• Eugenia Scirpo, socióloga argentina.
Crédito fotografía: 
Cedida
El conversatorio "Cuerpos, Política y Micromachismo", organizado por la Escuela de Periodismo de la Universidad de la Serena y el Colegio de Periodistas, se llevó a cabo con el propósito de ser una contribución a la reflexión en torno a las problemáticas que perpetúan la brecha de género.

En los últimos años términos como "identidad de género", "sexualidad no binaria", "feminismo" y "patriarcado", entre tantos otros, han sido exteriorizados desde el mundo académico hacia la opinión pública mediante entrevistas, columnas, foros y discusiones en televisión abierta. Con la intención de despejar esas inquietudes y estimular la reflexión se llevó a cabo el conversatorio "Cuerpos, Política y Micromachismo", dictada por la socióloga argentina Eugenia Scirpo en el Estudio de Televisión del Campus Andrés Bello de la ULS.

"El cuerpo femenino es una caja de resonancia de la distribución desigual de las condiciones materiales simbólicas y eróticas", con esta frase de Eugenia Scirpo quiso explicar que para muchas mujeres la noción de sus condiciones desventajosas, desde la cotidianidad del hogar hasta su participación en el mercado laboral, no parten de la comprensión teórica de una opresión sistematizada, sino en cómo sus propios cuerpos han resentido esa desigualdad.  

En la cita la especialista explicó que muchas de las ideas concebidas respecto a la sexualidad, roles de género y hasta la visión del "amor romántico" no son naturales ni casuales sino que derivan de una construcción social alineada por el patriarcado, la "institucionalización del dominio masculino sobre mujeres, varones y niños en la familia y la extensión del dominio masculino sobre las mujeres a la sociedad en general", según lo define la psicóloga y escritora argentina Liliana Mizrhai.

Dentro de este patriarcado subyace otra categoría conocida como hetéropatriarcado, el cual es concebido por la expositora como un “sistema social asignador de roles biologizados de género en clave binominal (macho-hembra) y que a su vez implica la inferiorización de lo femenino o feminizado”. Un ejemplo de esa “inferiorización” se manifestaría en las reacciones que comúnmente reprochan ciertas actitudes que son consideradas “afeminadas” en un hombre pero atribuidas como propias al sexo femenino.

En esta categoría la ponente sustrajo dos fenómenos que señaló como “castraciones culturales” tanto para mujeres como para hombres, la monogamia y el “coitocentrismo”. “En la Argentina, ¿qué hizo el poder judicial, los poderes civiles? Abrieron el juicio penal y hoy existe el delito de adulterio. Eso nos da una idea del control que se quiere tener sobre las relaciones de pareja”. El segundo elemento, por su parte, alude a la realización del acto sexual como un fin en sí mismo, obviando otros aspectos que inciden en la conexión sentimental de una pareja, como las miradas, las caricias y el lenguaje.    

En el curso de su exposición, Scirpo también estableció una relación estrecha entre el patriarcado y el modo de producción capitalista, “el resultado del momento sexual tiene que ser la procreación. Estos sistemas quieren las producción material y la reproducción de la vida, es decir, quiero hijos sanos, así que en vez de once mejor ten dos que crezcan, que vayan a la universidad, que se formen y que sean funcionarios de este sistema para que produzcan”.  

Otro aspecto fundamental de esta ponencia fue una reflexión en torno al “micromachismo”, un conjunto de expresiones, comentarios, recomendaciones o chistes en los que predomina una visión patriarcal, pero que por su mínima carga machista, estas actitudes son toleradas e incluso “normalizadas” debido a su cotidianidad. Para la socióloga este fenómeno tiene su máxima expresión en el femicidio, que para ella “no tiene nada de micro”. En ese sentido la expositora fue crítica contra quienes atribuyen este tipo de crímenes a una patología, pues para ella “esos agresores no son otra cosa que hijos del patriarcado”.

Sobre el patriarcado 

"Esto no implica que las mujeres sean impotentes, estén privadas de derechos, influencias y recursos. Hay mujeres patriarcales que se icupan activamente y trabajan para sostener el sistema que las oprime, aunque no se den cuenta. Adoran a sus a sus represores, lo sirven, lo sostienen, lo legítiman. Entregan una libertad que es auténtica y a cambio reciben una seguridad que es falsa". (Mizrhai L.) Conforme a lo que señala está cita profesional afirma que esa "seguridad falsa" es tal dado que, según las denuncias, en muchos casos el agresor forma parte del entorno más próximo de la víctima.

 

 

Suscríbete a El Día y recibe a diario la información más importante

* campos requeridos

 

 

Contenido relacionado

- {{similar.created}}

No hay contenido relacionado

Cargando ...

 

 

 

 

 

 

 

 

Diario El Día

 

 

 

X