En la actualidad, cada chileno usa anualmente alrededor de 500 bolsas de plástico, tardando cada una de ellas entre 400 o 500 años en descomponerse.
Frente a un cambio mundial, que empezó en 2002 en Irlanda, siguiendo Escocia, Taiwán e Italia. Chile no se quedó atrás con esta tendencia que busca concientizar el uso del plástico, la primera comuna en probar fue Pucón que luego de una consulta ciudadana, en julio de 2013 se realizó una marcha blanca para eliminar la entrega de bolsas plásticas en el comercio.
Hoy, el 13% de las 346 comunas de Chile tienen ordenanzas o reglamentos que restringen o incentivan la disminución de la bolsa plástica.
En marzo de 2016 el Concejo Municipal de La Serena aprobó una ordenanza que busca incentivar el uso de bolsas biodegradables en un plazo de 12 meses con distintas etapas, a la fecha nos encontramos ad portas de llegar al final del recorrido “donde ya no se entregarán bolsas al público”.
La medida ha sido controversial y los distintos sectores han presentado sus posturas frente al tema.
Así por ejemplo, la concejala Jocelyn Lizana propone modificar la ordenanza y que cada supermercado entregue un máximo de 4 bolsas compostables y que a futuro La Serena cuente con una planta de compostaje.
Pero ante la interrogante ¿bolsas biodegradables o compostables? diario El Día preguntó a una experta, quien señaló que primero debe construirse una industria especialista en materia orgánica y luego implementar el uso de la bolsa.
Marcela Godoy, consultora de la Asociación de Consumidores Sustentables AdC Circular fue enfática en señalar que “la prohibición nunca es buena” y que el cambio de bolsa no funcionará si no es acompañada de educación.
Por otra parte, Godoy especificó que la bolsa compostable solo cumpliría su propósito si en ella se depositan materiales orgánicos, para que luego sea tratada en un sistema de compostaje.
“Se va a cambiar una bolsa que se demora 500 años en descomponerse por una que mal utilizada o sin un tratamiento adecuado se va a convertir en metano provocando más gases de efecto invernadero”, mencionó.
La experta indicó que está en contra de los productos biodegradables o compostables, “no es porque no crea en la certificación, solo que estas funciona en ciudades como Tokio, pero en Chile no tenemos reciclaje industrial post consumo, en Chile hay dos plantas de reciclaje de material orgánico las cuales reciben residuos desde las industrias pero no hay reciclaje a nivel domiciliario”, agregó.
Marcela Godoy contó a radio Mistral que se debe trabajar en una cultura de reciclaje, señalando que el 50% de la basura es materia orgánica, por otro lado, si una bolsa compostable es depositada en un vertedero o en un relleno sanitario su funcionamiento sería como las cáscaras de manzanas.
“Si tu botas cascaras o cualquier elemento orgánico en el vertedero funciona igual y se convierte en gas metano que es 20 veces más dañino que el CO2”, especificó.
Frente al rol que cumplen los puntos limpios ubicados en distintos sectores de la ciudad, Godoy dijo que estos “son la punta del iceberg” y que detrás hay un tema de fondo que requiere de educación para entenderlo.
“No creo que sea correcto prohibir el uso de la bolsa o retirarla del mercado y no dar ninguna explicación ni entregar educación tanto a los comerciantes como los consumidores, es un sistema de corresponsabilidad”, mencionó.
Finalmente, Godoy señaló que el gran tema de fondo es que los consumidores deben entender para qué usan la bolsa ya que el 80% de las personas la utiliza para botar la basura, reciclando poco o nada de los residuos domésticos.