Crédito fotografía: 
Javiera Sánchez
Se enfrentaron a Carabineros cuando fueron sacados de la calle e incluso levantaron una barricada, pero también se dieron la posibilidad de hablar con la prensa y dar cuenta de las dificultades familiares que los han llevado a trabajar de manera informal en la calle. Jefas de hogar, madres solteras, hombres cesantes, son algunos de los que dieron la cara y defendieron que sus productos no son robados.

Un enfrentamiento entre vendedores ambulantes de frutas y verduras y Carabineros se registró en el centro de La Serena.

Esto habría ocurrido cuando la fuerza policial le requisó la mercadería a ambulantes que estaban dispersos en diversas esquinas de la ciudad.

De acuerdo a la información entregada por el comisario de la primera comisaría de Carabineros de La Serena, capitán Roberto Toro, junto al municipio realizaron coordinaciones para despejar las calles céntricas de la ciudad de vendedores ilegales. 

Al llegar a la intersección de Cienfuegos con Gregorio Cordovez, habrían fiscalizado a una mujer que vendía verduras, quien se habría ofuscado y golpeado a un inspector municipal, por lo que fue detenida por personal policial.

Lo que habría generado el conflicto, según el relato de los vendedores, fue que el martes Carabineros les habría pedido despejar las calles por una marcha y les habría dicho que podían vender tranquilos la jornada del miércoles, ya que no pasarían ese día, situación que los llevó a invertir en frutas y verduras.

“Yo fui hoy día a Las Palmeras, compré muchas cosas, invertí 100 mil pesos, llegué puse las cosas ahí porque estaban todos vendiendo. Ellos llegaron (Carabineros e inspectores municipales) y se llevaron todo” relató Mariela Flores.

Acusa, además, que solo se llevaron sus productos y ni si quiera les pasaron el parte correspondiente a la falta que estaban cometiendo, “no nos tomaron los datos nada, solo se llevaron las cosas. Para mí es un robo” añadió.

Frente a la rabia e impotencia de perder su inversión y en algunos casos, de ver sus productos en el suelo, un grupo de alrededor de nueve familias de ambulantes se apostaron en la intersección de calle Cienfuegos con Gregorio Cordovez, haciendo barricadas, protestando y cortando el tránsito en todos los sentidos.

Pasaron algunos minutos cuando llegó personal de Fuerzas Especiales de Carabineros con el fin de restablecer el orden público, lo que agitó más el ambiente. Algunos con lechugas, otros con piedras, así se apostaron los vendedores informales para enfrentarse con Carabineros.

Se trató de un grupo de alrededor de 20 uniformados que, de acuerdo al protocolo de orden público, solicitó a través de altoparlante que se despejara el lugar, al no haber respuesta positiva, Carabineros procedió a disuadirlos.

En ese proceso Carabineros detuvo a un hombre que mantenía una orden de detención vigente con el Juzgado de Garantía por el delito de daños, lo que se suma a la detención de la mujer en horas de la mañana, dejando un saldo de dos detenidos.

Medidas desde el municipio

El alcalde de La Serena, Roberto Jacob, no fue indiferente ante esta situación, ya que el tema de los vendedores ilegales ha sido un problema sin solución para el municipio serenense, que durante años ha trabajado para despejar el casco histórico.

 “Nosotros por la contingencia no quisimos agregar otro problema más a lo que estaba pasando, pero hoy día tomamos la decisión que esto no puede continuar” dijo el edil.

Indicó que actualmente existen 54 vendedores ambulantes autorizados, pero dichos permisos habrían sido entregados en casos excepcionales, como a quienes tienen alguna capacidad diferente.

Aseguró que mientras la circunstancia se lo permita, seguirá trabajando con Carabineros despejando las calles, reiterando que contratará 15 guardias permanentes para el centro y recordó que la ordenanza que multa a quienes les compren a ilegales ya está aprobada.

Por otro lado, el municipio se reunió con la vocera de los ambulantes de frutas y verduras, María José Jiménez, quien junto a 10 personas más están dispuestos a trasladarse hacia otro sitio e instalar una especie de “mercadito” y por el momento se encuentran en busca de un lugar para aquello.

Quiénes son estos ambulantes

Evelyn Muñoz, vive en el sector de Las Compañías. Tiene dos hijos, lleva cesante un año. “Trabajé 12 años de garzona en La Recova, ahora los que trabajan ahí no se llevan más de cuatro lucas para la casa, qué haría yo con tres mil o cuatro mil pesos si tengo que comprar pañales, leche, de todo, porque soy madre soltera. Llevo casi un año trabajando acá, empecé vendiendo verduras como lechugas, tomates, limones, cebollas, lo que la gente pide. Por ejemplo, para la estación, cerezas, frutillas”.

Señala que es muy complicado y una pena grande cuando los desalojan. “Aquí a todos les da pena, porque todos conocen la vida de los otros, cuántos hijos tienen, quién es madre soltera, quién está en rehabilitación por algún problema, todos tienen un pasado difícil aquí”, señala.

Arrienda pieza

Mariela Flores García, es casada, tiene tres hijos y arrienda una pieza para vivir en el centro de la ciudad. “Yo tengo hijos, incluso en la universidad y de esto vivo con mi marido, pagamos arriendo, universidad, llevo seis años trabajando en la calle. Es malo que nos saquen, porque les hemos presentado proyectos al alcalde y nunca nos han dado ni una solución de nada. Nunca nos han dicho tomen, ahí tienen un permiso, ahí tienen un lugar establecido para poder ir a trabajar. Siempre hemos estado disponibles, pero nada.

Madre soltera

Fabiola Mery es madre soltera, tiene dos hijas, una de 12 años y otra de 10. Cuenta que viven en una pieza que les cedió su madre en el centro de La Serena, en una casa que arrienda en calle Brasil. “Llevo cuatro años cesante y trabajando en la calle como ambulante. Hace poco empecé con la verdura, pero he vendido papel de regalo en la Navidad y roscas, cosas así”.

Plantea que es duro vivir vendiendo en la calle, que los persigan y desalojen constantemente. “Es terrible vivir así, aunque hay gente que está contenta que les vendamos verdura, porque no tienen necesidad de ir a la feria, vienen a hacer sus trámites y aprovechan de comprar sus verduritas, dejamos todo limpio y ordenado, no les hacemos daño a nadie, pero nos llevan de un de repente, nos quitan las verduras y es plata perdida que a nosotros nos cuesta y no tenemos plata para invertir de nuevo. Teníamos unas mesitas, ahora vamos a tener que volver a los carros (de supermercado) y andar corriendo cuando llegue Carabineros”.

Pedro Negrete es evangélico, casado, tiene tres hijas y dos nietas que dependen de él.  “Llevo cuatro años trabajando en la calle, desde que quedé cesante, vendo verduras, pero también a veces pan amasado”. Denuncia que hace algún tiempo, “un grupo de inspectores municipales me golpearon dentro de la CCU, me asfixiaron y me dejaron dormido en el suelo. Fue porque un guardia me mandó un empujón cuando me pasó un parte y todos se lanzaron contra mí. Yo ni siquiera les dije una mala palabra, porque soy cristiano, soy evangélico”,

Sobre la situación que viven siendo vendedores informales, indica que es complicado, “porque es fome tener que andar arrancando, por qué mejor no nos dan una solución como la feria de los artesanos y nos dan un permiso para poder trabajar tranquilos. Las cosas que vendemos las compramos, no las robamos como dicen, las verduras las vamos incluso a comprar a las parcelas. Con lo que  gano  alcanza con lo justo para mantener a la familia”.

Hijos internados

Carolina Miranda, es madre de cinco hijos, lleva ocho años cesante y dedicándose a la venta de productos en las calles. “Soy soltera, con cinco hijos y con la venta de la calle me mantengo. Tengo a mis hijos en un internado, a una la tengo en Ovalle y gracias a lo que gano la voy a ver. Si yo cumplo con todo lo que me han exigido y cumpliendo las visitas me los van a entregar, pero gracias a este comercio yo he logrado salir adelante por mis hijos. Es feo lo que estamos pasando, por último el alcalde podría decir  les vamos a dar un espacio donde todos los ambulantes se pongan, eso es lo que queremos, no queremos hacer esto. Además, ninguno de nosotros hemos andado en las marchas, incluso impedimos que saqueen en La Serena, porque copamos los espacios en donde están los locales. Ahora nos arrastran, nos quitan nuestras cosas que nosotros las compramos”.

En su mayoría son mujeres las que venden productos agrícolas y fueron precisamente ellas quienes quisieron dar la cara para hacer sus descargos y dar cuenta de los motivos que las tienen en las calles vendiendo.

 

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