Ni pan ni circo: malabares por la supervivencia

Primer acto: una tradición sigue cautivando a miles. Segundo acto: surge la pandemia que pone en jaque a la actividad. Tercer acto: los artistas no se rinden y pese a las pérdidas continúan sonriendo. La película no tiene nombre porque el final no se ha escrito, sin embargo, el drama es evidente y lo pudimos constatar en un recorrido por territorio circense de La Serena y Coquimbo donde llevan seis meses sin poder funcionar ni desplazarse. Septiembre sería el momento de repuntar, pero el Covid no da tregua. Aun así, la esperanza del aplauso que retorna se mantiene intacta. Más temprano que tarde, la función debe continuar, y lo saben.
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Diario El Día

 

 

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