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Sin embargo, no solo la aparición del patógeno causó una temporada compleja para el sector, sino que también la sequía, la reconversión a nuevas variedades de uva de mesa y el temporal que afectó a la zona centro-sur a comienzos de febrero. El líder del gremio solicitó a las instituciones bancarias buscar las herramientas para darles un instrumento financiero a largo plazo.

Diversos han sido los ámbitos afectados por la pandemia de SARS-CoV-2 en Chile; sanitarios, sociales y hasta políticos. Es así como las exportaciones, importaciones y comercio internacional en general, no han quedado exentos de esta crisis. Y si bien aún se observa un menor dinamismo, se han ido recuperando lentamente.

De acuerdo al Reporte de Comercio Exterior del Departamento de Estudios del Servicio Nacional de Aduanas, los envíos nacionales registraron en febrero un aumento del 24,8% en comparación al mismo mes del año 2020, con ventas por US$ 5.765.7 millones.

No obstante, el presidente de la Sociedad Agrícola del Norte (SAN), José Corral, manifestó que para su sector el período fue complejo y no solo por el patógeno. “Estamos terminando una temporada de uva de mesa que empezó en noviembre-diciembre del 2020 y de la que nos deben quedar un par de semanas. Claramente ha sido una temporada muy desafiante, con muchas aristas, un período para el que inicialmente pensábamos hacer unas 85 millones de cajas y va a finalizar con alrededor de 65 millones, principalmente debido a la sequía, la reconversión a variedades nuevas, las lluvias de comienzos de febrero en la zona centro-sur que causaron pérdidas de alrededor de un 30 por ciento. Si a eso le sumamos la pandemia…”, afirmó.

 

Mano de obra

En este sentido, el también ingeniero agrónomo reveló que la aparición del Coronavirus resultó en una disminución importante de la mano de obra. De hecho, aseveró que “todos nuestros colaboradores extranjeros no llegaron por el cierre de fronteras que existió y a eso le sumamos la mano de obra local que, de alguna forma, se ha reducido por los temas de subsidios que hubo a nivel país; lo que ha hecho que llegara menos gente. Yo te puedo hablar de un promedio de un 30% menos de lo que necesitaban las cosechas de uva de mesa y lo estamos viendo también en el inicio de la temporada de cítricos (...) es un número que saco de mi experiencia personal. Normalmente se necesitaban 100 personas y llegaron 70”.

 

Expectativas: una mirada pro industria

Por último, Corral aseguró que el ámbito agrícola está enfocado en reactivarse y la única manera de realizarlo es que el gobierno haga un esfuerzo mayor al llevado a cabo hasta el momento. “Y con la banca tratar de buscar herramientas que nos puedan dar un instrumento financiero a muy largo plazo. Los proyectos frutícolas o agrícolas, son de un horizonte de 10 a 15 años (…) no vamos a poder cumplir nuestros compromisos financieros (…) Hay que ser generosos, tener una mirada pro país, pro industria; porque tenemos que seguir dando puestos de trabajo, seguir funcionando y esas ganas están en todo el empresariado. Lo importante es no sacarles el piso para que se puedan reactivar nuestros esfuerzos en levantar los consumos y hacer frente a las complejidades que tiene, sobretodo, el mundo agrícola”, añadió.

 

Cambios y adaptaciones

Requerido acerca de este escenario, el seremi de Agricultura de la Región de Coquimbo, Rodrigo Órdenes, detalló que el COVID-19, al igual que en otros sectores productivos, generó una serie de cambios y adaptaciones en el agropecuario. En relación a esto, desde su llegada al territorio nacional que existen una serie de nuevos aprendizajes y adaptaciones por parte de los productores y de las empresas frutícolas presentes en la zona, para avanzar con éxito en los procesos que involucra la industria, “lo que ha llevado, a su vez, al origen de un trabajo público-privado que ha permitido cumplir con éxito los distintos protocolos exigidos por la autoridad sanitaria y con ello, desarrollar las temporadas de exportaciones según lo proyectado”.

Agregó que esta condición sanitaria obligó a redoblar los esfuerzos en la prevención del contagio de sus trabajadores, lo que significó tomar medidas en los espacios laborales comunes, transporte, desplazamiento a los campos y la trazabilidad frente a la rotación de sus empleados. “A diferencia de otros sectores económicos, este no ha parado su funcionamiento, ya que ha sido considerado una actividad esencial y estratégica y es por estos motivos que se ha logrado seguir cumpliendo con los compromisos en las exportaciones”, indicó el secretario regional ministerial.

Por su parte, su símil de Economía, Fomento y Turismo, Carlos Lillo, destacó que la agricultura alcanzó una cifra cercana a los US$43.3 millones de ganancias sólo en el mes de febrero, aumentando en un 12,8 por ciento en comparación al curso precedente, en donde las ganancias por envíos fueron de $38.4 millones dólares.

 

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