Un verdadero laberinto burocrático es el que intenta atravesar Verónica Orieta (36) en medio del dolor que siente desde hace cuatro meses cuando recibió una muy triste noticia; con 10 semanas de embarazo y después de un control de rutina para hacerse una ecografía, el médico le informó que el feto ya no presentaba latidos y debía practicarle un aborto.
Un momento devastador para ella y toda su familia que ya se había ilusionado con dar la bienvenida a un nuevo miembro. Pero sumado a esta situación, la mujer ha debido enfrentarse a las negativas de la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin) de pagarle una parte de la licencia médica que le autorizaron, pese a ser diagnosticada con depresión por al menos dos especialistas.
Este dramático caso es uno de los cientos que dejan al descubierto la crisis en este organismo fiscalizador que, luego de protestas, reclamos y quejas que escalaron a nivel nacional a mediados del mes de junio, apenas está tomando cartas en el asunto para agilizar los pagos y verificar en menos tiempo los casos de personas que deben ausentarse de su sitio de trabajo por condiciones médicas, pero que a la vez necesitan costear sus tratamientos y solventar su cuentas habituales.
Dolor en el alma
Verónica, quien es muy activa en redes sociales, compartió el pasado mes en su Twitter la resolución que le envió la Compin, donde se indicaba que no le pagarían completa una licencia de 30 días, al considerar que era un reposo excesivo no justificado.
“Hoy Compin me envió esto ¿Acaso debo tener depresión solo por 14 días?, ¿debo solo llorar la muerte de mi bebé los días que ustedes estipulen? ¿Qué debo hacer para recibir la otra parte de mí licencia, de mí dinero?, ¡ustedes me están enfermando más y más! ¡Me siento impotente, frustrada, triste!”, escribió la mujer.
En entrevista con El Día, la trabajadora de la Universidad Central contó más detalles de su experiencia, como una manera de expresar su disconformidad con un sistema que califica de me “crudo, escabroso y poco empático”.
“Yo tuve un aborto el 2 de marzo que fue bastante complejo y difícil. Tenía aproximadamente 10 semanas. Soy mamá de tres niñas y este embarazo era notorio, incluso ya sentía los movimientos del bebé. No tenía ningún problema, hasta que fui a un control y me hicieron una ecografía de rutina, con la que el médico se dio cuenta que mi guagua tenía varios días sin latidos”, reseña.
Posteriormente el especialista la citó a la urgencia del Hospital San Pablo de Coquimbo donde le recetaron misoprostol y la enviaron a su hogar.
“En la noche tuve el aborto del feto en la casa de una amiga para que mis hijas no me vieran así, pero al otro día comenzaron unas molestias terribles. Como perdí el conocimiento en varias oportunidades, mi pareja y un vecino me llevaron a la urgencia del Hospital de La Serena donde me hicieron un legrado para limpiar los rastros del tejido que quedaba. Al día siguiente me dieron de alta”, apunta
Después de ese episodio, Verónica asegura que no quedó en condiciones ni físicas ni mentales para ir a trabajar con normalidad, por lo que el doctor de urgencias le entregó una licencia por 10 días que le sirvió para “descansar y recuperarse”.
Sin embargo, como la situación no fue fácil, decidió consultar con otro médico quien le dio licencia por 30 días y la derivó a un psiquiatra experto en ese tipo de temas, quien le otorgó 15 días de reposo adicionales.
“La primera licencia de 10 días me la pagaron en su totalidad, la tercera también, pero de la segunda licencia solo me pagaron 14 días y esa es la que yo estoy peleando. Según ellos es un reposo injustificado (…) Por eso consulté en el Compin para saber qué pasaba, hice la apelación, me hicieron esperar un par de meses y me la rechazaron, pero es que ni siquiera tuve oportunidad de exponer mi caso”, reclama.
“Un sistema que no funciona"
Con lágrimas en los ojos Verónica dice que tras el embarazo tuvo que lidiar con el tema familiar, porque no fue fácil explicarles a sus hijas lo que había pasado, además de pagar las deudas, mudarse de vivienda, el atraso en las cuentas y vivir con la tristeza.
“(…) El tratamiento que me recetaron si bien no es extremadamente caro, sí implica un gasto extra y yo de hecho ya no lo estoy tomando. Tampoco he podido asistir a la psicóloga porque no me alcanza el dinero y tengo una pareja que me respalda, pero hemos tenido que endeudarnos para salir adelante y no queda otra que volver a trabajar” acota.
Además insiste en que el sistema no ayuda y no está de acuerdo en su funcionamiento.
“(…) Yo entiendo que hayan personas que abusen del sistema y que puedan generar licencias falsas, la verdad desconozco cómo es el tema, pero si yo estoy llevando pruebas de mi ecografía, de los documentos con respaldos, de que no estoy bien y varios médicos coinciden en el diagnóstico, entonces por lo menos debería hacerse un peritaje médico para que se cercioren que no estoy mintiendo”, sostiene.
Tras múltiples rechazos, Verónica ahora tiene que gestionar el pago de la licencia en la Superintendencia de Seguridad Social (Suceso).
“Fui para allá y me dijeron que tenía presentar todo de nuevo, incluyendo la documentación que entregué al Compin, entonces voy tener que juntar de nuevo los requisitos, contar y explayarme en una situación que me ha dolido mucho y cuesta superar. Después debo esperar de tres a seis meses por una respuesta”, lamenta.
Finalmente, Verónica insiste en que lo que está reclamando es su dinero. “No estoy pidiendo una ayuda, ni un bono, ni un beneficio del Estado. Yo estoy pidiendo lo justo que es mi sueldo, nada más (…) entonces, no me explico por qué esto funciona así (…) casi que hay que hablar con el Presidente de la República para que te resuelvan”, añade.
Nueva plataforma de atención
Tras las protestas que se realizaron en el país por el retraso de unas 27.000 licencias de la Compin, especialmente en la región metropolitana, la Compin presentó recientemente una nueva plataforma para actualizar su modelo de atención, estrenando el pasado 5 de julio la web www.milicenciamedica.cl
Según reseñaron medios nacionales, la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, informó que el 98 % de estas licencias han sido resueltas.
En el caso regional, al 30 de junio se registraban 290 licencias atrasadas.
El Seremi de Salud Alejandro García explicó a El Día que si bien existe “deuda gigante” con la atención de los usuarios, se está tratando de mejorar el mecanismo al permitir que la solicitud se haga a través de la plataforma.
“La idea es agilizar la atención y evitar que el paciente concurra al Compin (…) El año pasado lanzamos la licencia médica digital y en la región el 50% de las licencias son bajo esta modalidad”, comentó.
Consultado sobre el plazo de los pagos, García comentó que en promedio se demoran de dos a tres semanas, y en ese tiempo las personas pueden revisar en la web el estado del trámite. “También pueden ver si la licencia médica está aprobada, rechazada o en proceso. Cada 24 horas hay actualizaciones”.
“Cabe destacar que Compin no es un ente pagador, es un ente fiscalizador, siempre se dice que este organismo rechaza las licencias y no las quiere pagar, pero esa no es la realidad. Nuestros médicos controladores se encargan de detectar la buena utilización de una licencia médica”, recuerda el Seremi.
Rechazo de licencias
Si una licencia médica es rechazada varias veces por los médicos evaluadores de la Compin, -dependiendo del tipo de licencia-, la persona deberá entregar más antecedentes.
El Seremi Alejandro García agrega que si aparece rechazada en la nueva plataforma, es recomendable que el usuario acuda a la sede del organismo en los cincos días posteriores a la notificación y entregue los recaudos solicitados.
Si la persona es enviada a la Suceso, es porque la Compin rechazó definitivamente la licencia y ésta será la última instancia de apelación para solicitar que el pago de lo adeudado.