• Carlos Echeverría, médico Cardiólogo, comentó que actualmente existe un programa de formación conjunta entre el Gobierno Regional y el Ministerio de Salud que busca preparar a los médicos para enfrentar el desafío de tener dos hospitales más en un plazo de cinco años, con una capacidad de 1.200 camas asistenciales.
Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
Disminuir las diferencias que existen en la atención y pronóstico entre los usuarios de las zonas urbanas, con aquellos que residen en localidades rurales, es uno de los desafíos que enfrentan los equipos médicos del área de cardiología. Por otra parte, en la lista de espera regional por cirugía cardiovascular no GES, que son las que no forman parte del plan de Garantías Explicitas en Salud, hay 281 personas registradas.

Los ingresos relacionados por problemas cardíacos avalan el planteamiento. De acuerdo a datos publicados por el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), en lo que va de año se han registrado más de 39.500 hospitalizaciones y 216.000 atenciones de urgencia en centros de salud pública de la zona por causas del sistema circulatorio que incluye los problemas cardíacos.

Y en la lista de espera regional por cirugía cardiovascular no GES, -aquellas por una patología que no forma parte del plan de Garantías Explicitas en Salud-, hay 281 personas.

Es por ello que los esfuerzos de los equipos de salud dedicados al área cardiovascular en la región se enfocan en disminuir las diferencias existentes en la atención, reconociendo que el pronóstico de una misma enfermedad es muy distinto para los pacientes dependiendo de la localidad y si residen en zonas urbanas o rurales.

 

Unificar el consenso regional

Carlos Echeverría, médico cardiólogo del Hospital de La Serena, participó este viernes en el Curso Anual de Cardiología que desde hace ocho años se realiza en la ciudad. En conversación con El Día, recalcó la importancia unificar el consenso respecto al manejo de los pacientes cardiovasculares en la región.

“Eso lo estamos haciendo desde una perspectiva que integra los niveles de atención primaria, secundaria, las unidades de urgencia y las distintas complejidades que tenemos en la zona, sin distinguir al paciente cardiológico, ya que merece un similar nivel de atención en su patología, independientemente del lugar donde resida”, agregó. 

Sin embargo, en el camino también se encuentran con obstáculos. Una de ellos es la geografía dispersa que presenta la región de Coquimbo y la cantidad de población rural que “tiene dificultades de acceso a la salud”.

“Tenemos distintos niveles de atención y no todos están adecuadamente integrados. Por eso, nuestros esfuerzos se abocan a tratar de disminuir la brecha asistencial y hacer que la atención sea similar”, acotó.

 

Polo estratégico

Solo en el Hospital Serenense, las atenciones anuales en cardiología superan las 4.000 al año, se registran más de 600 ingresos en la unidad coronaria, se implantan más de 200 marcapasos cardíacos y SE realizan miles de electrocardiogramas.

Por esta razón, asegura Echeverría, dicho centro de salud se perfila como un polo estratégico de desarrollo en dicha área médica.

“Esto es así por el hecho de que la patología cardiovascular es la primera causa de muerte en la población adulta (…) por eso tratamos de promover estilos de vida saludables, hacer educación cardiovascular e incrementar nuestras capacidades diagnósticas y terapéuticas en el hospital”.

Además, desde el año 2013 el hospital cuenta con la subespecialidad de hemodinamia,  que se encargada del estudio directo de las enfermedades coronarias y también se está implementando la electrofisiología.

“Además en el fututo hospital se contempla  un servicio de cirugía cardiovascular, de manera que todas las áreas, desde el punto de vista de atención ambulatoria, así como de atención cerrada se puedan ir desarrollando conforme al crecimiento demográfico de la región”, detalló.

 

La prevención es clave

Por su parte Jimena Rojas, enfermera encargada del programa cardiovascular en La Serena, explicó que un 80% de las muertes por causas cardiovasculares como infartos, accidente cerebrovasculares o trombosis  se podrían prevenir si se modificaran los hábitos de vida.

“(…) En primer lugar se debería intentar tener una dieta más sana,  con mayor cantidad de verduras o frutas y disminuir la cantidad de sal que consumimos (…) también bajar el consumo de frituras, comida chatarra y bebidas azucaradas; dejar de fumar es otra tarea que sabemos es muy difícil, pero muchas personas lo logran en favor de su salud”, comentó.

En tercer lugar, las personas deben combatir el sedentarismo, ya que casi un 91% en el país cae en este mal hábito. “(…) Salir a hacer actividad física con zapatillas cómodas por lo menos tres veces a la semana por una hora es muy importante, y si no hay tiempo para ello se pueden aumentar  nuestros trayectos a pie, bajarnos antes al colectivo o buscar a los niños caminando”, resaltó.

Pero otro de los problemas para alcanzar buenos niveles en prevención, es que la gente habitualmente se acerca a realizarse exámenes solo cuando le ocurre algo a personas de su círculo cercano y se asustan.

“La verdad es que no es tan fácil a que accedan por decisión propia. Sin embargo en todos los centros de salud del país se realizan los exámenes preventivos que puede determinar un riesgo y por eso deberían hacerse anualmente, no cada tres o cuatro años”, indicó.

 

Agosto es el mes del corazón

Tomar conciencia sobre los riesgos cardiovasculares, especialmente en aquellos factores prevenibles es uno de los mensajes que con más fuerza divulgan los médicos y profesionales dedicados al estudio y atención de la población en esta área.

Sin embargo en Chile, este tipo de patologías representa cerca de un tercio de todas las muertes a nivel nacional. En detalle, 34 personas por cada 100.000 habitantes mueren por infarto agudo al miocardio, mientras que 31 personas con cada 100.000 habitantes fallecen por enfermedades hipertensivas. También una considerable cantidad muere por enfermedad cerebrovascular.

Factores de riesgo

Carlos Echeverría precisó que en la población de la región, al igual que en el país, hay una alta prevalencia de enfermedad coronaria e hipertensión arterial crónica, -que posteriormente produce insuficiencia cardíaca, arritmias y secuelas de infarto) , sobrepeso u obesidad, diabetes, tabaquismo y trastornos de metabolismo de colesterol.

Además e presentan enfermedades de las válvulas del corazón y las del músculo que se llaman miocardiopatías.

Asimismo, el especialista destaca que somos la región más endémica en cuanto a la enfermedad de Chagas, causada por un parásito llamado Trypanosoma cruzi que se transmite al ser humano por la picada de una vinchuca (Triatoma infestans) infectada por este. Si bien el paciente queda asintomático por un tiempo, tras el paso de los años se manifiesta la fase crónica con la aparición de diversas patologías como insuficiencia cardíaca, arritmias y aumento del tamaño del esófago y el colon.

También, dijo, hay un núcleo muy importante de pacientes con enfermedad de fabry, la cual puede afectar el corazón.

Este mal, catalogado como una enfermedad rara en Chile, es una patología que se caracteriza por crisis agudas de dolores abdominales que se activan con la fiebre, la fatiga, el estrés o el ejercicio físico. El cuerpo no puede producir suficientes cantidades de una importante enzima llamada alfagalactosidasa, la cual se requiere para eliminar una sustancia grasa, llamada globotriosilceramida. La acumulación generalizada de GL-3 causa un compromiso multisistémico progresivo, afectando el funcionamiento de los órganos y tejidos.

 

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