La importante huella de monseñor Bernardino Piñera en La Serena

Bernardino Piñera Carvallo, es uno de los arzobispos más recordados en La Serena, luego de que se hiciera muy querido por los habitantes de la zona.

Ayer cumplió cien años de vida y se le ha reconocido su trabajo por los demás en distintas oportunidades. Pero quién es. Cómo lo ven quienes lo conocen desde hace años. qué cargos desarrolló durante su vida sacerdotal.

Partamos por decir que nació en París, Francia, un 22 de septiembre de 1915. Médico de profesión y sacerdote católico. Fue obispo de Temuco entre los años 1960 y 1977,  donde desarrolló un amplio trabajo en esa comunidad. Años más tarde es designado como arzobispo de La Serena, entre los años 1983 y 1990, siendo también presidente de la Conferencia Episcopal de Chile entre 1984 y 1988, época en la que le correspondió la gran misión de preparar la visita del Papa Juan Pablo II a nuestro país.

En la actualidad es arzobispo emérito de La Serena. Es tío del expresidente de la República, Sebastián Piñera.

Esos son algunos de los hitos y responsabilidades que debió asumir en su vida sacerdotal. Sin embargo, detrás de esos importantes cargos siempre existió un hombre bueno, dicen quienes han compartido de manera cercana su vida.

En el sector de la Población Mercedes Marín del Solar, Mermasol, que hoy quedó enclavada entre la Ruta 5 Norte antigua y la moderna carretera que se construye a los pies de las casas, es recordado con mucho cariño. De hecho, cuando estuvo vigente trabajando, fundó la única capilla que hay en ese lugar y en la que ofició misa cada vez que pudo después de su retiro.

Sus cercanos recuerdan que era un sacerdote muy trabajador, inteligente y con sus ideas claras y ordenadas.

El concejal Jorge Hurtado lo conoció cuando él tenía 14 años y Bernardino Piñera asume como arzobispo de La Serena, ya que su padre era chofer de Francisco Fresno, quien dejaba la ciudad y monseñor Piñera decidió que su papá continuara como conductor e hizo que la familia se trasladara a las dependencias del arzobispado.

Hurtado recuerda que “mi madre era la persona que le hacía el aseo, se preocupaba de sus cosas, de la alimentación, era la dueña de casa y vivimos junto a él durante todo su período. Además es mi padrino de confirmación y he tenido momentos muy importantes de mi vida respecto a él”.

El actual concejal lo recuerda como un hombre absolutamente íntegro, con una inteligencia y lucidez brillante. “Un hombre con un tremendo corazón y una bondad infinita. A mí me mostró esa parte hermosa de la Iglesia, ya que es un tremendo pastor, un hombre muy humilde y mostró el rostro de Cristo. Le agradezco sus consejos, su sabiduría, su acompañamiento hasta el día de hoy”.

Hurtado recuerda que cuando dejó de ser arzobispo de La Serena, le obsequió su báculo de pastor, el que con el pasar de los años lo donó al museo de la Cruz del Tercer Milenio, donde permanece en la actualidad.

Quienes lo recuerdan señalan que una vez que la gente lo conocía se encariñaba con él, con su inteligencia y sobriedad.

Reconocen que no era tan carismático como otros sacerdotes, pero llegaba profundamente al corazón de las personas y ayudó a decenas de fieles que necesitaban ayuda.

Un trabajador incansable, para quienes trabajaron a su lado. Indican que la venida del Papa a Chile fue exitosa gracias a su gestión como presidente de la Conferencia Episcopal.

También le correspondió vivir momentos duros del país, como fue la noche del plebiscito, donde podría desconocerse el triunfo del No, por lo que debió trasladarse a Santiago para ser parte de quienes encabezaban la Iglesia Católica en esa época.

Quienes estuvieron a su lado ese día, recuerdan que les dijo horas antes, de que estuvieran tranquilos y calmados, porque nada que no quisiera la comunidad pasaría.

También fue uno de los mediadores en el conflicto limítrofe con Argentina, que casi desata una guerra, donde demostró todas sus capacidades e inteligencia.