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Bastián Salfate
El jefe de Fuerza Nacional hace un balance de lo que ha sido su gestión como encargado del Estado de Emergencia el que debería levantarse durante la medianoche de hoy luego de una intensa semana.

Cuando fue designado para hacerse cargo del Estado de Excepción Constitucional en la Región de Coquimbo, el general Jorge Morales se encontraba en Santiago, junto al general Iturriaga. La orden lo tomó por sorpresa, pero asumió el desafío teniendo confianza de que el conocer ampliamente la zona, su labor podía facilitar en alguna medida. Asume que se equivocó, ya que las características de lo que estaba pasando en el territorio eran demasiado diferentes a las circunstancias que se viven durante un terremoto u otro desastre natural. 

Fue aquí, durante la última semana, donde vivió episodios que jamás tuvo que enfrentar anteriormente, desde que egresó de la Escuela Militar en 1986 y tuvo una meteórica carrera. En la zona, en siete días, vio la cara más ingrata en el momento más álgido del país desde el retorno de la democracia, el que ha tenido a las Fuerzas Armadas como protagonistas luego que, invocando la Ley de Seguridad Interior, el Presidente de la República Sebastián Piñera le entregara al ejército la responsabilidad de restablecer el orden y la paz. 

Morales se trasladó de inmediato a La Serena, al Regimiento de Infantería Número 21 de Coquimbo, y desde ahí se ha movido por toda la conurbación, donde tuvo que decretar toque de queda durante las últimas jornadas, en las que recibió descarnadas críticas tras las bajas de civiles a manos de agentes del Estado. Pero también, hoy tiene la satisfacción de que el orden ha podido restablecerse al menos de manera suficiente para levantar el toque de queda, y de no mediar nada extraño, durante la medianoche, terminar con el Estado de Excepción Constitucional. 

Nos recibió en la Oficina del Comandante del Regimiento, la que le han cedido durante su estadía. Recnoce que a estas alturas el cuerpo puede sentir algo de cansancio, pero sabe que el descanso todavía está lejos de llegar, ya que la normalidad no aparece por decreto de un día para otro. Es un proceso y él debe seguir estando al frente. 

-Lo que vivimos fue nuevo para todos. En su caso, ¿tenía experiencia en Estados de Excepción Constitucional?

“En los Estados de Catástrofe sí. Me había tocado participar activamente con los ministros Hinzpeter, con el ministro Jorge Burgos y con el ministro José Antonio Gómez, así que en el ámbito de las catástrofes teníamos una visión clara de lo que significa aquello”. 

-Pero es distinto con un toque de queda incluido. Es algo que no vivíamos desde la dictadura militar… 

“Claro, yo nunca lo había experimentado. Es una situación compleja, es difícil. Pero yo siempre parto de la base de que la intervención de las Fuerzas Armadas es el último recurso para restablecer el orden y darle seguridad a las personas. Yo cuando asumí el mando de la división me preocupé al igual que todos los comandantes, obviamente que dirigidos del Ministerio de Defensa, a través del comandante en jefe del ejército, para que pusiéramos a disposición de las autoridades toda nuestra planificación y experiencia adquirida  en otros Estados de Emergencia por las recurrentes catástrofes que tenemos en nuestro país. En ese contexto yo vine en varias oportunidades acá a coordinar la labor de las Fuerzas Armadas, con los municipios, con la intendencia, con bomberos, con la defensa civil, con la Onemi, etc…”. 

-Conocía la zona entonces… 

“Sí, bastante y estábamos preparados para una emergencia del tipo sanitaria y reconstructiva. Ahora, lo que se suscitó fue otra cosa”. 

“Días de furia"

-Ya estando acá, ¿efectivamente lo más complejo fue lo ocurrido la madrugada del sábado y el domingo?, ¿cómo se enfrenta a la opinión pública volcada en su contra por los dos fallecidos? 

“A ver. Nadie espera que eso pase. Yo creo que fue un golpe fuerte. No estaba previsto que murieran personas porque desde un comienzo nuestra labor fue proteger a la población y la infraestructura pública y privada. Esos días yo los catalogo como días de furia. No conozco en la historia reciente que tuviésemos episodios de esa naturaleza, con ese nivel de violencia, con un desorden generalizado…”. 

-¿Sintió que se le iba de las manos en algún momento? 

“Mi temor principal fue que en algún momento la civilidad tomara la justicia por sus manos”. 

-¿Temió una guerra civil? 

“No una guerra civil, pero sí que los mismos ciudadanos se protegieran sin ningún grado de legalidad y racionalidad. Y no que se fueran contra el ejército sino contra ellos mismos. Felizmente eso no pasó, se logró contener y que las personas tomaran conciencia de que no sacábamos nada con destruirnos entre nosotros mismos si somos todos chilenos. Lamentablemente ocurrieron incidentes que yo espero que se esclarezcan rápidamente. Pero eso está en manos del Ministerio Público”. 

Las muertes

-¿Fue complejo que los trataran de asesinos una vez conocidas las dos muertes? 

“Sí, pero creo que tuvimos una capacidad de sobreponernos y una capacidad de resiliencia al más alto nivel. Donde nuestros soldados, y los uniformados en general tuvieron la capacidad para resistir y mantenerse en una profunda intención de diálogo permanente. El otro día estuve conversando con un sociólogo en la costanera y él me decía que habíamos cambiado nuestra forma de actuar, y yo le decía que no, que había sido la ciudadanía la que había cambiado. Nosotros, desde una posición muy lejana estamos preocupados de estar al rescate de la población, de controlar un sinnúmero de incendios, saqueos etc…No somos rompehuelgas. Nuestra política siempre fue de auxilio, de defender”. 

-¿Nunca hubo una instrucción de mostrarse más empáticos dadas las circunstancias adversas frente a la opinión pública?,  ¿Usted me dice que fue algo natural? 

“Yo creo que se trató de un fenómeno social y los fenómenos sociales hay que estudiarlos, hay organismo expertos en eso, pero yo creo que esto fue mutando, porque se trata de estallidos sociales muy rápidos, repentinos, poco predecibles, de mucha agitación y así como la agitación sube de 0 a 100 baja a 0 rápidamente, manteniendo unos intervalos que son normales, que son controlables, que si uno pudiera trazar en una línea, que cuando se traspasa ese línea, nosotros las fuerzas armadas tenemos ese mandato constitucional de restablecer el orden y la seguridad principalmente. Obviamente que van a seguir las manifestaciones, pero yo espero que con la gente bailando, cantando, esas manifestaciones son mucho más masivas que las que tienen violencia, creo que estas protestas remueven mucho más a la sociedad que las que son con destrozos y desmanes”. 

-Durante los “momentos de furia” que usted describe, ¿reconoce excesos por parte de los militares o los uniformados en general? 

“Sí claro. De hecho hay algunos que están testimoniados. Obviamente que nosotros siempre estamos aprendiendo. Nosotros tenemos “centros de lección aprendidas”, porque se cometen aciertos y desaciertos.

Nosotros también cometemos errores, todos, y eso tenemos que traducirlo en experiencias que se deben canalizar, se deben profundizar y a través de esas lecciones se debe educar a nuestra gente, a los jóvenes de nuestro ejército que ha participado en este Estado de Excepción. Ellos representan la transversalidad de nuestro pueblo. Son jóvenes que ingresan llenos de esperanza, y a los que les tocó salir a patrullar por zonas sensibles, no  es fácil, porque tuvieron que ir a patrullar en muchos casos la población donde ellos mismos viven. Fíjense en la carga emocional que tiene eso”. 

-¿Qué le diría a las familias de los civiles fallecidos? 

“Mire, hay una investigación en proceso que va a esclarecer las circunstancias. Pero más allá de  eso, nosotros no hacemos distingo de nadie. Yo creo que los jóvenes que fallecieron son héroes de la paz, independiente de lo que hayan estado haciendo, eso yo no lo voy a juzgar. Creo que las familias difícilmente olvidarán ese momento y nosotros nos unimos a las oraciones con ellos, porque nada justifica una muerte, y si se pudiera evitar lo hubiésemos hecho de inmediato”. 

¿Contra el pueblo?

-Debe ser muy difícil para un conscripto apuntar y a veces disparar contra su propia gente…

“Claramente es muy complejo, pero siempre nosotros con munición de fogueo que es el primer resguardo. Porque hay que tener en cuenta que son nuestros propios hijos los que están ahí, muchos de nuestros soldados son de acá de la Región de Coquimbo, vienen de sectores muy vulnerables, ingresan al servicio militar y después se quedan haciendo una vida en el ejército. La gente tiene que entender que los militares también somos sus hermanos”. 

-Pero gran parte de la gente los sigue asociando a la represión encarnada en lo que fue dictadura militar… 

“Sí claro, esa es una carga que hay que llevar, no se puede negar. Pero la mayoría de los jóvenes que salieron, nuestros soldados, ni siquiera habían nacido en ese momento, y el personal de planta tampoco. Pero yo insisto, nosotros en ningún momento nos hemos vinculado con episodios pasados de nuestra historia y siempre aplicamos el concepto de lo que planificamos, de protección civil, de emergencia en estados de catástrofe y estados de excepción”. 

-¿Les complicó cuando el Presidente Piñera dijo que estábamos en guerra, de alguna forma situándolos a ustedes contra del pueblo?

“Nosotros nunca hemos estado contra el pueblo, porque nosotros somos la esencia del pueblo y no podríamos estar contra nosotros mismos. La metáfora de esa frase no era la que se entendió, y no es potestad mía volver a aclararlo, pero lo que sí puedo dejar de manifiesto es que nosotros no estamos contra el pueblo chileno”. 

-¿Cómo se hace para revertir esa concepción histórica de que las fuerzas armadas están íntimamente ligadas a las violaciones a los Derechos Humanos y a la represión? 

“Ese es un trabajo que tenemos que hacer en conjunto con las sociedad. No lo podemos hacer solos. Creo que es súper positivo que el Instituto de Derechos Humanos haya estado acompañándonos a nosotros en este proceso, que espero que no se repita. Todos los países que viven es estado de normalidad como Chile, tenemos que cuidar eso, y no corresponde sólo a los militares, es una tarea conjunta”. 

Las demandas, un derecho

-¿Usted está a favor de las demandas sociales?, ¿cree que los chilenos han sido engañados por la clase política durante años?

“Lo que pasa es que los militares somos apolíticos…”

-¿Y Jorge Morales también es apolítico? 

“Sí, Jorge Morales también es apolítico mientras sea militar, pero nadie podría restarse de estas demandas sociales, sería muy injusto de mi parte decir eso. Los pueblos tienen derecho de protestar porque es la única manera de ir conquistando sueños, pero no me corresponde a mí evaluar eso, eso le corresponde a la sociedad civil”. 

 

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