• Desde el local “Takuba” no quisieron referirse a la situación de su cierre definitivo, ya que todavía están afectados, pero lo cierto es que este recinto bajó las cortinas para siempre.
  • Con las puertas cerradas los dueños del Pub Yesterday, hoy sobreviven gracias al delivery, pero no saben cuánto más podrán aguantar.
  • Poco a poco, señalan algunos, el Barrio Bohemio de La Serena “se convierte en un cementerio de pubs y restoranes”, y así las cosas no existe retorno.
Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
Una decena de locales del sector, entre pubs y restoranes, cerraron definitivamente, y cerca de 200 personas perdieron sus trabajos. Los que quedan, señalan estar “resistiendo” con lo que les pueda dejar el delivery, a la espera de recibir algún apoyo estatal que hasta ahora no habría llegado.

El anuncio del cierre definitivo del Duna Classic Rock Bar de La Serena, por problemas económicos caló hondo en muchos habitantes de la región que atesoran recuerdos vividos en este ya “mítico” lugar, ubicado en calle O’Higgins, en pleno barrio bohemio de la capital regional. 

Pero fue sólo la punta del iceberg. Lo cierto es que la realidad de este local, no es muy diferente a la que están viviendo la mayoría de los recintos de entretención de este sector, donde la pandemia ha golpeado fuerte en lo económico, y no les ha quedado otra alternativa que cerrar definitivamente, o aguantar dando un giro al negocio del delivery, lo que claramente no les alcanza y sólo es una manera desesperada de subsistencia, ante lo que dicen, es “el completo olvido” en el que los ha dejado el Gobierno ya que no han recibido aportes estatales para no tener que bajar la cortina. 

Sin retorno

Cuando se decretó el Estado de Excepción y el respectivo toque de queda, el rubro tambaleó. Pero claro, era necesario debido al avance del Covid-19. Lo que no esperaban era que pasara tanto tiempo, y la “espalda financiera” ya no diera para más. Los ahorros se fueron terminando, había que pagar sueldos, arriendos, y otras cuentas, por lo que el negocio se hizo inviable. De hecho, alrededor de una decena de pubs o restoranes -el último de ellos “el Duna”-, dejaron de funcionar y están haciendo entrega de los recintos a los arrendadores. 

Recorrimos el Barrio Bohemio, y la resignación es evidente. En Eduardo de La Barra, está el “Minuto 90”, conocido restorán temático ligado al fútbol, que vivió años de gloria, pero hoy pasa por complicados momentos. Su dueño, Juan “Cacho” Vera, asegura que si no hubiese tenido la colaboración del arrendador habría tenido que bajar los brazos. Aun así, no hay ingresos, y los recursos que están generando a través de la entrega de comida les alcanzan sólo para al día a día.

“Tuve la suerte de que me bajaran el arriendo, pero no le he podido pagar desde el mes de marzo, entonces ahora estamos esperando alguna ayuda del Estado para poder solventar las deudas que tenemos (…) Pero es complejo, porque estábamos atentos a unos recursos que postulamos en Sercotec, que no nos llegaron, y a ninguno de los locales del centro les llegó, entonces hay un poco de decepción ya que dependíamos de eso, sino habrá que cerrar”, expresó Vera. 

Por la misma calle nos encontramos a Juan, quien hasta hace unos meses era maestro de cocina del Diavoletto, pero el restorán dejó de funcionar, al menos hasta que se acabe la pandemia, por lo que tuvo que dedicarse al cuidado de automóviles. Algo que nunca había hecho, pero tiene dos hijas y no puede dejar de generar dinero. “Estoy con el seguro de cesantía, y con el compromiso de volver al local, porque hay muy buena relación con los dueños. Pero no me alcanzaba, con lo de la cesantía y tenemos que parar la olla. Tenemos familia y hasta ahora salud, esperemos que esta no nos falle”, relata el trabajador. 

“¿Dónde está la ayuda?"

Patricio Rojas, del “Yesterday” cuestiona la falta de apoyo a su gremio a nivel estatal. “No nos han ayudado nada. Había una opción ahora pero no se la dieron a nadie de acá del centro, por eso yo me pregunto a dónde se fueron. No sé. Ahora mismo lo único que me mantiene es el delivery, pero lo que se gana con eso es prácticamente para subsistir y comer. Uno entiende que tal vez están priorizando a otras pymes, pero el rubro de la entretención también da trabajo, y va a tener que volver en algún minuto, aunque si esto sigue así, lo dudo. El barrio bohemio terminará muriendo también”, asevera el microempresario, quien lamentablemente debió a despedir personal, y quedarse con lo mínimo luego de acogerse a la Ley de Protección del Empleo.

“Es doloroso, porque la mayoría de nuestros trabajadores boleteaban, y no se pudieron beneficiar con esta ley. Es doloroso para todos, porque sinceramente, si esto sigue así, yo no puedo aguantar más de dos meses”, aseveró. 

El cementerio de O´higgins

Recorrer la calle donde se concentra la mayoría de los pubs del barrio bohemio, es transitar por un cementerio de pymes del rubro en el suelo. No hay ninguna funcionando, algunos a la espera, resistiendo, y otros ya definitivamente caídos. Marlon Candelo de “La Isla del Sabor” asegura que, “estamos en las últimas, ya los locales están cerrando, y yo estoy colapsado. La verdad es que voy a tener que cerrar, no creo que haya vuelta”, enfatizó. 

Y unos metros más arriba, está el Pub Duna. Allí llegamos ayer, y Janiver Moraga, la administradora, se encontraba junto a otros trabajadores, básicamente preparando su retiro, ordenando las cosas para abandonar el lugar. “Es una lástima que la ayuda no llegara. La verdad es que nosotros teníamos harta esperanza en que nos dieran un salvavidas y postulamos a los fondos estatales, pero nos llegó la notificación de que no cumplíamos con los requisitos. No tuvimos facilidades por parte del arrendador, y lo que recaudábamos con el delivery era sólo para sueldos. Era insostenible, y el centro de La Serena se está muriendo”, enfatizó. 

Reinventarse

Roxana Henríquez, dueña del pub Boicot, ha podido cumplir con los arriendos, pero no ha podido funcionar y no ve cercano el que ni ella ni sus colegas tengan una opción.

“El centro se está desangrando. No encajamos en la ayuda de ninguna parte (…) Por eso que yo pretendo ocupar el espacio y ocupar el local para vender otras cosas. Tengo esa posibilidad, pero no todos la tienen, y la verdad que no sé por qué lo estoy haciendo. Tal vez lo más inteligente sería irse para la casa”, analiza, agregando que la incertidumbre a veces se torna agobiante.

“Esta pandemia nos tiene mal a todos, y lamentablemente a los que vivimos de actividades que no se pueden hacer nos hemos visto golpeados. Es súper difícil no saber cuándo va a terminar esto, te agobia. Uno se pregunta, si vamos a poder aguantar hasta el final, el problema es que uno no sabe cuál es el final”. 

Fondos de Sercotec

El director regional de Sercotec, Fernando Contreras, explicó que sí se han destinado fondos para ayudar a las pequeñas y medianas empresas, pero existen requisitos, y además se prioriza a los que más lo necesitan. En ese sentido, no todos van a quedar conformes.

“El gran problema fue que los que postularon a estos fondos Reactívate fueron demasiados y nosotros teníamos recursos limitados. Este concurso premió a 74 empresas y postularon más de 3 mil, esa es la única razón por la que no se benefició a todos, sino a los que demostraron que estaban más necesitados”, expresó Contreras. 

Hizo un llamado a no perder la esperanza. “Todo lo que estamos haciendo es para salvar a las empresas y que no se nos caigan, pero hay múltiples factores (…) En todo caso, estamos trabajando, y vamos a lanzar algunos concursos muy pronto, sólo estamos afinando detalles”, indicó.  

Pago de patentes

Otro punto que preocupa a los locatarios que todavía siguen en pie, es que se aproxima la fecha del pago de patentes. En ese sentido, el alcalde de La Serena, Roberto Jacob, indicó que entienden la situación y que si bien no pueden condonar este cobro, sí tienen la facultad para acomodarse y dar facilidades a los pequeños y medianos empresarios del barrio bohemio.

“Ellos tienen que acercarse a nosotros y de acuerdo a las necesidades nosotros les vamos a dar las facilidades correspondientes. No podemos condonar un pago, porque es una ley, pero sí podemos ser empáticos y flexibles”, aseveró. 

 

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