Docentes han sufrido altos niveles de estrés

El año 2020 ha estado marcado por las dificultades derivadas de la pandemia, lo que no sólo ha afectado directamente al mundo de los funcionarios de la salud, también a quienes se desempeñan en el ámbito de la educación, tanto básica, media, universitaria o técnico profesional, lo que ha generado diversas problemáticas al abordar su relación con los alumnos, las instituciones educacionales y sobre todo con sus familias.

Quisimos conocer aspectos de la realidad local, puesto que a nivel nacional se realizó un interesante estudio por parte de la Fundación Liderazgo Chile, la Universidad del Desarrollo y la Universidad Andrés Bello, que indicó que el 85% de los profesores tiene un alto desgaste emocional; mientras que un 80% se ha sentido agobiado por el trabajo durante el último mes.

Verónica, que es docente de Educación Superior, ha vivido en primera persona esta realidad en su hogar, con una serie de alteraciones a su vida normal debido al Covid-19, aunque ya se enfrentó a otra serie de contratiempos con posterioridad al estallido social. “El hecho de estar confinada, no poder acceder a recursos biográficos, me obligó a adaptarme a recursos de carácter digital. También es incómodo tener lejos a los alumnos, porque muchos no encienden la cámara, lo que se comprende porque el instituto se está metiendo en nuestra casa y no es grato exponer nuestra intimidad ante otros. Igual pude desarrollar mis asignaturas sin mayores dificultades, pero con mucho esfuerzo mío y de los estudiantes, adaptándose incluso a plataformas que a ratos fallaban”, subrayó la profesional.

 A su juicio, la mayor prueba estuvo en la paciencia que debieron tener tanto profesores como alumnos, lo que requirió una alta tolerancia. “Cuando el trabajo entra a tu casa, hace, que los límites estén un poco desdibujados y si uno no los sabe trazar, finalmente te colapsan y viene el insomnio, los problemas digestivos, contracturas musculares, etcétera”, acotó la docente.

Es la tónica 

Marisol Urrutia es psicóloga de la Universidad Central de Chile sede La Serena, y ha advertido un alza importante de consultas por esta materia. “En el caso de los docentes, no es algo nuevo el estrés laboral”, explicó la profesional.

A su juicio, el teletrabajo y por consiguiente no tener la retroalimentación con los alumnos aumenta el estrés, la ansiedad y la frustración de parte de los maestros, sobre todo si el nivel de atención de los niños, adolescentes o jóvenes es muy baja. “El denominado síndrome de Burnout se ha hecho notar con mucha más fuerza que en años anteriores, que es un estado de agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes, donde asoma un desgaste también en lo motivacional”, subrayó Marisol.

Otro aspecto muy difícil es además tener que compatibilizar toda esta situación con la vida familiar, aunque considera que es mucho más importante la presión que a veces los mismos establecimientos educacionales ponen sobre el docente para cumplir con determinadas metas.

Esta opinión también la recoge el presidente regional del Colegio de Sicólogos de la Región de Coquimbo, Luis Poblete, quien agregó otros datos decidores, destacando que esta problemática es similar a la que enfrentan los profesionales de la salud. “Hay un estudio que se llevó adelante por la Fundación Chile Educar, tras una encuesta realizada a cerca de mil docentes, y cerca del 23% de ellos informó respecto a síntomas de estrés. Previo a la pandemia, uno de cada dos profesores también sentían elevados esos niveles”, indicó.

Poblete aseguró que lo más delicado es que estas situaciones, que son ajenas al conocimiento propiamente tal, afectan a los alumnos. “La salud socioemocional de los docentes influye directamente en los sistemas de aprendizaje de los estudiantes, además que casi no hay procesos de planificación. En el mediano plazo, uno ha visto docentes con dificultades para poder dormir, que se les cae el cabello por estrés, con problemas en sus hábitos alimentarios, etcétera”, precisó Luis Poblete.

Graves perjuicios 

El presidente comunal del Colegio de Profesores La Serena, Mario Sánchez, y que desde el 12 de enero asumirá la presidencia regional, aseguró a El Día que “están los profesores municipales y están los de colegios particulares y particulares subvencionados. Estos últimos son los que peor lo han pasado”, afirmó.

Sánchez subrayó que “en el mundo particular y particular subvencionado se aplicó tabla rasa respecto a jornadas y formas de trabajo que no están en la ley. En el caso del estatuto docente, se establece que la clase es presencial, por tanto la figura de la clase online no está legalmente establecida, como parte de nuestro trabajo”.

El dirigente recalcó que en el mundo privado y particular subvencionado “hubo mucho abuso y exigencias varias, que iban más allá de lo estrictamente pedagógico, donde incluso habían amenazas, porque si los alumnos no se conectaban, repetían. Adicionalmente, se les hacían contratos dobles a los docentes con presencia online y física, situación que es virtualmente imposible”, acotó el dirigente, quien indicó que en el caso del mundo municipal, se logró un acuerdo con los sostenedores, donde “primó la sensatez, porque atendimos a la realidad de los profesores y el estudiantado, donde además debimos aguantar las presiones para volver a clases, lo que estoy seguro continuará, además de tener que cumplir labores administrativas”, concluyó Sánchez.