Crédito fotografía: 
EFE
Durante la semana se dio a conocer que durante agosto y septiembre comenzarían los ensayos clínicos de la fase 3 para una posible vacuna contra el covid-19. Para ello se requerirá al menos de tres mil voluntarios, quienes deberán ser personas sanas en esta primera etapa, y que serán reclutadas por universidades y centros médicos parte de un consorcio.

Una noticia esperanzadora fue la que entregó el Ministro de Ciencia, Andrés Couve, esta semana, quién se refirió a la Estrategia Nacional para una Vacuna COVID-19 que está liderando la cartera.

“A través de este esfuerzo de una Estrategia Nacional para una Vacuna Coronavirus, queremos garantizar el suministro oportuno y equitativo de una vacuna que sea segura y que sea efectiva. Esta estrategia está basada en el talento, la capacidad y la experiencia de nuestra comunidad científica en la realización de ensayos clínicos colaborativos” señaló Couve.

Precisó que “la estrategia se basa en buscar alianzas internacionales para realizar estudios clínicos de fase 3, es decir, aquellos ensayos que ya hayan pasado las fases 1 y 2 que se concentran en aspectos de seguridad”.

El primer acuerdo firmado sería entre la Universidad Católica y la empresa SINOVAC, laboratorio chino que se estaría preparando para realizar ensayos clínicos de fase en Chile durante los meses de agosto y septiembre y que ya habría firmado en Brasil en el mes de junio para comenzar los ensayos en 9 mil voluntarios.

“Esto conlleva una negociación de un suministro preferente de vacunas en el caso de que esta vacuna sea exitosa, de 10 millones de dosis en el primer año y podrían llegar hasta 60 millones de dosis en el curso de tres años” agregó el ministro.

De forma paralela existirían al menos otras ocho empresas candidatas que se estarían evaluando, es por eso que una vez que tengan una vacuna aprobada por el Instituto de Salud Pública, sería la autoridad sanitaria, a través del programa de vacunación, quienes la suministrarían a la población.

“El advenimiento de una vacuna es la otra forma de controlar el coronavirus, porque una es que nos enfermemos todos y que adquiramos la inmunidad de manera natural” Dra. Paola Salas, epidemióloga.

Los voluntarios

No se trata de un proceso donde existan mayores riesgos para los voluntarios, explicó la epidemióloga y académica de la Universidad de La Serena, Dra. Paola Salas, puesto que en la fase tres ya se habían probado la toxicidad y efectos secundarios de la vacuna.

“En general las vacunas tienen que pasar por procesos de bioseguridad y esa bioseguridad debe ser basada primero en pruebas in vitro que se hacen en laboratorios, después pruebas en animales y allí se evalúa en animales la toxicidad de la vacuna y los efectos secundarios y después viene la fase de prueba en seres humanos, donde lo más importante ya no es la toxicidad” detalló.

Lo que se evalúa en este proceso es cuánto dura la inmunidad en las personas o si hay o no un resultado efectivo en el ser humano, ya que no se trataría de un virus vivo, sino de uno muerto.

Por otro lado, indicó que la efectividad de la vacuna y la inmunidad que genera podía variar de una persona a otra y que eso dependería de su organismo.

“Hay personas que van a tener una inmunidad más eficiente ante la presencia del virus, va a ser más rápida y además en una mayor dosis de reacción y en otras lo contrario, si el sistema inmune está más deprimido en esas personas probablemente la respuesta va a ser de menor magnitud y en más tiempo”.

Es por eso que en esta fase de prueba los voluntarios son idealmente personas sanas que no tengan factores de riesgo que los puedan agravar con los ensayos clínicos.

Para esta fase que se espera se desarrolle entre los meses de agosto y septiembre, se requerirá al menos a tres mil voluntarios para inocularse con la vacuna que pase las pruebas de la FDA y la OMS y que en Chile esté aprobada por el ISP.

“A través de un consorcio conformado por universidades y también por centros clínicos en el país, que tendrán la tarea de reclutar voluntarios, hacer el seguimiento y, por lo tanto, ejecutar estos ensayos clínicos para hacer la investigación y desarrollo de una potencial vacuna en nuestro país” dijo al respecto el ministro Couve.

“Depende el organismo al que le pongamos la vacuna el efecto que va a causar, pero no le va a causar más daño, sino que el sistema inmune va a reaccionar de una manera mejor o peor dependiendo los factores condicionantes que tengan previos los voluntarios, por eso idealmente los voluntarios son personas sanas y que se pruebe que no tengan factores de riesgo que los puedan agravar” Dra. Paola Salas, epidemióloga.

Dos cepas una vacuna

La epidemióloga Dra. Paola Salas explicó que existían dos cepas reconocidas mundialmente con fundamento científico, la del subtipo T originada en Wu Han, sería la más virulenta y que ha contaminado al 70% de la población y una segunda cepa del subtipo S que se habría originado en Europa, con más casos identificados específicamente en el brote de Italia y que estaría infectando al 30% de la población.

“Las vacunas que se hagan tienen que ser específicas para estas cepas nuevas que se han ido identificando, porque nosotros tenemos tanto T como S, porque vino gente de Asia que trajo el virus T, como gente Europa que trajo el virus S, entonces por lo menos nuestro país tiene que primero ponerse una vacuna que tenga al menos esos dos genotipos” precisó.

Agregó que “esto es lo que se hace con la anti influenza que tiene el mismo comportamiento, también de un virus con genotipos distintos, y lo que se hace es una combinación de varios de ellos”.

 

Suscríbete a El Día y recibe a diario la información más importante

* campos requeridos

 

 

Contenido relacionado

- {{similar.created}}

No hay contenido relacionado

Cargando ...

 

 

 

 

 

 

 

 

Diario El Día

 

 

 

X