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10 días estuvo la agrupación “Todo Suma” levantando un techo para Pedro Beltrán, un temporero que quedó sin trabajo y sin casa producto de la crisis sanitaria. En el campamento “La Esperanza”, su historia se suma a la de 16 familias que buscan no quedar abandonadas.

Con emoción, Pedro Beltrán Durán (63) entró este domingo a su nueva casa. Una humilde construcción anexada al campamento “La Esperanza” en la Parte Alta de la comuna de Coquimbo, terminó siendo para este adulto mayor la mejor solución tras haber pasado más de tres meses viviendo en la calle en plena crisis sanitaria.

La obra es una más de las acciones que el voluntariado “Todo Suma” ha llevado a cabo en la conurbación. Se trata de un grupo de 30 personas que, de manera desinteresada y con nada más que gestión y ganas de aportar, ha concretado ya más de 550 ayudas quienes más lo necesitan.

Tras 10 días de arduo trabajo, los voluntarios lograron levantar un techo y cuatro paredes, que marcan el inicio de una nueva vida para “Don Pedro” quien, entre lágrimas y sin poder esconder su emoción, recibió agradecido las llaves de su nuevo espacio.

A un costado de la carretera

Proveniente de Linares, Región del Maule, Pedro Beltrán llegó a la región de Coquimbo hace cerca de un año para buscar nuevas oportunidades. Sin mucha fortuna, el temporero terminó perdiendo su trabajo, producto de la crisis sanitaria derivada de la pandemia del Covid-19, situación que lo dejó en la calle.

Instalado a un costado de la carretera en el cruce de La Cantera con Pan de Azúcar, Pedro terminó viviendo de la caridad y de la venta de artesanías a los conductores de camiones que pasaban por la carretera, situación que lo llevó incluso a intentar quitarse la vida.

En la más completa indefensión estaba el adulto mayor cuando los voluntarios de Todo Suma lo encontraron y salieron en su ayuda. Se conmovieron con su historia y decidieron mejorar de a poco su calidad de vida, buscando en primera instancia ayuda médica para arreglar su dentadura y comprometiendo también un techo donde vivir.

En pleno invierno, uno más lluvioso de lo esperado, el equipo decidió apurarse y terminar rápido el espacio, donde pudiera capear el frío y comenzar una nueva vida. Fue así como comenzaron a construirle una pieza en el campamento al que bautizaron como “La Esperanza”. Un lugar entre los cerros de la Parte Alta de Coquimbo en donde viven 16 familias, a quienes Todo Suma estaba apadrinando mediante ayudas en medio de la crisis.

Fue un arduo trabajo. Las condiciones del suelo no eran las mejores, pero las manos estaban y también la voluntad de ayudar. Gestionaron materiales con un privado y en 10 días lograron levantar la estructura para este domingo 12 de julio darle a Pedro Beltrán una nueva oportunidad de surgir.

La Esperanza

La historia de Pedro es ahora una más de las que se cuentan en el campamento “La Esperanza”. En ese lugar, son varios los rostros y nombres de personas que han motivado a los voluntarios a hacer una parada en sus habituales rutas y dedicarse por completo a la entrega de ayudas en el este sitio.

Todo Suma nació desde la academia deportiva gratuita “Los Naranjos”. Su líder, Dorka Díaz declara que “las ganas de ayudar han estado siempre”, por lo que hace años comenzó a motivar a más líderes que aportaran desde sus experiencias y conocimientos al trabajo de este voluntariado.

Han recorrido la zona buscando a quien ayudar. Con una cuota que comprometen mes a mes, han logrado mantenerse activos y con ayudas de públicos y privados han logrado apoyos mayores que entregan en terreno.

Así, en La Esperanza, gestionaron la entrega de cajas de alimentos, construyeron una plaza para mejorar el sector y coordinaron ayudas médicas para jóvenes y adultos, que hoy buscan salir de la pobreza y vivir con dignidad.

 

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