• Luego de estudiar medicina en la Pontificia Universidad Católica de Chile, Monseñor Píñera se dedicó a la vida religiosa siendo Obispo de Talca y Temuco, Arzobispo de La Serena y presidente y secretario de la Conferencia Episcopal de Chile.
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Tras la muerte del alto destinatario quienes tuvieron la oportunidad de estrechar lazos con él lo recuerdan como una persona muy sencilla e inteligente, destacando su trabajo por lo más vulnerables y por su calidad humana.

En la ciudad de las Iglesias se sintió con más fuerza el deceso del ex arzobispo de La Serena Bernardino Piñera Carvallo. Algunos de sus cercanos contactados por El Día destacaron su labor social, el arduo trabajo en la capital regional y su personalidad de hombre que se insertó en la sociedad. 

Nacido en la ciudad de París el 22 de septiembre de 1915, Bernardino Piñera es catalogado como uno de los obispos más longevos a nivel mundial. Sus últimos días los vivió en la casa de Acogidas de las Hermanitas de los Pobres en Santiago al cuidado de enfermeros y con visitas de sus familiares y secretaria. 

En mayo del 2020 fue diagnosticado con Covid-19. Si bien era una enfermedad que había superado, un mes más tarde fallecería a causa de una neumonía a los 104 años. Fue despedido por sus familiares en un funeral privado, que generó controversia por el protocolo que se debía seguir en estas ceremonias, producto de la pandemia de Covid-19.  

Destacado por su humildad, cercanía con la gente, trabajo silencioso y gran sabiduría.  Luego de estudiar medicina en la Pontificia Universidad Católica de Chile, Monseñor Piñera se dedicó a la vida religiosa siendo obispo de Talca y Temuco, Arzobispo de La Serena y presidente y secretario de la Conferencia Episcopal de Chile. 

Vocación innata

El concejal de La Serena, Alejandro Pino Uribe, conoció y forjó una gran amistad con Monseñor Piñera. Una relación que nació cuando la autoridad regional era director en Radio Minería. Posteriormente desde su ex cargo como gerente de la Asociación Chilena de Seguridad tuvo la oportunidad de ayudarlo en varias ocasiones. Una de ellas fue el caso de una persona de escasos recursos que esperaba cupo para poder ser operada en el hospital regional. En conversación con El Día señaló que lo que más le sorprendió de Piñera fue calidad humana, “no solo como sacerdote, sino que además tenía una gran sabiduría. Era un hombre totalmente agradecido pese a que uno lo hacía espontáneamente, siempre recordaba en lo que uno le había ayudado”, recalcó.

Al concejal siempre le llamó la atención por qué el ex arzobispo no había seguido su carrera como médico, ante esto recordó lo que Bernardino le explicó “él había cumplido un deseo de su familia, de muy joven sin que nadie influyera, sintió la necesidad de ser sacerdote, era su deseo personal. Esto no es una incidencia, él me contaba que como sacerdote se sentía realizado”. 

Bernardino estuvo presente en acontecimientos importantes para el país. Desde su cargo de presidente de la Conferencia Episcopal participó en la organización de la visita del Papa Juan Pablo II en 1987. Del mismo modo, fue parte de quienes encabezaron la Iglesia Católica la noche del plebiscito 1988 en donde se podría haber desconocido el triunfo del NO.  

De vuelta a sus raíces

Su paso por La Serena fue en el periodo de 1983 a 1990 años en los que fue Arzobispo de la capital regional. Desde este cargo realizó una ardua labor en la construcción de capillas y el Santuario de Santa Teresa de Los Andes, ubicado en avenida Balmaceda #2774.  

El ex concejal de la comuna serenense, Jorge Hurtado tuvo un vínculo estrecho con Monseñor Piñera. Además de ser su padrino vivió junto a sus padres en el Arzobispado de La Serena, por lo que pudieron conocer más de cerca la personalidad del religioso. En conversación con El Día Hurtado explicó que las raíces de la familia de Monseñor estaban en la comuna, por lo que asumir su cargo como arzobispo de la capital regional, “lo disfrutó mucho, recordaba que su papá le hablaba de la ciudad con mucha emoción y mucho orgullo”, expresó. 

La labor que cumplió Bernardino Piñera dentro del Arzobispado se centró en la profesionalización de la Iglesia Local, esta modernización no solo fue en el ámbito tecnológico, sino que también en la preparación de las personas que cumplían labores en el arzobispado. “Trabajó mucho con los laicos, aquellos que querían colaborar con la Iglesia y fortaleció el Seminario Santo cura de Ars”, precisó el ex concejal Hurtado. 

Defensor de la Cruz

El diputado Pedro Velásquez Seguel conoció a Monseñor Piñera a los 14 años por intermedio de la madre Cicarelli. Lo recuerda como una persona que no parecía sacerdote, “era contrario al teológico que uno no lo entiende, en cambio él era un hombre de palabras sencillas que intentaba explicar el evangelio para que los jóvenes lo pudiéramos entender”, enfatizó el parlamentario en conversación con El Día. 

Pero su estrecha relación se consagró cuando el actual diputado fue alcalde de la comuna de Coquimbo, periodo en que Bernardino Piñera fue uno de los defensores y partidarios de la construcción de la Cruz del Tercer Milenio, monumento que conmemora los 2.000 años del nacimiento de Cristo y que finalmente se inauguró en el 2001. “Bernardino era un “hincha” de ese proyecto, nos acompañó y ayudó todo momento, abrimos caminos en el sentido de armar el museo, estaba permanentemente pensando en lo que podía ser este proyecto”, indicó la autoridad.  

Sencillo y trabajador

En febrero del 2018 concedió su última entrevista publicada por el diario El Día.

Un obispo dedicado a su labor, preocupado porque sus templos funcionaran y quizás el único en haber recorrido todas las capillas en la región. Su legado siempre será su ejemplo.  “Fue un referente de fe, una persona de gran dedicación, tremendamente estudiosa y seria. Era uno de esos sacerdotes a la antigua, que leía constantemente, tenía una conversación muy inteligente y también muy sencilla”, enfatizó el concejal Pino Uribe.

Siempre estuvo al servicio por los más vulnerables “no era el típico obispo que se codea con la clase media alta de la ciudad, estaba preocupado de sus capillas. Un pastor que siguió con ejemplo lo que Jesucristo pedía, estar al lado de las personas que más lo necesitaban, era un formador”, precisó el diputado Velásquez. 

Jorge Hurtado recalcó que es un convencido que cuando escriban la historia “sería justo reconocer que Chile debe mucho a Don Bernardino y a muchos que como él de manera silenciosa pudieron contribuir a una paz en el país, a una democracia y a la Iglesia en toda su magnitud, desde la pobreza extrema hasta los temas más cotidianos”, finalizó. 

 

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