• Huertas urbanas permiten mejorar la alimentación en los hogares.
  • Los asistentes podrán conocer además conceptos sobre comida saludable y aprovechamiento de residuos domiciliarios.
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Clases técnicas se extenderán a febrero en INIA Intihuasi y permitirán a los asistentes obtener transferencia –teórica y práctica– de conceptos en recolección de desechos, siembra de semillas, riego, trasplante, tipos de hortalizas, hidroponía, entre otras.

Uno a uno fue llegando al auditorio del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA Intihuasi, los más de 40 asistentes que participaron del primer taller de huertas urbanas, impartido por el centro especializado de investigación que se internó en la producción de siembras de hortalizas en la ciudad, específicamente en los hogares de la región.

Una clase teórica y su posterior práctica dio el vamos a los seis talleres que se realizarán hasta febrero, cuyo énfasis no solo está en transferir conceptos a los asistentes, sino reutilizar los residuos domiciliarios y contribuir a la alimentación saludable de las personas.

Las charlas se enmarcan en el proyecto “Prototipo de huerta urbana utilizando residuos domiciliarios, una experiencia replicable”, elaborado y ejecutado  por INIA Intihuasi, y financiado con aportes del Fondo de Desarrollo Regional (FNDR) de la Región de Coquimbo.

6 talleres para todo público realizará en INIA para potenciar la reutilización de residuos y la creación de huertas en los domicilios.

“Cuando participan personas y estudiantes con el mundo académico, y llevarlo a cosas simples como una huerta urbana (…) me parece importante”, explicó el Consejero Regional de Limarí, Juan Carlos Codoceo. Durante la actividad también participó el CORE de Elqui, Carlos Galleguillos.

En la oportunidad, los asistentes aprendieron conceptos sobre la recolección de residuos de desechos orgánicos para la obtención de compost (abono y fertilizante) que logra el sustrato apto al momento de la siembra. Además, lograron conocer cuáles son los materiales inorgánicos idóneos para un cultivo, tales como bandejas de huevos,  envases helados y frutas y recipientes de carne y pollos, entre otras, que se adquieren en centros comerciales.

Respecto a los vegetales, se distinguió cuáles son las hortalizas más comunes para los hogares –perejil, cilantro, lechugas, zanahorias, acelga y espinaca – y sus periodos de crecimiento para trasplantarlas a la huerta.

“Este proyecto permite transformar el problema de la basura en una oportunidad, cambiando el foco hacia desechos reutilizables”, dice el director del centro de investigación, INIA Intihuasi, Edgardo Díaz.

“Este proyecto permite transformar el problema de la basura en una oportunidad, cambiando el foco hacia desechos reutilizables”, dice el director del centro de investigación, INIA Intihuasi, Edgardo Díaz, quien agrega: “aprovechamos de transferir conocimientos de producción agronómica para que las personas, que asisten a nuestros talleres, puedan tener de forma simple su propia producción de alimentos saludables. Para esto ha sido fundamental el apoyo de nuestra Intendenta y el Consejo Regional”.

Alison Codina y Soledad Jorquera recomendaron asistir a los próximos talleres: “Tengo almácigos (sitio donde se siembra) pero no sabía la parte teórica. Me encantó la práctica y nos dan todas las herramientas”, coincidieron.

De suelo hogareño a la boca

La investigadora en hortalizas de INIA Intihuasi y ejecutora de la iniciativa, Constanza Jana, sostuvo que si bien el objeto del ciclo será la educación ambiental y el reciclaje, las clases también entregan consideraciones al momento de sembrar. En ese sentido, apunta a que se deben considerar riegos de 2 litros por semana en periodo invernal, cuota que aumenta a 6 litros en verano.

Añade  que en 2 metros cuadrados se pueden habilitar maceteros, platabandas, invernaderos, huertas verticales, incluso sistemas hidropónicos básicos. En todos los recipientes está la posibilidad de plantar más de una especie, “dependiendo de los requerimientos de cada hogar”.

Para elaborar el compostaje ayudarán restos de cáscaras de los mismos vegetales y frutos, hojas, además de pan añejo y otros restos de alimentos. La lombriz roja es la ideal para hacer el proceso de descomposición. En un periodo de 4 meses, se obtiene compost.

“Enseñamos a hacer un almácigo, la manipulación de las semillas, cuál es el sustrato y cómo sembrar. Al final, la idea es que cada persona pueda replicar eso”, sentenció.

 

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