• Con un aforo máximo de 100 visitantes, una persona en el ingreso para tomar temperatura y aplicar alcohol en gel, además de constantes sanitizaciones, son algunas de las medidas sanitarias implementadas en el Caracol Colonial.
Crédito fotografía: 
Alejandro Pizarro
Todo partió con el terremoto de enero de 2019, que espantó a los turistas en una de las mejores épocas del año. Luego llegó el estallido social, donde varios de sus recintos fueron saqueados. Finalmente fueron golpeados por la pandemia, debiendo cerrar sus locales y adaptarse para la reapertura entre medidas sanitarias. Hoy sus 51 locatarios se renuevan y llaman a la gente a preferirlos.

Obtuvo su recepción municipal el 9 de junio de 1981, convirtiéndose en el primer centro comercial de La Serena, donde los clientes podían visitar diversas tiendas y lanzar una moneda en la fuente pidiendo su deseo.

Son casi cuatro décadas de vida del icónico Caracol Colonial, ubicado en calle Balmaceda, el que desde hace tres años se ha visto duramente golpeado en sus ventas.

Hugo Herrera uno de los dos socios del establecimiento, de la casa de cambio ubicada en el local 1 del recinto y el más antiguo, contó que hace tres años están pasando momentos complejos como comerciantes.

“El 2019 fue un año difícil en lo económico en el país, con el estallido social se acrecentó mucho más y después la pandemia que fue lapidante”, Ingrid Díaz, administradora caracol colonial

“Primero vino el terremoto cuando el turismo estaba en lo mejor en enero, los argentinos que son nuestros principales pasajeros se fueron, al año siguiente vino el conflicto social que nos corrió a todos y este año no tuvimos turismo nuevamente por la pandemia, tres años que las casas de cambio, hotelería y todo lo que tiene relación con el turismo, no está trabajando en más de un 10%”, relató Herrera.

De 120 boletas que emitía diariamente hace tres temporadas, hoy son 20, lo que refleja el duro escenario que han debido enfrentar los locatarios del centro de La Serena.

A eso se le suma el comercio ambulante ilegal, competencia desleal que no les favorece -afirman-, así lo comentó María Delgado, quien atiende en Z Games y confiesa que ya no es lo mismo que hace algunos años atrás. En noviembre el local cumplió cuatro años en el Caracol. Delgado señaló que lo complejo para ellos inició tras el estallido social, específicamente tras el saqueo. “Desde allí comenzaron los problemas porque la gente tenía miedo de venir”, indicó.

María Delgado contó que en de octubre del 2019, cuando saquearon el Caracol Colonial, su tienda y la del lado fueron las únicas que no resultaron destruidas.

Recuerda que antes se armaban filas de visitantes, principalmente argentinos, a cambiar dinero y luego pasaban por las distintas tiendas a comprar.  Hoy el escenario es muy distinto, los comerciantes admiten que se ha reactivado el flujo de gente tras los dos meses que estuvieron cerrados por la cuarentena. Sin embargo, las ventas no han repuntado a lo que era antes, aun así los empresarios no bajan los brazos y siguen luchando por mantener sus negocios.

Ingrid Díaz, administradora del edificio y dueña del local 28, manifestó que en el Caracol Colonial hay 51 locales establecidos, además de algunos módulos instalados. Todos ellos se encuentran habilitados y los que están cerrados son por renovaciones, pero estarían ad portas de abrir.

“Ningún local se ha ido y no porque no les esté yendo mal, está complicado, las ventas han bajado en un 80% a la mayoría, pero aun así el emprendedor se mantiene porque sabe que esto no va a durar siempre, va a ser un tiempo y después si uno deja el local lo pierde, por eso las personas se han mantenido mucho tiempo acá”, comentó la administradora.

Cerraron sus locales algunas semanas al inicio de la crisis sanitaria por decreto municipal, el que no prosperó y volvieron a abrir, no obstante con la cuarentena tuvieron que irse a sus casas, quedando por 60 días sin su fuente laboral.

Por ello, desde la administración tomaron medidas de apoyo a los locatarios rebajando los gastos comunes algunos meses. Asimismo, Díaz señaló que hubo varios dueños que fueron empáticos con los emprendedores bajando los precios de arriendo los meses más duros, entre otras medidas.

Pese a eso, ahora deben costear la implementación de todas las medidas sanitarias al interior del local. Contrataron a una persona para la labor de toma de temperatura y aplicación de alcohol gel al ingreso, sumando más gastos adicionales, los que mensualmente le cuestan a la administración cerca de $500 mil, razón por la que durante el mes de noviembre debieron subir los gastos comunes a todos los recintos.

Hoy se preparan para las ventas de navidad y el verano, ya que saben que se viene una segunda ola de contagios, la que esperan llegue después de enero y febrero. Por lo mismo, se han estado preparando con la compra de mercadería, difusión a través de redes sociales y llamando a la gente a preferirlos.

 

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