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A 46 años del fusilamiento de sus padres un 8 de diciembre de 1973, en Vicuña, el ciudadano argentino no pierde la esperanza de que los tribunales internacionales “hagan justicia” y que reviertan los fallos de los tribunales chilenos que eximieron de culpa a los altos mandos del Regimiento Arica, como Juan Emilio Cheyre y Ariosto Lapostol, y sólo condenaron a cinco años a militares de bajo rango.

El pasado domingo 8 de diciembre se cumplieron 46 años desde que el ciudadano argentino Ernesto Lejderman perdiera a su padre y a su madre. Fue al interior de la comuna de Vicuña donde el matrimonio conformado por el trasandino Bernardo Mario Lejderman y la mexicana María del Rosario Ávalos, fue fusilado por un batallón militar del Regimiento Arica de La Serena, en 1973, acusados de “extremistas”.

Ernesto quedó huérfano y con tan solo dos años y medio fue entregado al convento Casa de La Providencia por el propio excomandante en jefe del ejército Juan Emilio Cheyre, quien por ese entonces era el segundo hombre del recinto castrense en la zona.

Cuando el caso salió a la luz, causó conmoción en Chile, donde Lejderman incluso tuvo su cara a cara con Cheyre. Recurrió a la justicia, sin embargo, no quedó conforme con lo resuelto, por lo que ahora el caso de sus padres está en la Corte Interamericana, y pese al tiempo transcurrido no pierde la esperanza de que “los verdaderos responsables del fusilamiento” asuman su responsabilidad.

-¿Cómo vivió ese día?, ¿se logra sobrellevar el dolor con el paso de los años?

“Fue un día tranquilo. Fui al aniversario de Las Madres de la Plaza de Mayo. Pero este año no realicé ningún homenaje a mis padres, no tuve ni tiempo ni energía, lo quise vivir más en familia, con más tranquilidad. Además, estoy muy conmocionado con las represiones que hay en varios países de América Latina como Ecuador, Bolivia, Chile. Eso te angustia y no tuve la tranquilidad para realizar algún acto, solamente publiqué algo en Facebook, y agradezco el cariño que la gente me manifestó”.

-Actualmente, ¿existe algún proceso judicial en curso por este caso?

“Sí, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”.

-¿Y en los tribunales chilenos?

“No, en Chile nada”.

-¿Por qué?

“Porque el fallo en el 2009 condenó solamente a tres militares de los 20 que participaron y eximió de culpa y responsabilidad a Ariosto Lapostol, jefe del regimiento, a Juan Emilio Cheyre y a un montón de militares de alto rango. Ese es un fallo de la Corte Suprema y por eso nosotros recurrimos a la Corte Interamericana, porque en Chile ya no había instancias. También nos rechazaron la demanda civil, entonces por eso estamos en los tribunales internacionales”.

-¿Qué es lo que se busca con este recurso?

“Lo que pasa es que en Chile, una condena por un robo menor es de tres o cinco años. En este caso, por matar a una joven de 24 años por la espalda y a un hombre de 29 años que estaba desarmado absolutamente, les dan cinco años y un día. Nada, una condena que es muy muy baja porque se aplicó la media prescripción. Entonces, eso es lo que nosotros estamos planteando, que son penas comparables a un robo común. Hoy día, por ejemplo, también en Chile se está tratando de plantear una pena de 5 años por enmascararse o tirar una piedra y por otro lado a los asesinos de mis padres les dieron la misma cantidad de años, lo que está totalmente desproporcionado. El planteamiento de la Comisión Interamericana es ese, que la condena es muy baja y no hay por qué perdonar. Yo puedo perdonar, pero se tiene que hacer justicia”.

-¿También apuntan a que se juzgue a los altos mandos?

“Lo que pasa es que se dejó fuera a quienes conducían el regimiento. Ariosto Lapostol, Cheyre. O sea, Lapostol dio la orden para que mataran a mis padres. En un momento, Cheyre envió una carta diciendo que en ese regimiento no se violaron los Derechos Humanos. Bueno, ahora se ha comprobado que tanto Cheyre como Lapostol son responsables por delitos de lesa humanidad. Es decir, se comprueba que mienten”.

-¿Se pide una reparación económica también?

“Sí, pero la reparación no es sólo económica, es también social, que el Estado garantice la no repetición de los crímenes de lesa humanidad. Que se sancione y que también se eduque en derechos humanos a las fuerzas de seguridad porque lo que vemos en las calles de Chile hoy en día, con los carabineros apuntando a los ojos de niños y niñas de 15 ó 16 años, nos parece una barbaridad y un retroceso en la historia, hay protocolos que no se cumplen. Entonces por eso, el Estado de Chile no ha reparado, porque si hubiese reparado ya hubiese capacitado y preparado a Carabineros para que no le hagan daño a su pueblo, a nuestros niños, a nuestros abuelos”.

-¿No le parece que Carabineros cuando cae en esos actos es porque intenta restablecer el orden público?

“Nadie le pide a Carabineros que no reprima un robo, les pedimos que no dañen a los niños y a los jóvenes que se manifiestan pacíficamente, esa es la demanda que tenemos. Por eso, cuando hablamos de reparación, lo planteamos no sólo para mejorar nuestras vidas, que también corresponde una reparación económica. Lo pedimos también para los que vienen, es simbólica, cultural, social”.

-¿Usted le guarda rencor a Cheyre o Lapostol?, ¿Vive tranquilo el día de hoy?

“No les guardo rencor. No es rencor ni odio lo que me mueve, solamente esperanza de justicia, con todo el amor que le tengo a mis padres. Porque si a Cheyre le hubiese pasado lo mismo que a mí, seguramente también estaría pidiendo justicia. Es algo normal y natural (…) Lo que pasa es que hay un sector de la derecha en Chile, no todos, que han intentado instaurar la idea de que nosotros tenemos odio y sed de venganza, pero no es así. Yo soy incluso capaz de perdonar a Cheyre, no lo hice, pero está dentro de mis posibilidades como ser humano. Lo que no puedo dejar de pedir es justicia por el horrible crimen que han cometido con mis padres”.

-¿Cómo ha visto desde Argentina el estallido social que está ocurriendo en Chile?

“Lo vi con mucha preocupación, con mucho dolor e impotencia la represión a las marchas pacíficas, a las escuelas medias e infantiles que recibían gases lacrimógenos”.

-¿Le parece que ha existido demasiada represión?

“Es muy duro ver a la distancia una feroz represión que no se relaciona con las marchas pacíficas y mientras tanto supermercados saqueados, los carabineros en lugar de ir a reprimir a los jóvenes o muy jóvenes manifestantes, deberían cuidar los supermercados, los edificios públicos, pero yo estuve en Chile muchas veces y vi como lo carabineros comienza a reprimir sin que haya pasado nada de nada, simplemente no quieren que la gente se organice y se manifieste, pero es un derecho de la ciudadanía manifestarse en paz, y esto las fuerzas de seguridad no lo aceptan y por eso lo reprimen, creo que ni siquiera le consultan al presidente Piñera, como antes no lo consultaban con Bachelet (…)Pero también creo que cuando el pueblo se manifiesta en paz y pidiendo más y mejores derechos, es un aspecto muy positivo que valoro, no es ningún crimen manifestarse en paz por el derecho a tener educación, salud, derechos laborales”.

 

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