La “garra” de los porteños para sobreponerse ante la adversidad desde ocurrida la emergencia en el barrio Baquedano de Coquimbo, y el reciente inicio del trabajo conjunto y en acuerdo con las autoridades comunales y de Gobierno está dando resultados. Esto tras fijarse hace unos días un plan para revitalizar al sector, respetando las decisiones que adopten cada una de las 382 familias damnificadas, que aún esperan por una solución habitacional en el lugar.

Hace exactamente un año que el inicio de los festejos patrios se convirtió en una tragedia. Cientos de familias coquimbanas se vieron sorprendidas e impactadas ante el terremoto de 8,4° y posterior tsunami que devastó al borde costero de la ciudad puerto, y se llevó la vida de ocho 8 personas. Siendo el tradicional barrio Baquedano la “zona cero” de esta emergencia. 

Aquel día miércoles sin dudas marcó un antes y un después en todos quienes vivieron en carne propia la inclemencia de la naturaleza. Eran las 19:54 horas cuando un ruido subterráneo dio paso a enorme sismo que sembró el pánico y a pocos minutos ocasionó lo impensado. Un tren de olas ingresó a la costa destruyendo todo a su paso, y con ello, muchos coquimbanos (as) comenzaron a reescribir sus historias.

CRUDA REALIDAD. Cientos de personas corrían despavoridas y en diversas direcciones por las calles de la ciudad de Coquimbo durante la emergencia; en instantes que solo la luna entregaba un poco de luz para guiarse en medio de la oscuridad. Mientras, que efectivos de las policías y civiles que se vistieron de rescatistas realizaban arriesgadas acciones para salvar la vida de algunos pobladores del sector Baquedano, que yacían entre el agua de mar y los escombros.

La llamada “zona cero” recibió el brutal impacto del mar que de un momento a otro derrumbó viviendas, locales comerciales, arrastró personas y por sobre todo, cambió radicalmente la vida de quienes se quedaron con lo puesto tras perder sus hogares, y todo cuanto lograron obtener con el esfuerzo laboral de muchos años. La gente porteña y trabajadora había recibido un duro golpe.

Las escenas de dolor se repetían entre quienes buscaban dar con sus familiares, mientras, las autoridades comenzaban a coordinar acciones para enfrentar una emergencia similar a la acontecida el año 1922, y que dejó en aquel entonces un total de 24 fallecidos en el mismo sector coquimbano.

Pero la fuerza del mar quedó de manifiesto al llegar la luz del día, y cientos de familias y empresarios afectados por el evento natural comenzaron a vivir un drama social y económico de envergaduras. Camiones volcados en medio de las calles y lanchas pesqueras artesanales incrustadas entre los escombros, conformaron la dramática postal.

“De un momento a otro perdí todo lo que con muchos años de trabajo y esfuerzo logré. Mi local y hogar quedaron destruidos, y fue impactante ver lo sucedido y sentirse impotente ante ello. Tal cual les sucedió a muchos de nuestros vecinos que quedaron con lo puesto”, aún recuerda con nostalgia Marcia Saavedra, comerciante y dirigente social del barrio Baquedano.

Mientras que José Pérez, a sus 80 años de edad, relató haber presenciado el momento en que su vivienda fue inundada por el mar, y que en un  abrir y cerrar de ojos el agua se llevó lo que con años de duro trabajo como pescador logró tener. En las palabras de este hombre se pudo replicar el sentir de quienes debieron abandonar sus viviendas ante la emergencia, que les obligó a perder bienes y cientos de historias que solo los muros de un hogar pueden guardar.

“Llegué del trabajo y estaba listo para prender la parrilla cuando comenzó el terremoto. No sé porque inmediatamente se me vino a la mente el mar, y ordené a mi esposa e hijos salir de acá con bolsas repletas de ropa. A los pocos minutos también salí portando algunas pertenencias, y cuando miro desde la calle Juan Antonio Ríos hacia atrás entre cierta oscuridad, vi que el mar arrasaba con todo a su paso. Mi casa se llenó de agua y solo me puse a llorar”, afirmó José Pérez.

El sentir de este vecino del barrio Baquedano posee un trasfondo importante, ya que recuerda como sus padres con esfuerzo lograron dejarle este hogar como herencia para él y su familia. Pero hoy respira hondo, y asegura que a la fecha hace lo imposible por reparar su hogar y volver a la normalidad, estando a la espera de que la ayuda habitacional comprometida por el Gobierno llegue a este sector.  

ENFRENTANDO LA EMERGENCIA. Ante la catástrofe acontecida la Presidenta Michelle Bachelet y una serie de ministros de Gobierno se desplegaron por la IV región. Tras lo cual se decidió declarar a Coquimbo zona de emergencia y se dispusieron recursos para ayudar a los pobladores y empresarios damnificados. Gestionando así la entrega de beneficios por parte de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) y el Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC) para estos últimos.  

En tanto, quienes resultaron con la pérdida de enseres comenzaron a recibir la entrega de bonos. Pero distinta suerte corrieron las familias que perdieron sus viviendas o resultaron con afectaciones mayores en las estructuras de sus domicilios, ya que los mecanismos del Estado no permitían reconstruir en zona de inundabilidad.

Esto con el correr de los meses originó la molestia de la comunidad damnificada, agravada por la excesiva tardanza en la instalación de las viviendas de emergencia. Proceso que solo hace poco tiempo fue destrabado por el alcalde de Coquimbo, Cristian Galleguillos, quien asumió ante el Gobierno la responsabilidad de habilitar las estructuras provisorias en un sector de riesgo ante un tsunami.

Mientras, que entre los pobladores del sector Baquedano comenzaba a correr el rumor de que el Gobierno realizaría un proceso de expropiación de sus inmuebles y terrenos, debido al riesgo que significa vivir en un barrio que en menos de cien años debió enfrentar dos tsunamis. Ante ello los dirigentes sociales alzaron la voz y dieron a conocer las demandas de los vecinos.

Así, la falta de comunicación entre las autoridades y la comunidad del barrio Baquedano, y la escasa claridad respecto al proceso de reconstrucción de viviendas, se comenzó a visibilizar por los medios de comunicación y ocasionó una serie de incertidumbres respecto a este proceso y al futuro de las familias que requieren a la fecha de una solución habitacional, lo cual, también se extiende a sectores como Peñuelas, en la comuna Coquimbo

Pero hace solo unas semanas y a casi un año de acontecido el terremoto y tsunami todo esto va quedando atrás, y se estableció un diálogo directo y sincero entre los damnificados y el Gobierno. Donde de partida se descartaron las temidas expropiaciones, y además se anunció que existirán opciones para que cada uno de los damnificados decida en qué lugar seguir habitando.   

LA RECONSTRUCCIÓN LLEGARÁ. A realizar estos anuncios a los vecinos de Baquedano, representados en sus dirigentes sociales que conformaron un Consejo Vecinal de Desarrollo para su barrio. Llegó a la ciudad de Coquimbo la Ministra de Vivienda y Urbanismo Paulina Saball, quien expuso tres propuestas para la reconstrucción de la “zona cero” del tsunami del año 2015, que fueron aceptadas y validadas por la comunidad.

Trasladarse a un proyecto inmobiliario habitable desde el tercer nivel, acceder a subsidios habitacionales para optar a nuevos domicilios, o continuar viviendo en sus hogares incorporando medidas de mitigación ante la ocurrencia de un terremoto y tsunami; son las alternativas a las que podrá optar cada una de las familias.

DETALLE. Respecto a estas propuestas que contempla el plan de reconstrucción para el sector Baquedano. En primera instancia se plantea que el Servicio de Vivienda y Urbanismo (SERVIU) desarrolle un proyecto habitacional en altura en el barrio, y que cumpla con los requisitos de seguridad necesarios al emplazarse en una zona de inundabilidad.

Para ello se ejecutará la construcción de edificios, que solo podrán ser de uso residencial desde el tercer nivel hacia arriba. Destinando así los primeros niveles solo para la instalación de locales comerciales, con el afán de dar resguardo a la comunidad ante la posible ocurrencia de un nuevo tsunami.

La segunda alternativa está dirigida a quienes deseen trasladarse a otros puntos de la comuna y salir definitivamente del barrio Baquedano. Para ello, las familias pueden optar a subsidios y acceder a viviendas ya construidas dentro Coquimbo, dando paso con ello a la relocalización.

Mientras que la tercera propuesta, es dirigida a las familias que a sabiendas de que existen riesgos en su sector ante un posible tsunami, quieran permanecer en él. Para ello, la reconstrucción de sus hogares deberá cumplir con las medidas de mitigación ante una emergencia; considerando la demolición de los inmuebles en mal estado, la reparación de daños leves, y el acceso a beneficios para sus soluciones habitacionales.

“Las tres alternativas son válidas, y buscan la seguridad y bienestar de las personas”, consignó la ministra de Vivienda y Urbanismo Paulina Saball, quien precisó los beneficios a los cuales pueden optar las familias que deseen permanecer en el barrio Baquedano.

Así, los inmuebles que tengan daños leves podrán ser reparados con el apoyo del SERVIU, a través de la tarjeta de banco de materiales. Pero todo lo que implique adecuaciones en las estructuras de las viviendas y la reposición de estas, solo es posible de realizar cuando se tenga un permiso de edificación dela Dirección de Obras Municipal; que asegure que las condiciones de habitabilidad corresponden al nivel de riesgo que en el sector existe.

“Felicito a la comunidad de Baquedano que se organizó para enfrentar el proceso de reconstrucción que no es fácil. Todos estamos de acuerdo en mejorar las condiciones de habitabilidad y seguridad, dando un buen futuro a cada una de las familias que fueron afectadas por el terremoto y tsunami”, recalcó la Ministra de Vivienda y Urbanismo Paulina Saball.   

VOZ DE ESPERANZA. Tras el anuncio de la ministra Saball y la extensa reunión junto a dirigentes sociales de la “zona cero”, que fueron escuchados y expusieron el sentir de la comunidad a las autoridades de forma directa y logrando llegar a acuerdos, se pudo dialogar con ellos.

Este es el caso de Juan Carlos Gallardo, presidente del Comité Unión Baquedano, que reúne a más de 150 familias afectadas por el mal estado de sus viviendas tras el terremoto y tsunami. “Costó bastante tener certeza de nuestro futuro, pero las cosas se están aclarando. El 90% de nuestras familias se quieren quedar en el sector, y solo el 10% ve posible la relocalización en otro punto. Esto se respetará por las autoridades y estamos conformes de que así será; ahora solo esperamos que las cosas se hagan a un ritmo prudente y adecuado”, señaló Gallardo.

También y en representación de 120 familias del sector Gabriela Mistral del barrio Baquedano, Gladys Rojas, presidenta de la junta de vecinos local, valoró que se consolidó el compromiso de respetar las decisiones que tomen cada una de las personas, “y lo bueno es que las alternativas están abiertas”, destacó.

También se sumó a los dichos de los dirigentes sociales la presidenta de la junta de vecinos Nº6 del barrio Baquedano, quien señaló que “estamos conformes con las alternativas planteadas por el Gobierno, y ahora nos dedicaremos a realizar un catastro y levantar luego los datos para avanzar en el plan de reconstrucción”, concluyó.  

En las palabras de los dirigentes del Barrio Baquedano a un año de acontecida la emergencia que cambió para siempre sus vidas. Se aprecia la esperanza de más de 300 familias porteñas que aspiran a recuperar sus viviendas devastadas por el terremoto y tsunami del 16S. Ahora es de esperar que el proceso de reconstrucción adquiera celeridad y que los compromisos pactados se cumplan de cara a la gente, que tanto lo necesita.

Foto: Juan Carlos Alaniz.

MITIGAR EFECTOS DE UN NUEVO TSUNAMI

En el sector Baquedano y alrededores se desarrollarán tres obras de mitigación ante un eventual tsunami para proteger a la ciudadanía. Así se proyecta habilitar señaléticas e iluminación en las vías de evacuación existentes, cuyas labores ya se encuentran contratadas por el SERVIU.

Además, el Ministerio de Obras Públicas mejorará el actual estado de la Avenida Costanera y construirá un muro verteolas desde el playa Changa hasta la caleta de pescadores de Peñuelas; iniciativa que hoy se encuentra en etapa de diseño para definir su costo total y posterior financiamiento.

Por otra parte, la municipalidad de Coquimbo elaborará un proyecto para la construcción y conservación de un Parque Humedal Inundable en el sector aledaño al humedal El Culebrón. Mientras, que el MINVU ejecutará la revitalización urbana del barrio Baquedano y de la Avenida Costanera porteña.

 

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