• El grupo de mujeres instaló un lienzo con la frase "trabajar no es un delito"
Crédito fotografía: 
Guillermo Alday
Grupo de cinco mujeres indica que la venta de frutas y verduras en la calle es la única forma que tienen para ganarse la vida.

Un grupo de cinco mujeres vendedoras ambulantes protestaron en la mañana de este martes con el objetivo de obtener un permiso de la municipalidad de La Serena que les permita vender sus productos en la calle.

La manifestación se efectuó con un gran lienzo que mostraban a los automovilistas y transeúntes que circulaban por calle Cordovez, esquina Cienfuegos, el mismo día en que se  realizaba una marcha ciudadana. 

Susana Luck reconoce que “somos jefas de familia, la mayoría somos mujeres de esfuerzo, que necesitamos un permiso, que nos entreguen apoyo y nos ayuden, queremos que nos otorguen un espacio para trabajar porque no podemos seguir arrancando”. 

“Sólo queremos que el señor alcalde nos escuche y nos de la oportunidad de trabajo, porque somos personas de esfuerzo, no somos delincuentes”, añadió la vendedora.   

“Muchas veces venimos a trabajar con nuestros hijos pequeños, porque no tenemos con quienes dejarlos, y tenemos que estar arrancando con ellos. Eso no es justo”, añadió.

La mujer asegura que cuando sorprendidas vendiendo “nos quitan los carros y la mercadería”

Luck dice que vende productos en la calle desde hace más de 20 años, pero que nunca ha sido favorecida con un permiso.

“Yo tengo sólo hasta sexto básico y no tengo otra opción de trabajo que no sea salir a vender en la calle. Lo único que necesito es trabajar”,  María José Jiménez, Ambulante 

Por su parte, María José Jiménez explicó que “nosotros nos estamos movilizando para que nos den un permiso, somos mujeres y personas que trabajamos desde hace muchos años y he luchamos desde hace muchos años por un permiso”.María José Jiménez es el único sustento de su hogar, que componen siete hijos, uno de ellos con asperger y dos estudiantes universitarios. “Yo tengo sólo hasta sexto básico y no tengo otra opción de trabajo que no sea salir a vender en la calle. ¿Quién me va a contratar? Ni siquiera puedo barrer y lo único que necesito es trabajar”, se queja.

La ambulante admite que en la calle vende lechuga, brócoli y coliflor, y alguna otra fruta o verdura de la estación. Ella trabaja desde hace 18 años en la calle y en la actualidad vive allegada en una casa en el centro de la ciudad.

El grupo de comerciantes ambulantes indica que desea regularizar su situación instalándose en los puestos que están disponibles en un terreno que se ubica en calle Cantournet 773. “Son ocho locales abandonados”, afirma. 

Finalmente, Marcela Ocaranza cuenta que “somos como una familia, porque estamos todos los días en la calle” y que incluso, los fines de semana, cuando no trabajan, se reúnen entre ellas. “Nos conocimos nuestras vidas, ella sabe mis problemas y yo sé los de ellas”, añade. 

“Ya nos robaron todo, así que ya no tenemos miedo de nada”, afirma. Marcela Ocaranza proviene de la ciudad de Santiago y cuenta que la municipalidad de La Serena les otorgó un permiso para vender frutas y verduras en las poblaciones, pero que los serenenses tienen por costumbre comprar  en el centro. 

La rutina de las mujeres es comprar los productos, muy temprano, alrededor de las de 6 de la mañana, para luego salir a venderlos en carritos de supermercado hasta alrededor de las 4 de la tarde. 

 

 

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