Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
La venta de dulces y pasteles continúa al alza en la conurbación, ya sea mediante pedidos por delivery o por la venta presencial. Largas filas se generan en este tipo de negocios, sobre todo en días previos a los fines de semana.

Tortas de milhojas o de panqueques, pie de limón, cheesecake, brownies, profiteroles, medialunas, tal vez pasteles selva negra o algo más gourmet, como un balcarce. Variedades hay muchas, de todos los precios y todos los estilos, con chocolate, manjar, mermeladas o merengue. Lo importante es que lleve azúcar, y es que ese alimento tiene un poder especial, nos da algo de “felicidad”, pues aumentaría la serotonina, hormona que otorga bienestar y aunque el consumo de dulce en exceso puede ser contraproducente e incluso generar adicción, las situaciones de estrés y la ansiedad, tan presentes en la pandemia del Covid-19, también habrían repercutido en un aumento en la demanda de estos productos.

En un recorrido por diferentes pastelerías de La Serena y Coquimbo nos dimos cuenta de este fenómeno, donde los compradores se arman de paciencia para adquirirlos, ya sea por un “antojo”, para compartir con la familia o porque añoran aquellos tiempos sin pandemia, cuando se podían sentar sin problemas en un local y tomarse un café acompañado de un trozo de torta.

Es lo que ocurre en la pastelería Mi Café, ubicada en Santiago Baltra 294, en La Serena, donde se ofrece gran variedad de tortas, y pasteles. “Por el tema de la pandemia ya no ofrecemos el servicio de cafetería, el servicio individual, donde va una persona a tomarse un café con un trozo de pastel, que para nosotros es significativo, no obstante, sí creció mucho el consumo para las casas en pasteles y tortas completas”, indicó Diva Bascuñán, parte de este negocio familiar, quien aseguró que este fenómeno les ayudo a equiparar las ventas.

“Yo diría que el aumento en las ventas de pasteles y tortas se evidenció con la primera cuarentena. La gente se vio encerrada y empezó a crecer la venta de pasteles para la casa y de ahí no bajó y de hecho, cuando hay confinamiento a nosotros nos favorece, porque la gente está en las casas ávida y necesitada de poder tener Mi café en su domicilio como una forma de remontar a la actividad que antiguamente se tenía, llevando nuestro sabor”, explicó Bascuñan, añadiendo que incluso algunos clientes frecuentes que sólo tomaban café en sus locales, ahora también piden tortas o pasteles, muchas veces su dulce estrella, el banoffee pie, un “pastel típicamente inglés” traído por ellos hace 15 años y el favorito de muchos.

En Coquimbo, la tradicional pastelería Álvarez Carmona, ubicada en De La Ermita 80, tiene un sistema de números para atender a sus clientes, quienes llegan al lugar en busca de su reconocida calidad, según uno de los encargados los días jueves y viernes, previo al confinamiento, es cuando más flujo de público tienen y si bien el complejo panorama, no les permitirían identificar si efectivamente han experimentado una variación en sus ventas, no han dejado de trabajar.

“La cosa es muy complicada, pero afortunadamente nosotros no hemos dejado de trabajar, a pesar de todas las vicisitudes. Nos hemos mantenido, pero estamos siempre con la incertidumbre de lo que va a pasar la próxima semana, es una época muy confusa”, expresó Roberto Gutiérrez, uno de sus dueños.

 

 

 

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