• En la población Mermasol de La Serena, Tatiana (primera de izquierda a derecha) junto a su madre e hija, cuenta cómo la ha afectado la pandemia financiera y lo necesario que se hace el retiro del 10% de sus fondos.
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Lautaro Carmona
En cada rostro hay un anhelo por cumplirse o una necesidad imperiosa que no puede esperar. Tras el despacho del proyecto de ley del retiro parcial de los fondos previsionales y el anuncio de su promulgación para hoy, surge una luz de esperanza para una ciudadanía que sufre los embates de la pandemia financiera. Sin políticos, ni ideologías de por medio, Diario El Día recogió el sentir de la gente, desde los sectores más acomodados hasta los vulnerables, y la opción parece ser unánime: para la gran mayoría “las personas tienen derecho a ocupar un dinero que les pertenece”.

Los ojos de todo el país una vez más estuvieron puestos en el Congreso. La tarde de ayer la Cámara de Diputados  votó las modificaciones del Senado al proyecto de retiro parcial de fondos previsionales concluyendo el trámite legislativo.

Con la iniciativa despachada, y luego que ayer pasadas las 18:30 horas, el presidente de la República Sebastián Piñera descartara el veto y anunciara su promulgación para el día de hoy, la gente podrá retirar de manera excepcional hasta el 10% del dinero acumulado en su capitalización individual, aunque con un piso mínimo de 1 millón de pesos, y un máximo de 4,3 millones. Si una persona tiene ahorrado menos del millón, podrá retirar todo el monto disponible.

Los rostros del 10%

Pero basta de números y cálculos, por ahora. Diario El Día fue por las historias detrás de la discusión y el beneficio, sin autoridades, dirigentes políticos ni ideologías de por medio. ¿Qué piensa la gente de la zona?, ¿qué harán con el dinero? Esas interrogantes intentamos dilucidar en nuestro periplo por la capital regional, desde los sectores más acomodados hasta los más  vulnerables.

“Hay gente que no tiene nada y a esas personas no le podemos estar pidiendo que piense en su futuro si no tienen cómo subsistir en el presente”, Juan Olivares, trabajador minero

Juan Olivares es un trabajador del rubro minero. Vive hace dos años junto a su señora en el sector de Serena Golf, y en su caso la pandemia no le ha afectado con tanta fuerza en lo económico, pero sí ha sido testigo de cómo muchos de sus colegas fueron quedando sin empleo, y tuvieron que dedicarse a otros rubros. Por lo mismo, está totalmente de acuerdo con el retiro de los fondos. “Sabemos que esto puede tener algún alcance a futuro, en términos que te disminuya la pensión, pero lo que se está viviendo ahora es una emergencia. Hay gente que no tiene nada y a esas personas no le podemos estar pidiendo que piense en su futuro si no tienen cómo subsistir en el presente”, remarcó el ciudadano.

Pero, ¿qué hará él? Juan es categórico y asegura que tras ser aprobada finalmente la iniciativa, hará el retiro de sus fondos, puesto que aunque en la actualidad no tenga inconvenientes la incertidumbre está instalada. “Uno no sabe lo que va a pasar más adelante. La minería no pasa por su mejor momento, y en cualquier momento uno se queda sin pega. Hasta ahora yo te mentiría si te dijera que hemos tenido problemas, pero si me dan la opción, yo voy a retirar el dinero. Creo que es preferible tenerlo yo y así poder rentabilizarlo mejor por mi cuenta”, expresó.

En el mismo sector encontramos a José Araya (22) y Juan Tapia (43). No residen allí, y su situación económica es más compleja, sobre todo porque las labores de construcción que están realizando en el lugar se terminarán pronto y quedarán a la deriva. Por ello, ambos apoyan el proyecto del retiro de fondos y no sólo eso, clamaron por él.

Sus realidades son distintas. José ha cotizado durante muy poco tiempo, y su monto acumulado, según cuenta, no supera los 400 mil pesos, mientras que Juan sí alcanzaría el mínimo del millón de pesos. Pese a la diferencia, utilizarán el efectivo para el mismo propósito, ahorrar. “Si se da el caso lo voy a depositar para tenerlo en el banco y disponer de él cuando lo necesite, porque en este tiempo he requerido, y uno a veces no tiene a quién conseguirle”, manifestó.

Karina y Sebastián actualmente venden ropa en la feria de abastos. Ellos sueñan con utilizar el dinero para casarse, aunque entienden que existen otras prioridades.

Por su parte, Juan lo tendrá guardado para enfrentar alguna emergencia de salud ya que, afirma, ha tenido complicaciones de carácter crónico. “Me siento más seguro con esa platita en mis manos. Además que uno no sabe cuándo va a mejorar la situación. Aquí sólo nos quedan tres meses y quizás qué va a pasar”, dice, sonriente y esperanzado en lo que a partir de mañana se convertirá en ley.

“Caído del cielo”

“Esto nos viene caído del cielo”. Lo que parece ser una frase hecha, para Cristian Araya es un deseo imperioso. “Tiene que aprobarse rápido y poder tener pronto ese beneficio, porque en mi caso, como pyme, me podría salvar”, dice el dirigente vecinal de la población Mermasol de La Serena, quien tiene un pequeño negocio, pero desde que el Covid-19 llegó para quedarse, las ventas cayeron en un 90% según asegura. “Lo que pasa es que gran parte de mis clientes eran del colegio del frente, que no está funcionando, entonces los que me quedan son los mismos vecinos de acá, que no es mucho lo que pueden comprar, porque tampoco tienen dinero. Ahí entramos en un círculo vicioso”, asevera.

Respecto al futuro, precisa que “es irrisorio” pensar en él, si en este momento existe gente “hasta el cuello con las deudas o no tiene qué comer”.

Unas casas más allá está la vivienda de doña Clarina Flores Delgado. La adulta mayor no está contemplada en el proyecto de retiro de fondos, pero su hija Tatiana Pinto (34) sí, y definitivamente hará uso del beneficio en cuanto pueda, sobre todo tras su aprobación. “La situación económica no está para andar rechazando beneficios, menos si es la plata de uno mismo como la que está en las AFP”, manifestó la mujer, quien cotizó por años, pero en el último tiempo había estado generando recursos de manera independiente, vendiendo en la feria, y en el mes de marzo cuando  estaba a punto de obtener un puesto laboral con contrato, tuvo que desecharlo para poder cuidar a sus hijos, ya que al suspenderse las clases debido a la pandemia, no podía dejarlos solos en la casa, ni tampoco al cuidado de su madre quien se encuentra seriamente limitada físicamente producto de su edad. “Perdí una buena oportunidad, y en parte eso se puede recuperar con esta ley que nos va a permitir sacar algo de lo que tenemos y que al final uno no sabe si va a ocupar o no”, afirmó.

“Ahora vivimos al tres y al cuatro, con esto vamos a asegurar al menos lo más básico y lo que quede se va a ahorrar, para cualquier imprevisto”, Tatiana Pinto, vecina de La Serena

Durante estos meses en los que la economía ha flaqueado, y Tatiana no ha podido trabajar demasiado en las ferias, admite que ha subsistido gracias a los aportes gubernamentales y municipales, pero no han sido suficientes. Por lo mismo, tiene claro que el dinero lo ocupará en alimentación mientras todo vuelva a la normalidad y pueda volver a buscar algo más estable. “Ahora vivimos al tres y al cuatro, con esto vamos a asegurar al menos lo más básico y lo que quede se va a ahorrar, para cualquier imprevisto”, aseveró Tatiana.

Una oportunidad

Sebastián San Cristóbal (24) y Karina Rivera (25) son una pareja serenense que trata de hacer una vida juntos en medio del caos. No ha sido fácil para ellos, comenzaron a vivir juntos hace un año, pero en la casa de la familia de ella. Tenían planes de casarse e independizarse, pero la “pandemia financiera” también los golpeó y evidentemente que aquello pasó a un segundo plano, y se hizo necesario redoblar esfuerzos por mantenerse ya en la actualidad, la mayor parte del grupo familiar perdió sus trabajos estables y hoy se desempeñan vendiendo ropa en la feria de Abastos. “Afortunadamente yo alcancé a trabajar harto tiempo y cotizar, por lo que tengo una buena cantidad en mi AFP”, indica el joven, quien fija como prioridad el sueño de establecerse con Karina, y a partir de ahí seguir avanzando, en lo económico y en la vida. “Si me dan la oportunidad de sacar el dinero, lo que quiero hacer es casarme, con ella. Eso es lo que me dice mi corazón y quiero cumplirlo. Sé que estamos en tiempos difíciles, pero quiero luchar junto a ella”, enfatiza Sebastián, enamorado.

A su lado, Karina sonríe, se sonroja. Entiende que las necesidades, son otras, por lo mismo se conmueve con los planes que tiene su pareja. “Primero que todo, me parece increíble que pase esto, que finalmente los chilenos puedan usar su plata, o al menos un porcentaje cuando más lo necesitan. Hay muchas personas que están pasando necesidades enormes, más que nosotros y por eso era tan necesario”, sostiene la joven. Respecto al matrimonio, no se explaya demasiado. “Es su decisión, nos amamos, y también quiero estar con él”, asegura, agregando que sólo el futuro determinará en qué utilizan esos recursos. “Si no hay que comer, obviamente que ahí cambian los planes”, dice, pero aclara que, si es posible, el sueño de vivir juntos y hacer familia también se concretará. Y claro, está entusiasmada, tal como lo están los cerca de 11 millones de chilenos que ven en esta ley la oportunidad de seguir adelante, de cumplir  el anhelo enfrentar de mejor manera esta crisis, de pagar sus deudas, de tener ahorros a los que echar mano en caso de una emergencia, o de concretar una historia de amor, como ellos, Sebastián y Karina.

Claves

Medida transitoria

 El retiro es voluntario y por única vez. El plazo para hacerlo es de 365 días desde su publicación.

Máximos y mínimos

 El proyecto establece como mínimo a retirar un millón de pesos y máximo 4, 3 millones. Quienes tengan menos de un millón pueden retirarlo todo.

Entrega en cuotas

El retiro es en dos cuotas: la primera será del 50 % en un plazo máximo de 10 días hábiles luego de presentada la solicitud, y la segunda será del 50 % restante en un plazo máximo de 30 días hábiles a contar del desembolso anterior.

Excepciones

 No serán considerados quienes tengan renta vitalicia o por compañía de seguros. En tanto, a quienes tienen deuda por pensión alimenticia se les retiene el dinero adeudado.

 

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