Más de 12 mil jóvenes están rindiendo la PSU en la región

A las 9:00 de la mañana jóvenes de toda la región ingresaron a sus sedes correspondientes para rendir la Prueba de Selección Universitaria (PSU), proceso que para algunos es sólo requisito para un proceso de admisión más flexible, mientras que para otros sería el puntapié inicial que determine su futuro.

Son 12.777 el número de inscritos para la PSU en la región, por sede de rendición, de ellos 9.185 son de Elqui, 2.405 son de Limarí y 1.187 de Choapa. Además en la región se otorgaron ajustes para rendir la prueba a 33 personas con discapacidad. Junto a ellos, son otros 295.395 jóvenes a nivel nacional que rinden esta prueba, 4 mil nuevas inscripciones más que en 2016.

Respecto a este gran flujo, el Seremi de Educación, Pedro Esparza manifestó, “este aumento está relacionado a que por tercer año estemos implementando la Gratuidad en Educación Superior, y cada vez, ampliándola más. Los dos primeros años fue al 50% de menores ingresos, este año es al 60% de menores ingresos. Significa que el per cápita de 221 mil pesos por integrante de un grupo familiar de 4 personas es el umbral para tener gratuidad, con 880 mil pesos o menos se accede”.

Cerca del mediodía de hoy era posible ver a simple vista a centenares de jóvenes, con sus folios en las manos, saliendo de los colegios donde acababan de rendir la PSU de lenguaje, y más tarde, de ciencias. Fuera de los once recintos educacionales de La Serena se podía interpretar toda clase de emociones en el ambiente, desde alivio, satisfacción, pasando por la ansiedad, incertidumbre y hasta indiferencia. Los estudiantes coincidieron en tener problemas con la extensión de los textos en las preguntas de lenguaje, que en ocasiones dificultaron su correcta comprensión. Aunque para muchos el ítem de conectores fue la oportunidad para mitigar las respuestas inciertas y de paso sumar puntaje.

“Los conectores y completar el texto era lo más fácil. Pero la compresión lectora de la prueba fue tediosa, en comparación a la de los ensayos que fueron más cortas, estas fueron demasiado largas.”, afirmó Joaquín Arratia en compañía de su amigo Benjamín Henríquez, ambos alumnos del Colegio Adventista y aspirantes a las carreras de Psicología y Arquitectura, respectivamente. 

"En lenguaje se notó mucho la diferencia, era muy ambigua, encontré había muchas partes que te hacían retroceder al texto. Aparte que faltaron seis minutos para que terminara (la prueba) y todavía quedaban veinte o quince personas, en comparación a la vez pasada que quedaban tres o cuatro personas cuando todavía faltaban veinte minutos. Eso a mí me da a entender que algo estuvo más complicado”, señalo Álvaro Bravo a las afueras del Liceo de Niñas.

“Encontré que los textos estaban más largos pero así como en contenidos fue lo mismo, sabís que es más latero porque tenís que leer mucho”, comentó una joven presurosa camino a su auto.

Al caer la tarde, cerca de las 17:00, las salas de los distintos colegios eran desocupadas, por lo tanto ya se veía a lo lejos a los múltiples grupos de jóvenes recostados en el pasto con sus documentos en mano, discutiendo las posibles respuestas y llevándose las manos a la cara en caso de un error notorio. "No, mal, amí no se me da, pero en las primeras 54 anduve mejor, es que mucha de la materia la vi en el colegio, pero en las últimas que eran de conocimiento más específico di la hora", manifestó una joven a la salida del Gabriel González Videla tras corroborar sus errores en la prueba de Física.

“Ahora siento que fueron conocimientos más generales, antes eran poner en práctica la parte de ciencias, pero creo que anduve bien, total esta prueba no la hago para ingresar sino que para postular a beneficios como la gratuidad u otras cosas”, apuntó Ignacio Guzmán, quien dio la prueba por segunda vez.

 “Llevé harto tiempo estudiando, como todo el segundo semestre. Pero como una semana antes me empecé a relajar haciendo otras cosas, lo que me gusta, hobbies, viendo series. No metí nada más a mi cabeza”, afirmó un joven apoyado en una columna del frontis del Gregorio Cordovez.

Según lo más comentado en internet, relacionado con la medición de Lenguaje, uno de los textos que más complicaciones causó fue uno que mencionó a los fast-thinkers, concepto referido a aquellas personas que, con la misma rapidez, adhirieron a una corriente de pensamiento para abandonarla y tomar otra, dejando al desnudo su pueril capacidad de análisis. “  

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