• : Según coinciden todos hace falta de manera urgente una intervención en la administración de la Cruz y el manejo de los recursos.
  • : A través de distintos documentos a los que tuvo acceso diario El Día, se pudieron constatar las denuncias por supuestas irregularidades.
  • : A través de distintos documentos a los que tuvo acceso diario El Día, se pudieron constatar las denuncias por supuestas irregularidades.
  • En la imagen se observan documentos y talonarios de alto valor y de carácter reservado sin ningún tipo de resguardo al interior de la Cruz.
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Lautaro Carmona
Tras la denuncia de un posible acoso a un menor por parte del administrador del monumento religioso, salieron a la luz disputas internas, dualidades de funciones, perdidas de talonarios y presuntas “venganzas políticas”. No todo ha sido resuelto, pero la Contraloría ya dictaminó que el alcalde debe “adoptar medidas”, por ejemplo, para definir un liderazgo claro en la Cruz, el que debe ser ejercido por un funcionario de planta y no por uno a contrata como lo había designado.

La denuncia contra el Jefe de Administración y Finanzas de la Cruz del Tercer Milenio, quien fue removido sorpresivamente de su cargo durante la tarde de este martes, fue sólo la punta del iceberg. El hecho, que involucra a un menor de 16 años, quien habría sido acosado por Nelson Canihuante está siendo investigado por el Ministerio Público, y serán ellos los que determinen si son constitutivos de delitos. Por lo pronto, tras este episodio han quedado al descubierto una serie de irregularidades en el manejo económico y administrativo del monumento religioso, los que han sido denunciados por concejales, quienes precisan que es urgente llevar a cabo cambios que permitan darle transparencia a los procesos.

La génesis del conflicto: Lucha de poderes

Nadie lo dice con la grabadora encendida, pero hay quienes están convencidos de que todos los problemas en la administración de la Cruz, tienen su origen en una lucha de poderes a nivel interno, los que han salido a flote ahora, pero que se arrastran desde hace años.

Una dualidad en el cargo de mayor jerarquía en el recinto, estaría generando conflictos, entre los dos funcionarios que los detentan. Actualmente la Cruz funciona como un departamento municipal, no como una Corporación como lo fue en un principio.

Los cargos están designados por el alcalde de la comuna, en este caso Marcelo Pereira, quien es el responsable y representante legal. El edil es quien designa las jefaturas, pero en este caso el organigrama estaría “mal diseñado”. Claro, el puesto de Jefe de Administración y Finanzas figura al mismo nivel que el Coordinador de Proyectos, teniendo a cargo prácticamente al mismo personal, pese a que en su génesis, su labor no sería la misma.

¿Quiénes son los que están a cargo en la actualidad? Por un lado, como administrador -hasta la tarde del martes- Nelson Canihuante, funcionario de planta del municipio, y por otro parte, en la labor de Coordinador, Mauricio Gálvez, abogado, quien trabaja a honorarios para la casa edilicia. Ambos estarían en constante pugna, según detallan fuentes al interior del municipio.

Antes de su salida, parecía que Canihuante corría con ventaja, al ser de planta. Pero Gálvez tenía un plus: Además de trabajar para la Cruz por la casa edilicia, es el secretario Ejecutivo de la Fundación Cruz del Tercer Milenio. Esta entidad privada, presidida por Jaime Pozo, colabora directamente con la gestión de desarrollo institucional que realiza el municipio de Coquimbo en el monumento, y tiene gran influencia en cuanto a la puesta en marcha de todo tipo de actividades y proyectos, como el Vía Crucis Monumental, el Campanario o la Puerta de Chile. Además, es el nexo directo del recinto religioso con el Vaticano.

Un conflicto que no es nuevo

“Cuando uno quiere realizar algo en la Cruz, se entiende más con Mauricio, por un tema de que él está allá”, indica el concejal por Coquimbo Fernando Viveros, lo que deja entrever lo validado que está el Coordinador de Proyectos. Más en los últimos días, con Canihuante acusado de presunto acoso, lo que llevó a que finalmente fuera sacado del cargo.

Pero las acusaciones por mala administración no son nuevas. De acuerdo a documentos a los que tuvo acceso diario El Día, las denuncias de Gálvez comenzaron en el 2016, cuando la administración la ejercía otro funcionario, Israel Ahumada.

Según Mauricio Gálvez, “llevaba un desorden tremendo”, por lo que hizo llegar escritos al edil, pero Ahumada nunca fue sancionado por las eventuales faltas o irregularidades, las que, en todo caso, no pudieron comprobarse ya que, de acuerdo a un documento municipal con fecha 3 de febrero del 2017, Ahumada fue trasladado a la Corporación de Deportes, llevándose consigo “en calidad de préstamo, el escritorio, 3 cajones, un sillón giratorio y un computador HP 1105”, según se consigna. Cabe señalar que el computador era el mismo que utilizaba en su labor en la Cruz, y, dice Gálvez, “la información nunca fue revisada, pese a que habían cosas que no cuadraban”.

La “era Canihuante”

Nelson Canihuante llegó al cargo de Jefe de Administración y Finanzas en el mes de marzo del 2017 y estuvo en el cargo hasta la tarde del martes. Tenía años de experiencia como funcionario municipal, ejerciendo diversos cargos desde que fue llevado a trabajar como jefe de Gabinete del exalcalde de la comuna puerto, Pedro Velásquez. En ese tiempo (entre 1992 y 2006) formó parte del círculo de confianza y grupo de poder del actual diputado, pero todo cambió cuando el hoy parlamentario fue destituido por malversación de fondos públicos.

Canihuante perdió peso y respaldo político. De hecho, el fallecido edil Óscar Pereira intentó sacarlo y el caso llegó a la justicia, la que falló a favor del funcionario a quien no pudieron despedir.

La relación siempre fue tensa con cierto sector de la DC, que ha mantenido la hegemonía de Coquimbo, sin embargo, debieron convivir con su figura, que, pese a no tener el respaldo de Velásquez, éste sí “tuvo la astucia para dejarlo amarrado al municipio”.

Marcelo Pereira también habría intentado desvincularlo cuando fue electo el 2016, pero el funcionario aguantó, y ya en el 2017, se hizo aún más difícil quitarle su posición. Claro, el que dicen era “su protector”-Velásquez-, fue electo diputado por la Región de Coquimbo y habría movido sus influencias para que “no lo tocaran”, y aunque el parlamentario asegura que ya no tiene contacto con Canihuante, no desconoce su cercanía, no sólo laboral sino que de amistad y familiar. Pedro Velásquez es padrino de uno de los hijos de Canihuante.

2 sumarios internos que no han sido resueltos en los plazos correspondientes mantiene la Cruz del Tercer Milenio.

Nueva arremetida de Gálvez

Mauricio Gálvez, secretario Ejecutivo de la Fundación Cruz del Tercer Milenio, y Coordinador de Proyectos del mismo monumento, pero para el municipio, continuó denunciando irregularidades en el manejo administrativo. Ahora sus dardos apuntaban al nuevo encargado, Nelson Canihuante.

Según se detalla en un una nota interna de carácter reservado, con fecha 24 de noviembre del 2017, Gálvez acusó mediante una misiva dirigida al edil Marcelo Pereira un presunto actuar negligente por parte del administrador en el ejercicio de sus funciones, por lo que le solicita al edil “reconsidere la asignación de don Nelson Canihuante Muñoz al Departamento Cruz del Tercer Milenio”.

Argumenta que “ha usado a la Contraloría para arrogarse funciones, investigaciones y requerimientos inexistentes (…) Entorpeciendo la vinculación con la comunidad”. Además, se agrega, “no ha cumplido con las labores asignadas y obstaculiza el acceso a la información”.

Pero los dos puntos más graves que señala el documento son el seis y el siete. En el primero, Gálvez asegura, textual, que, “ha debido informar que la Cruz es un recinto municipal, ya que la Iglesia Evangélica de Talcahuano que habría albergado a los refugiados de Sierra Leona que él habría abusado sexualmente, amenaza con acciones legales contra la Iglesia Católica, a meses de la prescripción de los mismos, creyendo que es del Arzobispado de La Serena”.

Y en el punto siete se asevera que “ha cobrado casi cinco millones de pesos en horas extras (…) Sin que éstas hayan sido solicitadas, autorizadas o haya evidencia de su permanencia en el lugar”, se lee. Posteriormente el 27 de noviembre, Gálvez presenta otro documento donde detalla la impugnación al pago de este sobretiempo, y luego, el 11 de diciembre, insiste mediante una misiva a Marcelo Pereira, lamentando “tener que molestar su atención (la del edil), debo insistir en que el centro de Costos de la Cruz debe ser llevado por una persona con las capacidades y competencias, no pudiendo hacerme cargo y responsable de esta área mientras el aludido (Canihuante) esté en el recinto”.

Acusaciones cruzadas

La bomba explotó el pasado viernes 15. Nelson Canihuante fue acusado de presunto acoso contra un menor de 16 años cuando éste realizaba trabajos durante el verano. Los antecedentes fueron puestos a disposición de la Fiscalía de Coquimbo por mandato del presidente de la Fundación Cruz del Tercer Milenio, Jaime Pozo, y el encargado de ejecutar la acción legal fue Mauricio Gálvez, abogado y secretario ejecutivo de la entidad privada.

Canihuante descartó de plano la veracidad de la acusación. De hecho, dijo nunca haber trabajado con menores de edad, pero, según dijo, tenía claro los motivos que habrían tenido para denunciarlo, los que tendrían que ver con “la última jugada” de sus detractores para sacarlo tanto de su cargo, como del municipio, ya que, no habrían podido pese a “perseguirlo” permanentemente.

Claro, mientras el Coordinador de Proyectos de la Cruz, presentaba nuevas reclamaciones a mediados de febrero de este año, paralelamente, la Contraloría General de la República indagaba respecto a la legalidad de Gálvez para ejercer el cargo de jefatura, al mismo nivel que Canihuante.

El 18 de febrero, Gálvez presentó un denuncio ante la alcaldía por lo que consideró “un mal manejo con intención de hacer daño”, cometido por Nelson Canihuante, quien, supuestamente mantenía información reservada del recinto, documentos de respaldo financiero, y talones de venta de entradas en lugares de fácil acceso y sin ningún tipo de resguardo. Esto, en conocimiento del extravío de dos talonarios recientemente.

Cargos al Coordinador

Con todos estos antecedentes, y tras una investigación sumaria instruida por el decreto alcaldicio número 2319, el seis de marzo el Fiscal Instructor Juan Díaz Jarpa, resuelve formular cargos en contra de Mauricio Gálvez, y no contra Canihuante el jefe de Administración y Finanzas, pese a que las denuncias las hizo él, y las anomalías detectadas dicen relación precisamente con la labores administrativas y financieras “como el nulo control del inventario, entradas y recaudación, según consigna el documento oficial”.

El Coordinador de la Cruz, sorprendido por la resolución, presentó sus descargos, y está a la espera de respuesta, ya que, según dice, se le imputó a él, lo mismo que ha venido reclamando desde hace años.

“Decidí intervenir la administración interna del Monumento, decisión que es fundamentada en informes de Contraloría respecto de situaciones que han sucedido en dicho recinto, como también graves denuncias sucedidas en días recientes”, Marcelo Pereira, alcalde de Coquimbo

Contraloría resuelve a favor de Canihuante

Pocos días antes, el 27 de febrero, la Contraloría General de la República había resuelto la reclamación de Canihuante respecto a la ilegalidad del cargo de Mauricio Gálvez, y le dio el favor.

Cabe consignar que quien presentó los antecedentes por el posible delito del ahora exadministrador de la Cruz ante la Fiscalía, fue el propio Mauricio Gálvez, lo que Canihuante calificó “como una vendetta política”.

Y es que pese a que Gálvez contaba con la validación para tener la mayor jerarquía en la Cruz, y además con la confianza del alcalde Marcelo Pereira, no contaba con que Canihuante recurriría a la Contraloría para hacer valer su jefatura, denunciando que Gálvez no estaba facultado para ejercer el cargo de Coordinador, y que además se tomaba atribuciones que no le correspondían, “como por ejemplo, firma de documentos de sueldos, horas extraordinarias, contrataciones y otros actos administrativos”.

Pero la culpa no era de Gálvez. Claro, de acuerdo al informe del contralor, a través de una orden de servicio del año 2017 dictada por el alcalde Marcelo Pereira, el municipio fijó prácticamente las mismas responsabilidades para el Coordinador y el administrador, ostentando ambos el grado de jefatura, algo irregular según el ente fiscalizador, que fue categórico en su escrito al señalar que los funcionarios a contrata, como Mauricio Gálvez, “se encuentran impedidos de desempeñar cargos de jefatura (…) Por consiguiente es dable indicar que no corresponde que el citado funcionario (Gálvez)contratado a media contrata y media jornada realice la labor de Coordinador de la Cruz del Tercer Milenio”. Con esto, el municipio tiene hasta el 27 de marzo, es decir, el próximo miércoles, para informar las medidas que tomarán para que las labores de jefaturas las ejerzan los funcionarios habilitados para ello. Por lo pronto, removió a Canihuante, pero sólo es un cambio de nombre, ya que todavía no se sabe lo que pasará con Gálvez y su cargo, por lo que la dualidad seguiría existiendo.

Finalmente, la resolución de Contraloría se refiere a los sumarios internos por hechos ocurridos en la Cruz, y deja de manifiesto que existen dos que todavía no tienen resolución, uno de noviembre del 2017, y otro de octubre de 2018, algo irregular, ya que exceden los plazos legales que tiene el municipio para resolver.

Sobre la base de esta resolución, es que Canihuante acusa una vendetta política respecto a las acusaciones de acoso al menor que interpuso Mauricio Gálvez, ya que ahora, estará sólo en la jefatura de la Cruz, y, además, nunca se pudo demostrar que cometiera alguna irregularidad, pese a las innumerables reclamaciones contra él. Ahora, el recientemente removido Jefe de Administración y Finanzas estudia acciones judiciales hacia quienes lo denunciaron. Y aquí cabe señalar que el edil Marcelo Pereira también se hizo parte, solicitando investigar a la PDI.

Repentina salida  

Finalmente y pese a que la Contraloría le dio la razón, la acusación por el presunto acoso hizo que el edil Marcelo Pereira removiera de su puesto a Nelson Canihaunte, aunque todavía no exista certeza de los hechos denunciados en su contra. En su lugar designó a Héctor Pizarro, quien también es funcionario de planta.

Pereira justificó la salida, argumentando que con esto está dando un “golpe de timón en la administración de la Cruz del Tercer Milenio. Decidí intervenir la administración interna del Monumento, decisión que es fundamentada en informes de Contraloría respecto de situaciones que han sucedido en dicho recinto, como también graves denuncias sucedidas en días recientes”.

La medida del edil responde a un esfuerzo para poner las cosas en orden, claramente. Sin embargo, las dudas se mantienen. ¿Continuará la dualidad de funciones que ha generado los problemas?, ¿argumentará ahora Canihuante que la supuesta “operación política en su contra” dio resultados al ser removido de su cargo? Son interrogantes que se dilucidarán en los próximos días, pero que, hasta que no se resuelvan, mantendrán en una compleja situación al sacro monumento. 4601iR

Lo que hay que saber

¿Qué sucedió?

La administración de la Cruz del Tercer Milenio enfrenta una crisis, debido a las dualidades de funciones -entre el Jefe de Administración y Finanzas y el Coordinador de Proyectos- y a la desprolijidad en el manejo financiero.

¿Por qué sucedió?  

La denuncia contra el administrador, recientemente removido de su cargo, por un presunto acoso a un menor develó una serie de irregularidades, y la disputas internas en las que ha tenido que intervenir la Contraloría.

¿Qué consecuencias tiene?  

Los concejales piden mayor trasparencia y que se les informe de las resoluciones de Contraloría. A su vez, que se realice una intervención profunda en el manejo del monumento religioso. Como primera medida el edil remueve al actual administrador.

Concejales solicitan transparencia

Consultados respecto al tema, los concejales de Coquimbo son cautelosos. Mario Burlé admite que ha recibido denuncias de “malos manejos” tanto de dineros como administrativos, pero, “como buen abogado” precisa que no se referirá a la situación hasta que tenga pruebas, y realice las consultas pertinentes al alcalde Pereira.

Alejandro Campusano dijo estar preocupado y que se requieren intervenciones profundas en el manejo del monumento. “Tenemos que pedir una auditoría interna respecto al manejo administrativo, en cuanto a los cargos y los gastos. Saber quién está al mando y transparentar todo con el alcalde, porque hoy no existe un control adecuado del tema financiero, por lo mismo, porque hay dualidades que llevan a confusión”, expresó.

La concejala Rosetta Paris puso el acento en la falta de información que se le entregaría al cuerpo colegiado. En ese sentido, manifestó que hasta ahora no han recibido la resolución del sumario que se ingresó por el extravío de los talonarios, ni tampoco sobre la reclamación que efectuó Canihuante por la ilegalidad de Gálvez en el cargo que se le asignó. “Yo me enteré extraoficialmente que la Contraloría dictaminó que los altos cargos sean ocupados por los funcionarios de planta (…) Porque hay una pugna enorme entre las dos personas que están ahí, que le hace mal a la Cruz”, expresa.

Fernando Viveros, concejal del PC, asegura que el principal inconveniente es la dualidad de funciones. Pone como ejemplo una misa realizada a mediados del 2018, en la que, por una parte el municipio pone los dineros y por otra, se licita la actividad. “Aquí claramente hay un problema de coordinación enorme. Se lo consultamos al alcalde y estamos esperando respuesta”, puntualizó.

 

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