• Horas y horas en la oficina, trabajo acumulado y falta de tiempo pueden desencadenar cuadros de estrés difíciles de combatir.
Crédito fotografía: 
Andrea Cantillanes
La tragedia del padre santiaguino que olvidó a su hijo en un automóvil y que después falleció, abrió el debate en torno al tiempo que le dedicamos al trabajo, lo cual puede generar un desgaste mental que afecte nuestro sistema cognitivo y genere pérdida de memoria de corto plazo, lo que podría haber ocurrido en este caso, según explican profesionales.

El 8 de diciembre será un día que Víctor Fuentes (30) jamás podrá olvidar. Salió de su casa como siempre a bordo de su vehículo junto a su hijo de dos años a quien debía ir a dejar al jardín para luego partir al trabajo. Sin embargo, todo salió mal. 

El hombre cometió el peor error de su vida. Estacionó el automóvil, bajó y se fue directamente al colegio San Agustín, en Santiago, donde se desempeña como jefe de finanzas, olvidando completamente al pequeño que dejó sentado en una silla para bebés en la parte trasera. 

Estuvo por casi ocho horas encerrado, sin ventilación con una temperatura que llegaba casi a los 30 grados. 

Fue demasiado para el menor. Cuando su padre lo encontró tras terminar su jornada, estaba fallecido producto de un fulminante golpe de calor.

EL DEBATE SE INSTALÓ 

Tras lo ocurrido, nadie justificó la negligencia, pero hubo quienes empatizaron con el padre ya que “le podría pasar a cualquiera”, según manifestaron usuarios a través de las redes sociales. 

Aun así, fue formalizado por cuasi delito de homicidio y puesto en libertad mientras dure la investigación. 

¿Cuál fue el principal argumento de la defensa? De acuerdo a la abogada Jacqueline Stubing, el hombre tuvo un terrible lapsus mental y creyó firmemente que había dejado a su hijo en el jardín, por eso continuó una rutina absolutamente normal. 

Según la profesional, Fuentes se encontraba sometido a un fuerte estrés laboral debido a que en el establecimiento donde trabajaba estaban en los últimos días de matrícula por lo que la exigencia era demasiada, tanto que podría haber sufrido una pérdida de memoria temporal en el corto plazo. 

En las afueras del colegio San Agustín, donde trabajaba el padre del menor fallecido, reinó el dolor cuando se enteraron de lo sucedido.

 

ALGO MÁS COMÚN DE LO QUE SE CREE

Si bien es cierto que las consecuencias de este caso fueron terribles y excepcionales, hay muchos otros que no tienen un resultado tan dramático, pero que hablan de la frecuencia y gravedad de una enfermedad silenciosa, pero propia de estos tiempos. 

Según cifras de la Asociación Chilena de Seguridad, el 48% de las licencias que ellos tienen en sus registros corresponden a enfermedades profesionales asociadas a problemas como el estrés. 

EL ANÁLISIS MÉDICO

Fernando Molt, neurólogo, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte, también sintió el impacto de la noticia que conmocionó al país entero, pero explica que hay razones médicas que inciden en ese tipo de conductas involuntarias, sobre todo cuando el estrés se sale de control. 

El profesional manifiesta que todos nos vemos expuestos al agobio de la vida cotidiana y que ello no es de por sí negativo. De hecho, suele ser estimulante. Sin embargo, los conflictos comienzan cuando “se traspasa el límite”, sobre todo en individuos que tienen baja tolerancia. 

Existen grupos de individuos, entre los cuales probablemente se encuentra el padre santiaguino, que están más propensos a experimentar las enfermedades mentales asociadas a la tensión laboral y presentan sintomatología como la irritabilidad, trastornos de sueño y mal funcionamiento del sistema cognitivo. “Se pueden producir olvidos frecuentes de cosas cotidianas. Eso es bastante habitual en los cuadros de estrés”, manifestó el doctor Molt. 

De hecho, según el médico, cuando existe este desgaste natural o algún trastorno del ánimo, la primera gran alerta que se presenta de manera permanente es la pérdida de memoria de corto plazo y la falta de concentración. “Pero, te insisto, todo tiene que ver con la persona. Hay quienes están sometidos a cierto estrés y funcionan súper bien, mientras que otros que están en la misma situación no funcionan”, aseguró. 

LA FASE PREVIA

Pero, ¿qué es el estrés? Según explica la prevencionista de riesgos y experta en Salud Laboral Evelyn Vargas, esta patología es la reacción tanto psicológica como física de nuestra mente y cuerpo “cuando está sometido a una amenaza”. 

En principio, ésta puede ser soslayada constituyéndose como fase previa, sin embargo cuando la amenaza se vuelve permanente comienza la etapa de agotamiento y es ahí cuando se producen los efectos del estrés que pueden ser problemas de sueño, irritabilidad, bajas de rendimiento y andar despistados.

“También nos ponemos agresivos, inquietos y nos desconcentramos. Este papá que lamentablemente protagonizó la tragedia probablemente estaba muy desconcentrado”, remarcó Vargas. 

NO “PATEAR” LOS PROBLEMAS

Para el psicólogo clínico Gustavo Fierro, otra de las claves para prevenir el estrés, fundamentalmente el laboral, está en no postergar los problemas e ir solucionándolos en la medida que se van presentando.“Debemos darnos cuenta de lo que nos está aquejando y solucionarlo en el mismo momento, no patearlo para después”, indica.

Y si algo no tiene solución, debemos procurar no darle más vueltas al asunto. “Hay que dejar ir los problemas, no quedarnos permanentemente, porque hay cosas que no dependen de nosotros”.

 

“NO LE PASA A CUALQUIERA”

Pero de todas formas, tal como lo expresó el doctor Molt, no en todos los casos un estrés laboral puede llevar a que una persona “se nuble” y actúe de manera totalmente errática, olvidando lo que en otras circunstancias no haría. 

La psicóloga de la UCN, Marisol Urrutia, insiste en que lo que le sucedió a Fuentes probablemente tuvo su origen en circunstancias externas al trabajo. “No todas las personas que sufren de estrés van a olvidar a su bebé en un vehículo. Es cierto que disminuye nuestra concentración, pero aquí seguramente había otros factores que incidieron, como problemas familiares, por ejemplo”, precisó. 

CUANDO TODO SE CONJUGA

En ese sentido, el psicólogo clínico Gustavo Fierro asegura que lo peor es cuando todo se conjuga. Cree que el estrés laboral no se puede separar del que se puede tener en lo personal o en otro ámbito de la vida y en ese sentido piensa que Víctor Fuentes no sólo estaba sometido a una sobrecarga laboral.

“Probablemente influyeron factores que no conocemos, lo que lo llevó a caer en un estado de distracción con las consecuencias que ya todos conocemos”, expresó.

Aunque admite que hay individuos con una capacidad especial para soportar los periodos de agobio en todo ámbito, asegura que, en general, las personas somos demasiado propensas a generar pensamientos negativos una y otra vez, lo que gatilla una tensión mental que va aumentando. Es decir, pensamos en forma circular sin encontrar ninguna solución, generando estrés.

“Muy pocas veces, cuando algo nos da vueltas en la cabeza, logramos una salida, por lo general llegamos al mismo punto y terminamos más complicados en la toma de decisiones. El sobre pensamiento a veces juega en contra y es un factor que genera estrés”, indicó Fierro. 

CLAVES

- Trastorno del sueño

Uno de los primeros síntomas del estrés es presentar dificultades para quedarse dormido y para mantenerlo una vez que se concilia. 

- Irritabilidad 

Quienes están estresados suelen enfadarse rápidamente y estar particularmente sensibles.

- Falta de concentración 

La pérdida de la concentración redunda en mal desempeño laboral y académico. 

- Pérdida de memoria

Las personas que padecen de estrés suelen olvidar las cosas, sobre todo lo cotidiano en el corto plazo. 

 

SOCIEDAD DEL ESTRÉS

El neurólogo Fernando Molt está convencido de que la sociedad actual incide en la gran cantidad de personas estresadas por su trabajo. 

Cree que la competitividad por alcanzar “el éxito” hace que la gente se fije metas en su vida a las cuales debe llegar por obligación, sólo como una forma de “encajar bien en el entorno, laboral y social”. 

Por su parte, el sociólogo de la UCN, Manuel Escobar también cree que estamos viviendo en un clima de densidad que “fomenta el agobio” y una de las variables que incide directamente en los adultos que laboran de forma remunerada es el cambio en las dinámicas del mercado del trabajo. 

Es categórico al señalar que muchos tienen miedo de perder sus puestos y, por lo mismo, muchas veces se obsesionan y se sobreexigen más de la cuenta.

“Antiguamente solía pasar que la gente se mantenía por muchos años seguro en un trabajo, pero hoy hay mucho más movimiento y eso provoca una gran incertidumbre y consecuentemente, estrés”, manifiesta el sociólogo. 

Pero hay otro factor cuyos responsables son las mismas personas y no el entorno. Resulta que Chile es uno de los países que registra una de las menores tasas de productividad. Según un informe de la OCDE del 2015, en nuestro país se trabaja en promedio 7,5 horas diarias, siendo el segundo en la escala de productividad, sólo por detrás de México. 

Esta situación, según Escobar, también influye en generar el desgaste mental, ya que se permanece poco tiempo con la familia y es difícil realizar otras actividades que sirvan para despejar y aclarar la mente. “No somos trabajólicos, lo que pasa es que no ocupamos bien nuestro tiempo y no compatibilizamos bien nuestro trabajo con nuestros asuntos personales y afectivos que requerimos como seres humanos”, sostuvo Escobar. 

LOS AMBIENTES LABORALES

Pero una de las claves fundamentales para no enfrentar patologías mentales, está en trabajar en buenos ambientes laborales. En esa línea, la psicóloga laboral Silvana Oros explica cuál es la relación de enfermedades como el estrés en la organización, siendo el resultado de una serie de otras situaciones que se producen en los equipos de trabajo y que pueden terminar generando graves daños en la psiquis de las personas. 

Según la profesional, un mal clima o un mal liderazgo pueden ser los detonantes de una crisis en alguien que sea emocionalmente más débil. “Estos factores pueden redundar en un exceso laboral, un exceso de trabajo o una falta en el cumplimiento de las funciones, lo que necesariamente genera condiciones anómalas en la gente”, precisa Oros. 

Aunque la profesional ratifica que “cada personalidad es diferente y no todas las personas sucumbirán ante las situaciones de presión”, el estrés de los trabajadores se puede prevenir en las empresas generando mejores condiciones, más lúdicas y que impliquen nuevos desafíos para los funcionarios. 

Eso sí, enfatiza en que en Chile, más allá de la productividad, se destinan demasiadas horas al trabajo. “Usamos un tercio de nuestro día en la oficina, otro tercio en dormir y sólo queda un tercio para hacer otras actividades. Claramente deberían ser menos horas laborales, pero eso ya es un tema cultural”, indicó la profesional.

Pero no todo está perdido ya que a menudo los cuadros de estrés pueden superarse sin que pasen a mayores como sucedió en el lamentable hecho ocurrido en Santiago.

“No hay una fórmula mágica”, según asegura Fernando Molt, pero la solución tiene que ver con cambios conductuales “aunque es difícil porque en general estas personas se autoexigen demasiado”, dice, por lo que lo más recomendable es que busquen ayuda psicológica o siquiátrica apenas se den cuenta de que algo no anda bien en su estado de ánimo, no están lo suficientemente motivados o se alteran ante cualquier situación. 

 

 

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