• Algunas mujeres con cáncer de mamas decidieron contar su historia para un proyecto audiovisual que se prepara en la región. Foto: Cedida
  • En la región se conformó un grupo de apoyo que ha resultado de gran ayuda para afrontar todo el proceso de tratamiento. Foto: Cedida
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Estos son los testimonios de tres mujeres de la región que pese a los temores que sienten por momentos, se enfrentan a su realidad con entereza. Aseguran que en el camino a su recuperación no están solas, mientras aprenden a valorar los pequeños detalles y lo que ahora para ellas es realmente importante: su salud.

La sala de cuidados paliativos del Hospital de La Serena es pequeña pero acogedora. Pinturas de atrapasueños contrastan con el blanco de las paredes. Estando allí se olvida que en ese lugar son recibidos los pacientes que a diario desafían una enfermedad como el cáncer, de las más temidas alrededor del mundo.

En uno de los cubículos de atención es donde conversamos con Claudia Vásquez, profesora de 44 años de edad. Ella, madre de tres niños pequeños, relata a El Día cómo su vida cambió cuando le diagnosticaron cáncer de mama en enero de este año y el proceso que ha vivido al luchar contra esta enfermedad.

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 “A principios de diciembre me sentí un ´porotito´. Yo pensé que era un quiste porque hace como 10 años también tuve, entonces era como normal que me salieran y lo dejé pasar. Eso fue por la rutina, porque cuando tú trabajas te postergas con ese tipo de consultas y como ya estaba entrando diciembre no le tomé importancia en realidad”, rememora.

Aunque en la quincena de diciembre sintió el quiste más grande, Claudia afirma que nunca se imaginó que era algo grave. “Decidí esperar hasta enero para visitar a un médico, nunca pensando que la enfermedad venía con esa potencia”.

“Cuando voy a consulta con el primer ginecólogo que fue el 5 de enero, inmediatamente me derivó a un doctor que atiende aquí en el Hospital de La Serena, y en cuestión de horas yo ya estaba diagnosticada porque de una vez me hicieron la ecografía donde apareció esta masa cancerígena que ya estaba muy grande y se notaba el bultito (…) Ese 5 de enero mi vida dio un giro de 180 grados”, sostiene.

INESPERADO DIÁGNOSTICO

Al preguntarle sobre lo que sintió en ese momento, Claudia expresa que fue “muy potente” saber que era cáncer. 

“Lo recuerdo claramente. Estaba en La Serena, saliendo de donde me hicieron la primera ecografía. Tomé el teléfono y llamé a mi mamá pero no pude comunicarme con ella, entonces hablé con mi hermano, y mientras le contaba iba por la calle llorando. Él en ese momento me decía ´tú eres luchadora, sí se puede, vamos para adelante´. También pensé en mis hijos, porque tengo tres, bastante pequeñitos aún”, narra.

Después de desahogarse, Claudia decidió darle un giro a la enfermedad y verla como un capítulo más de su vida, para luego recordarlo como un testimonio de batalla por su recuperación. A partir de ahí, comenzó su tratamiento en la Unidad de Oncología del Hospital de La Serena, donde actualmente recibe ciclos de quimioterapias.

Claudia está en etapa de tratamiento con quimioterapia en el Hospital de La Serena. Foto: Servicio de Salud

 

LA ETAPA MÁS DIFICIL

Claudia confiesa que lo que ha vivido a hasta ahora no puede ser considerado como su etapa más difícil porque aún espera por la mastectomía. Aunque tiene la esperanza que sea una intervención parcial, sabe que las posibilidades son realmente inciertas.

“El tumor es bastante grande, tiene 7 centímetros aún. Ya ha bajado desde los 11 cm hasta los 7 cm y aún me quedan dos quimioterapias para luego pasar a la cirugía, así que no se cuanto más podrá bajar en ese tiempo. Creo que esa será la etapa más crítica, porque es cuando te enfrentas de otro modo a la enfermedad”, manifiesta.

Pero Claudia se aferra a todo lo bueno que ha recibido a partir de conocer diagnóstico, y asegura que esta situación la toma como un mensaje y una enseñanza.

“Me ha traído tanto amor, tanta manifestación de cariño de las demás personas, he sido un ejemplo y me he dado cuenta que las personas se han detenido y se han tomado el tiempo no tan solo para manifestarme a mí el cariño, sino para darse cuenta que también nosotros como seres humanos estamos viviendo el día a día y no nos damos cuenta en realidad del valor de pequeñas cosas”, dirime.

Agrega que la enfermedad se convirtió en un proceso de reflexión, especialmente en su labor como docente.

“A mí no solo me ve mi familia, tengo un grupo humano inmenso que está detrás de mí. Alumnos, profesores, exalumnos, y amigos que se han dado cuenta de esto y a lo mejor ha hecho clic en ellos y en decir, paremos un ratito, disfrutemos la naturaleza, disfrutemos a nuestros niños (…)  También siento que uno está aquí por algo y está viviendo este proceso por algo, esto no es al azar”, estima.

Por su profesión, Claudia siempre está rodeada de mucha gente. Asegura que eso la ha llenado de cariño y motivación para superar este episodio de su vida. Foto: Cedida.
 
NUEVAMENTE LLEGA LA ENFERMEDAD
 
Mirian Castro tiene 49 años y vive por segunda vez el cáncer de mama. Su primer round con la enfermedad fue cuando tenía 29.
 

“Ha sido difícil porque no lo esperaba, y fue tan silencioso como la primera vez. Esta vez se ha hecho un poquito más complicado, y es porque la primera vez el tumor estaba más localizado”, señala.

Sin embargo, reconoce que hace 20 años atrás no se tenía mucha conciencia sobre el cáncer de mama, e incluso no existía en la región la unidad de atención como la que hay ahora.

“Tuve que partir a Santiago para tratarme, porque aquí no le dieron mucha relevancia de lo que me estaba pasando. En cambio en la capital, el médico supo lo que yo tenía en menos de una semana, y fue ahí cuando comenzó el tratamiento. Todo sucedió muy rápido. Como el cáncer estaba focalizado me hicieron cirugía, luego radioterapia, y seguí con el tratamiento. En siete meses ya estaba lista”, cuenta.

Miriam recalca que luego de padecer esta enfermedad, los controles anuales se volvieron sagrados y nunca dejó de asistir a las respectivas consultas.

“Justamente por un control me entero que algo anda mal. Me sentí algo en el cuello, y como ya había estado  en consulta con el médico en marzo, él me había dado la orden de los exámenes. Cuando me percaté de esto en el cuello adelanté todo y me dieron el diagnóstico”, recapitula.

Miriam está determinada a sonreír más, y a superar de nuevo el desafío  del cáncer. Foto: Johana Fernández

 

VIVIR OTRA ETAPA

Miriam dice que esta vez todo es diferente, especialmente porque tuvo que someterse al tratamiento de quimioterapias que, a su juicio, es mucho más fuerte.

Aunque en un comienzo su ánimo menguó al saber que tenía cáncer después de tanto tiempo de estarse controlando. Miriam resolvió retomar su vida, volver a sus actividades habituales y “sonreír un poco más, mucho más”.

“Estas cosas tienen que ser parte de la vida no más. Además tenemos un grupo de apoyo que, partiendo por los médicos es excelente. Todo ha sido bien especial y ha sido de gran ayuda, sobretodo para mí que es la segunda vez. Todos aquí (en el hospital) siempre tienen una actitud positiva.

Un grupo de apoyo liderado por el psicólogo de cuidados paliativos del Hospital de La Serena, Francisco López

CONTRA TODO PRONÓSTICO

La joven Daniela Cortés de 25 años, nos cuenta su historia mientras recibe el ciclo de quimioterapia en la Hospital de La Serena por cáncer de mama. En la sala está acompañada por unos ocho pacientes más, quienes están en tratamiento por otros tipos de cáncer.

Cuenta que en agosto del año pasado comenzaron los síntomas de la enfermedad, pero en ese momento no podía afirmar que era lo que tenía, y por eso fue a consulta a un centro de salud de Tierras Blancas, su zona de residencia. “Yo empecé a hacerme los exámenes y también costó que entendieran que tenía cáncer aunque tenía todos los síntomas”.

“Hasta el último momento pensé que era mastitis, porque todos mis ecos mamarios decían que era mastitis aguda, pero en julio de 2017 recién me dijeron que era cáncer y esto fue avanzando mucho”, acota.

Daniela además expresa que se siente decepcionada del sistema público al no haber tenido, a su juicio, la capacidad de hacerle el diagnóstico de su enfermedad a tiempo, amparados en su juventud y descartando la opción de hacerle una mamografía o plantear la posibilidad que podía tener cáncer de mama.  

“Cuando me empezó esta enfermedad yo fui con la matrona en Tierras blancas. Ellos (el equipo médico) han hecho cursos, talleres, además el tema del cáncer de mama ha estado muy potente en el último tiempo, y que no lo hayan descubierto o que ni siquiera me hayan dicho puede ser esto, puede que no, me decepciona (…) me derivaron con un ginecólogo que me dijo que no era nada de preocuparse, aunque me dijo que me iba a mandar a hacer la mamografía, pero claro, por la edad nunca llegaron a hacérmela”, reflexiona.

Daniela se encuentra en tratamiento en el Hospital de La Serena. En conversación con otros pacientes, comenta que su familia organizó hace una semana una peña folclórica donde recibió grandes muestras de cariño. Foto: Johana Fernández.

 

La joven no se quedó tranquila y comenzó a buscar por su cuenta otras opiniones, esta vez con varios médicos particulares, hasta que llegó a la consulta Patricio Huidobro, del cirujano oncólogo, quien le detectó el cáncer.

“Sin querer asustarme me dijo, ´oye, es un posible cáncer´, aunque en ese punto yo ya estaba tan desesperada por saber qué era, que cuando me dijeron cáncer, en vez de tirarme para abajo fue como un alivio, porque ya sabía lo que tenía y lo comenzaría a tratar. A partir de ahí fue súper rápido todo. El doctor me ayudó mucho, porque ya no me quedaba plata para hacerme los exámenes particulares y me dijo que me iba a tramitar todo por el hospital”, menciona Daniela.

Ahora, Daniela de 25 años, esposa, y madre de dos hijos, reafirma la importancia de hacerse ver cualquier irregularidad, y sobretodo insistir hasta obtener un diagnóstico certero.

“Yo por ejemplo no sé cómo se puede descubrir esta enfermedad y encuentro que hay poca información al respecto dirigida a jóvenes. El sistema de salud debería tener personal capacitado para tratar a mujeres jóvenes porque imagínate,  yo tenía un pequeño bultito en mi mama, pasó el tiempo y ahora por tanta espera me van a tener que cortar mi mama (mastectomía)”, exclama.

“Yo fui hace poco a la FAlP (Fundación Arturo López Pérez) en Santiago para pedir una segunda opinión, y allá igual fue fuerte porque yo iba por una opinión positiva, le dije al doctor que tenía solo 25 años (…) pero que sea lo que dios quiera no más. Tengo dos hijos a pesar de que soy joven y tengo que ver por ellos”, remata.

 

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