• Su rostro denota el dolor de lo vivido. La señora Mónica Cortés estuvo más de 4 meses privada de libertad por un crimen que no cometió y ahora luchará por limpiar su nombre.
Crédito fotografía: 
Bastián Salfate
Mónica Cortés (52) pasó más de 4 meses en prisión, en la cárcel de La Serena, luego que se le imputara el delito de homicidio por omisión, al no prestar los cuidados a una adulta mayor lo que conllevó su muerte. Tras el juicio oral, se demostró su inocencia, y la Defensoría asegura que el Ministerio Público no presentó las pruebas “de la manera adecuada”, por lo que asesorarán a la mujer para que interponga acciones legales contra el Estado de Chile, que podrían terminar con una millonaria indemnización.

“Tuve que aprender a ser perra, la más perra”, dice Mónica Cortés (52) quien de un día para otro pasó de ser una cuidadora de adultos mayores a ser acusada de asesinato. 

La mujer, oriunda de Andacollo, se dedicaba a esta labor desde hace años. Algunas veces recibiendo ayuda del municipio u otra organización, y en otras oportunidades sólo por la vocación de servir, sin ningún tipo de retribución. 

Nunca tuvo ningún tipo de problema con nadie, al contrario, la comunidad valoraba su trabajo. Pero todo cambiaría el día en que las circunstancias de la vida, en el año 2015, le pusieron en el camino a la hoy fallecida, Wilma Álvarez Guerra (86 años). 

Una tarea complicada

“Me dijeron que no me metiera en ese caso, que no la cuidara, por todas las enfermedades que tenía, me lo dijeron”, comenta Mónica, recordando los momentos en que tuvo que decidir si hacerse cargo de la adulta mayor, con problemas pulmonares, alzhéimer, demencia senil y mal de Diógenes, entre otras patologías. 

Sabía que sería una tarea compleja. No era cualquier abuelito, y además, estaba apadrinada por Carabineros de Chile, ya que sus familiares más cercanos pertenecían a esta institución. 

Dijo que sí. No podía permitir que la señora se quedara en la calle, y le abrió las puertas de su casa. Al principio, recibió la pensión de la señora Wilma, con la que podía costear en parte sus cuidados, pero de un minuto a otro, dejaron de pagarle ese dinero, por lo que tuvo que asumir todos los gastos. “Nadie me ayudó. Yo apechugué solita e hice lo mejor que pude. Lamentablemente la señora estaba muy enferma y contra eso no pude hacer nada”, precisa Mónica. 

El día en que llegó la muerte

Tres años estuvo cuidándola. Pero en junio del 2018 la muerte se puso frente a ella, cara a cara, y le quitó la vida a la mujer de 86 años. Una lástima para la señora Mónica quien, asegura, le había tomado un cariño particular a Wilma. “Es imposible no querer a una persona a la que vez todos los días durante tanto tiempo. Además, su historia era muy triste, porque ella, antes de estar conmigo, nadie la había querido recibir, en distintos hogares, por eso llegó a mi casa. Además, su demencia senil conllevaba que el cuidarla fuese algo muy complejo”, expresa. 

Nunca pensó que le atribuirían la culpa, pero así fue. Cuando encontraron el cadáver de la adulta mayor, estaba en precarias condiciones. Si bien se estableció que causa de muerte había sido la bronconeumonía, la imagen que se formó la Fiscalía en el sitio del suceso fue fundamental, y no pudieron obviar las condiciones precarias en las que la mujer se encontraba.

A partir de esto, el Ministerio Público acusó a la señora Mónica aduciendo que durante los tres años en los que había sido curadora de la víctima, “no prestó los cuidados necesarios para preservar su vida en materia de alimentación, higiene y salud, condiciones que habrían provocado su muerte por bronconeumonía bilateral”. 

Pruebas que la inculparon

En su momento, las pruebas que dieron crédito a la tesis de la Fiscalía eran irrefutables, y nadie se atrevió a cuestionar. La anciana se encontraba en un avanzado estado de desnutrición, con heridas por acción de roedores y no registraba atenciones médicas. ¿La responsable de esto? Mónica, quien fue imputada por el delito de homicidio por omisión, y quedó en prisión preventiva mientras durara la investigación. Ahí comenzó la pesadilla. 

Una experiencia de terror

“Me llevaron al tribunal. Yo en ese momento estaba en shock, porque me estaban acusando de homicidio. No recuerdo mucho lo que dijeron, lo único que recuerdo de ese día fue que del juzgado me trasladaron inmediatamente a la cárcel de La Serena”, recuerda Mónica Cortés, a quien todavía le cuesta asimilar lo que pasó. 

Nunca había estado en la cárcel, y adentro, en la sección de mujeres del penal de Huachalalume se encontró con un mundo salvaje, donde tenía que dormir con los ojos abiertos, y en el que la única lucha era terminar el día sana y salva.

“Hay cosas que me voy a guardar para mí, porque son muy fuertes, pero cuando entras a la cárcel con el cartel de haber matado a una abuelita, hay mucha gente que te quiere hacer daño, tuve que aprender a defenderme, aprender a sacar los dientes y ser más perra que las otras perras, porque si no, no iba a salir viva de ese lugar”, cuenta, agregando que en más de una oportunidad tuvo que enfrentarse a otras internas que la atacaron físicamente, y le provocaron serias heridas. 

El juicio que la exculpó

Fueron 129 días exactos, los que jamás olvidará. Durante estos más de cuatro meses, todos los días, según admite, anheló su libertad, ya que “estaba convencida de que no había hecho nada malo. Siempre actué de buena fe y nunca le hice nada malo a la señora Margarita. Sabía que eso se iba a demostrar, pero nunca pensé que demorarían tanto”, manifiesta. 

A parte de la rutina diaria de estar presa, Mónica cuenta que lo más difícil era recibir a su pareja, quien hasta el día de hoy está con ella, e intentar darle la tranquilidad y decirle que todo se iba a aclarar. “Es muy doloroso ver a la persona que quieres sufriendo por ti. Llorando por ti. Que tu familia vea tu nombre en las noticias asociado a este crimen, es algo muy fuerte”, expresa Mónica. 

El juicio oral duró tres días, y tuvo un final feliz para la imputada. El defensor, de la Defensoría Penal Pública, Erick Astudillo, expuso diversas pruebas con las que demostró que la adulta mayor falleció por causas naturales debido a su avanzada edad. En ese sentido, comprobó a través de fotografías, testimonios de un carabinero y de peritos que la víctima nunca vivió en una bodega, como se dijo en un principio, sino que en una pieza al lado de la cocina y que en forma contigua a ésta había una bodega. 

Respecto de la falta de aseo, estableció que la señora Wilma Álvarez, padecía de demencia senil y mal de Diógenes que la llevaba acopiar desperdicios en su habitación. También se verificó en el juicio a través de la ampliación del informe de autopsia emitido por el Servicio Médico Legal de La Serena y la pericia del médico forense, Hernán Lechuga, que las lesiones y escaras presentes en el cuerpo de la víctima fueron producto de su postración los días previos a su deceso, y no producto de golpes por parte de terceras personas. 

Según expresa Erick Astudillo, defensor de Mónica Cortés, no se tomaron en cuenta una serie de antecedentes que presentaba la señora Wilma, como sus patologías mentales, por ejemplo.

“Además, quedó claro que la señora Mónica buscó ayuda al verse un poco superada por lo que le estaba ocurriendo a la señora Wilma. Ella fue a la municipalidad, fue al hospital y nadie colaboró con el cuidado de esta persona de la tercera edad. En el fondo, hay una responsabilidad de los diferentes estamentos del Estado, ellos fueron los que fallaron, no la señora Mónica quien hizo todo lo posible por ayudar a la adulta mayor”, expresó el defensor quien llevó la causa. 

"Un caso que nos da la razón"

Para la Defensoría Penal Pública, el caso de Mónica Cortés ha resultado ser emblemático. Desde hace tiempo han estado reclamando sobre “la liviandad” con la que los jueces, a solicitud de los fiscales, dictaminan la prisión preventiva, muchas veces sin tener los antecedentes suficientes, tal como habría sido en este caso, donde tras el juicio la mujer fue declarada totalmente inocente y el Ministerio Público no hizo ningún requerimiento contra la resolución.

“Acá creo que falló el Ministerio Público, porque claramente tuvieron problemas en la investigación. Se debió investigar más a fondo cuál era la vida de la señora que murió y también los cuidados que le daba la señora Mónica. Faltó acuciosidad”, indicó Rojas, quien por otra parte, apunta al Poder Judicial, quienes sólo fallaron por la calificación del delito.

“No fueron más allá de lo que se exige doctrinariamente para un homicidio por omisión como el que se le había imputado a la señora Mónica. Este delito no está establecido, no está legislado en Chile y se tienen que cumplir una serie de requisitos para que se dé esta figura. Es importante que los tribunales también sean más rigurosos”, enfatizó. 

Demanda contra el estado

Rojas es categórica, la demanda contra el Estado va sí o sí.  “Este caso irá al proyecto ‘Inocentes’ que es donde van los casos que presentan errores judiciales que perjudican a las personas. Luego de eso, nosotros, a través de la Fundación Pro Bono, y en conjunto con la señora, vamos a demandar al Estado, para que exista una compensación directamente relacionada con el mal causado.

Estamos hablando de una demanda en el tribunal civil”, precisó Rojas. Mientras tanto, la señora Mónica intenta recuperar su vida. Se siente cansada por todo lo vivido, pero afirma que “ya vendrán los tiempos para descansar, ahora lo que tengo que hacer es limpiar mi nombre”, sostiene. 

La tesis contrapuesta de la Fiscalía 

Desde el Ministerio Público no presentaron ningún requerimiento legal para anular la sentencia, sin embargo, Juan Pablo Aguilera, el fiscal adjunto jefe de Andacollo, lugar donde ocurrieron los hechos, insiste en que lo que ellos vieron fue que la señora fallecida estaba totalmente desvalida.

“Había un descuido por parte de la cuidadora. La señora Wilma estaba con una baja de peso sostenida, heridas graves en su cuerpo, mordeduras de ratón en un lugar que era inhóspito. Pero durante el juicio el tribunal no coincidió con nuestra calificación. La defensa también presentó un peritaje que a nuestro juicio no reunía las condiciones para desacreditar el de la fiscalía, el que daba cuenta de que era una muerte por descuido. En definitiva el tribunal desestimó que hubiese responsabilidad de la persona”.

También nos pusimos en contacto con el poder judicial para tener su visión respecto del tema, pero al cierre de esta edición no recibimos respuesta. 

 

 

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