a la actual situación de los políticos y la política.

Francisco Encina Moriamez, quien hoy desempeña funciones en la Seremía de Desarrollo Social, militante del Partido Socialista por décadas, fue seremi de Economía en el gobierno de Patricio Aylwin y posteriormente diputado por cuatro períodos por el Octavo Distrito.

Es de los militantes de experiencia, ya que pertenece a las filas del PS desde 1969 y tras el golpe militar vivió largos años en el exilio en Europa, principalmente en Austria.

Recuerda que se hizo militante socialista “porque nadie podía estar ajeno a la situación que vivía América Latina y el mundo en ese momento, donde había una gran influencia de las ideas revolucionarias surgidas a raíz de temas tan complejos como fue la guerra de Vietnam, el mayo francés y, sobre todo, lo que ocurre posteriormente con la revolución cubana. Eso impacta mucho desde un punto de vista ideológico en el escenario de la guerra fría, donde la polarización era grande”, dice.

Nació en Concepción, de padre penquista y madre ovallina, es considerado un militante ordenado y un aporte profesional a los gobiernos de la Concertación y ahora de la Nueva Mayoría.

Miembro de una familia de clase media normal, según sus propias palabras, realizó sus estudios de enseñanza básica en Concepción, la media en Santiago y los superiores en la Universidad de Chile, donde se convirtió en sociólogo.

Desde muy joven se incorpora a la causa más progresista de la época en la universidad, donde fue presidente de la Dirección de la Federación de Estudiantes de la Escuela de Sociología. Ya como profesional asume un cargo de directivo en INACAP, cuando era una institución dependiente de Corfo y recibía recursos directos del Estado para permitir una enseñanza técnica de primer nivel.

Además, hacía clases en la sede de la Universidad de Chile en Valparaíso.

Tras el golpe de Estado por parte de los militares se fue exiliado a Austria, desde donde regresa en 1986, cuando se le permitió volver  a chile. En Austria, además de trabajar, realiza un magister en desarrollo económico en la Universidad de Viena y posteriormente se vincula con el Instituto de Altos Estudios, realizando trabajos relacionados con el desarrollo latinoamericano.

 

DE VUELTA A LA ZONA

Tras regresar a Chile se incorpora a la Consultora Gestec y comienza a trabajar en esta región, a la cual está ligado ya que su madre era de Ovalle. “Ahí recuperé muchos de mis lazos que tenía con la zona y me quedé hasta ahora”, señala.

Pero paralelamente se vincula estrechamente al trabajo para recuperar la democracia en el país, lo que significa un titánico quehacer en el proceso para que la gente votara NO en el plebiscito.

Recuerda que tras su regreso a Chile, la experiencia de vivir en Europa y conocer diversas tendencias políticas que en ese entonces estaban muy vigentes, hicieron cambiar a muchos socialistas, a mucha gente progresista de la época, que se orientaron a valorar el camino democrático.

“Participé en las actividades como un militante del Partido Socialista. En la preparación, el diseño de lo que fue la posibilidad de tener un plebiscito que derrotara al dictador, que era difícil y poco creíble por muchas personas y con mucha razón, por el hecho que muchos pensaban que no era el camino y que el camino estaba centrado en una gran movilización popular que culminara con la derrota de Pinochet desde el punto de vista del movimiento de masas con una lucha mucho más directa con la dictadura”, explica Encina.

 

OFICINAS VACÍAS

En el primer gobierno de la democracia, encabezado por Patricio Aylwin, es llamado a asumir la Seremía de Economía en la zona, lo que era muy complejo, ya que la dictadura al abandonar no hizo traspaso de nada y se llevó lo que pudo.

Francisco Encina recuerda que era llegar a oficinas que no tenían nada, sólo una secretaria y un escritorio. Dice que lo primero “fue conocer el manejo del Estado en detalle y después tener políticas respecto a muchas cosas que en ese momento no existían. Por eso es que mirado con la perspectiva de hoy, después que han pasado 26 años, es complejo imaginarse en ese momento lo que era el Gobierno Regional, lo que le tocó al intendente Renán Fuentealba en ese momento, que también era algo parecido. Llegó él solo con su jefe de gabinete, después llegaron los seremis y repito que no teníamos nada, nunca conocimos al seremi anterior, nunca se nos entregó nada, sino que era asumir todo bajo la complejidad de lo que significaba esa situación”, asevera.

Luego de su paso como seremi de Economía, desde donde colabora en armar el Gobierno Regional, se abren las puertas a la ciudadanía y se comienza a reconstruir el país, el Partido Socialista le solicita que se postule a diputado por el Octavo Distrito, que involucraba las comunas de Coquimbo, Ovalle y Río Hurtado.

Se trata de la segunda elección parlamentaria, puesto que en la anterior había sido el candidato Carlos Yusta y a pesar de haber sacado una excelente votación, no le alcanzó para ser diputado.

En esta vuelta, Jorge Pizarro y Francisco Encina doblaron a los candidatos de la oposición y salieron ambos electos como diputados.

“Yo era seremi, pero no era una persona muy conocida en la zona y, por supuesto, que ayudó mucho la gran votación que obtuvo Jorge Pizarro para que pudiéramos doblar, ese era el objetivo en un sistema binominal como estaba estructurado en ese tiempo. En ese momento se da una suerte de marea concertacionista con la candidatura del Presidente Frei, que debe ser el Presidente que más apoyo popular tuvo de todos los presidentes de la Concertación y de la Nueva Mayoría, que salió en la primera vuelta con algo así como el 56% ó 57% de los votos”, rememora.

Añade que “no me imaginaba que iba a ser parlamentario alguna vez en mi vida”, pero fue un trabajo que le permitió vincularse con la gente, se encontró con muchas situaciones complejas y con intereses que se fueron construyendo con la gestión parlamentaria. “Me preocupé mucho de lo que fue en ese momento la defensa de los consumidores, la lucha en contra de los grandes monopolios y en muchos sectores de la economía había una sola empresa. Entonces, desmontar esa concepción neoliberal extrema de la dictadura fue complejo”.

Explica que primero había que tener leyes que permitieran hacer más equilibrada esa relación entre el consumidor y las empresas; tener capacidad de organización de todo lo que significó la organización de los pescadores, por ejemplo, que eran una de las principales fuerzas de la región, pero estaban desorganizados y se asumieron muchas tareas que fueron dando su frutos posteriormente.

Tras ir a la reelección en la Cámara de Diputados, volvieron a doblar en las elecciones parlamentarias, pero esta vez con Patricio Walker (DC), ya que Jorge Pizarro se postuló a senador. Finalmente Francisco Encina fue diputado durante cuatro períodos.

Dice que en ese tiempo, junto a otros parlamentarios impulsó muchas leyes que tuvieron gran relevancia y efectividad, como la llamada Ley del Mono, que permitió regularizar las ampliaciones y construcciones que hicieron las familias en sus hogares sin las autorizaciones pertinentes. La Ley de las Tercerías, del consumidor, la ley de Energías Renovables no Convencionales, cuando era presidente de la comisión de esa área, entre otras.

Consultado si cree que el trabajo parlamentario hoy es más fácil, señala que es distinto, ya que recuerda que en su época estaba todo por hacer y había que propiciar un sinnúmero de leyes que fueran consolidando una democracia más participativa, con mayor profundidad en algunos temas.

 

CORRUPCIÓN PARLAMENTARIA 

Sobre la corrupción que ha afectado a algunos parlamentarios y ha propiciado la desconfianza en la política y en los políticos, Francisco Encina precisa que en Chile había una situación que estaba latente y no se manifestaba en la sociedad. “Había muchas cosas que la gente podía hacer y que no eran miradas como una situación reñida con la ética y la moral y creo que ha habido y existió una concomitancia entre la política y el dinero, que es lo que nos llevó a esa situación tan catastrófica con la política. 

“Creo que ha habido avances en los aportes que podían hacer tanto las personas como las empresas y que se podían hacer a través del Registro Electoral. Creo que eso puso un poco de orden  en una situación que antes era anárquica y en ese sentido, toda esta situación que surge a través del ‘Caso Penta’, el ‘Caso Soquimich’, entre otros, han hecho caer en un desprestigio inmenso la política, donde no podemos meter a todos, pero sí creo que la situación es extremadamente compleja desde un punto de vista que la gran mayoría de la población cree que hay un sistema de corrupción que funciona y que produjo todos estos efectos”.

Se muestra convencido de que todo lo que se ha hecho a través de las leyes de transparencia, de probidad, la Ley del Lobbie,  son positivas. “No podemos negar que la Presidenta Michelle Bachelet y las leyes de transparencia y de los partidos políticos ordenaron el sistema y que por no estar sancionado desde un punto de vista político permitía situaciones complejas y que surtieron efectos negativos en la evaluación y la visión que tiene la gran mayoría de los chilenos sobre la política, cosa que es lamentable, porque no es posible pensar un país sin la existencia de partidos políticos que sean capaces de ofrecerle al país alternativas y ejercer el poder”.

 

RECUPERACIÓN DE ESTUDIOS

El golpe de Estado sorprendió a Francisco Encina trabajando en la Universidad de Chile y siendo director del Programa Nacional de Inacap.

Dice que no era dirigente político, sólo militante del PS y realizaba un trabajo técnico, especialmente en Inacap, donde destaca que en el gobierno de Salvador Allende se realizó una tremenda labor capacitando masivamente a los trabajadores y “permitir que muchos de ellos obtuvieran su licencia de enseñanza media en un gran programa que se llamaba Promoción Superior del Trabajo, que permitió la enseñanza media a miles de trabajadores”.

Recuerda que estuvo detenido algunos días, pero como no era dirigente connotado del partido y tenía sólo un cargo técnico, tras ser interrogado y no encontrarse cargos concretos en su contra, no corrió la suerte terrible de otros y se fue al exilio tras la compleja situación que lo afectó posteriormente.

 

LUCHA ARMADA O CAMINO DEMOCRÁTICO

Francisco Encina recuerda que “en la década del 60 América Latina no era lo que estamos viviendo hoy día, había mucha pobreza, gran desprecio por  muchas tendencias que después fueron asentándose desde el punto de vista del progresismo, era otra realidad que hacía que muchos jóvenes se incorporaran a los partidos de izquierda. Algunos con la visión de que había que hacer lo mismo que se hacía en Cuba, es decir, seguir el camino de la lucha armada y otros que pensábamos que había la posibilidad de tener un proceso democrático como fue el gobierno del Presidente Allende, que era posible cambiar la situación desde un punto de vista de cambiar el país con las reformas que el país requería, reformas que se realizaron, pero obviamente que en un escenario de polarización, con un dominio de los estadounidenses, era casi imposible pensar que podíamos sostener una situación como la que Chile vivió”.

Insiste en que después de esto nunca pensaron que vendría un golpe militar con la brutalidad con la que llegó. “No calibramos, no pesamos lo que podría significar eso. Fue una cosa sobre la que hoy en día todos hemos hecho una suerte de reflexión sobre lo que significó, yo creo que es el período más negro que ha habido en Chile en su historia”, afirma.

 

 

 

 

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