• Hasta un 30% de cesantía podría registrar la Región de Coquimbo, si a los actuales desempleados se les suma la gente cesante que ha dejado de buscar empleo y quienes se encuentran acogidas a la Ley de Protección al Empleo.
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EL DIA
Detrás del 14,7% de cesantía que hoy registra la Región de Coquimbo, hay personas, historias y familias que le otorgan mayor densidad a las dificultades que hoy vive la zona y el país. Solos, o a lo más, con la cada vez más exigua ayuda de algún cercano, miles de familias de clase media han podido pasar estos meses de precariedad sin poder generar ingresos. Pero a la amenaza de quedar sin un puesto de trabajo, se suma ahora un inminente peligro: el hambre.

Hasta hace unos meses, Lidia Elgueta pertenecía al numeroso grupo de personas de la región que trabaja en la gran minería del norte del país. Un trabajo sacrificado, dice ella, pero sin duda, con un sueldo que valía la pena hacer todo ese sacrificio.

Hoy sin embargo, se haya en la más completa incertidumbre. La crisis generada por el coronavirus ha sido la que la ha puesto en esta situación.

“Primero los turnos empezaron a bajar, luego comenzaron a disminuir personal hasta que quedamos sin trabajo”, explica, indicando que, ante la falta de ingresos, no tuvo más alternativa que comenzar a vender parte de sus propiedades.

“Tuve que entregar el departamento donde vivía porque la opción era, o pagar mis deudas o seguir pagando mi departamento, que era un arriendo. Conversé con mis familiares, tuve que venirme a la casa de ellos, y seguir hasta cierto punto, pagando mis deudas”.

Lo cierto es que la historia de Lidia Elgueta es la misma que han sufrido miles – millones – de chilenos que, desde marzo – y antes, por el estallido social – han tenido que ver cómo sus empleos se han esfumado y con ello, sus ingresos, de los cuales dependían.

Un desempleo imparable

Según la última Encuesta Nacional de Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas, correspondiente al trimestre móvil abril-junio, la Región de Coquimbo alcanzó el 14,7% de desocupación.

Sin embargo, sumando aquellas personas que han quedado cesantes y han tomado la decisión de no seguir buscando empleo - retirándose de la fuerza laboral - además de aquellos trabajadores que se encuentran acogidos a la Ley de Protección al Empleo, las cifras de desocupación se pueden empinar incluso, hasta el 30%.  

Lo cierto es que la crisis económica que han generado las restricciones que se han debido implementar en el país y en la región para contener el alza de contagios de coronavirus, han generado la actual situación que de manera progresiva, ha ido derivando hacia una verdadera crisis social.

De hecho, diversos expertos sostienen que para encontrar algo parecido en la historia económica del país, hay que remontarse a la crisis de 1982-1983, o incluso, más atrás, a la depresión económica mundial de 1929, cuando el Estado – al igual que ahora – debió darle alimentación a las miles de personas que quedaron cesantes por el derrumbe de la economía, y que además coincidió, en el caso de Chile, con la crisis terminal de la industria salitrera.

La crisis vivida en primera persona

Pero más allá de las frías cifras, las mismas personas se han encargado de dejar vivo testimonio de lo que ha significado para sus vidas cotidianas el quedar sin una fuente de ingresos que pueda cubrir incluso, sus necesidades más básicas.  

En ese sentido, Lidia Elgueta comenta que a estas alturas “me he comido ya todos mis ahorros. Estoy viviendo en la casa de mi cuñado y él está viviendo el mismo problema, al igual que mi hermana. Vendí mi computadora, vendí mi televisión, y el resto, mi ropa, la he vendido en la feria. Pero ahora, con la cuarentena nos hemos tenido que ir para la casa y sin plata”.

“Nos cortaron las manos la verdad”, agrega, “a nosotros que éramos dependientes pues dependíamos de un sueldo mensual. Ahora no tenemos nada”.

Una situación semejante, vive Nicol Galleguillos, joven madre de tres hijos, habitante del sector de Las Compañías, y quien, desde marzo, no tiene trabajo.

“Trabajaba en el casino de un supermercado Líder, pero producto de la pandemia, nos cortaron los contratos y me quedé sin trabajo”, comenta.

Ante ello, y al igual que en el caso anterior de Lidia, Nicol debió acudir a las ferias libres para contar con algo de dinero para poder sostener a sus hijos y a su madre, quien además sufre de asma.

“La verdad es que todo esto de la pandemia nos pegó duro, pues mi madre trabajaba en la feria también, pero por el virus no pudo seguir. Hasta ahora yo seguía en la feria, pero con la cuarentena ya no podemos continuar ahí. Además, yo no puedo exponerla ni a ella, que ya es de la tercera edad, ni a mis hijos”, explica.  

Nicol cuenta que en el sector de Las Compañías, donde vive, la falta de trabajo se nota mucho, pues la cesantía no para de aumentar.

“Yo la verdad, creo que uno tiene que sobrevivir como pueda. Yo a mis hijos he tratado de darles de todo y que nos les falte nada. Pero con todo esto, siento que me han atado de manos”, lamenta.

Situación límite

También ex trabajador de la minería, Patricio Mondaca es un padre de familia del sector de La Antena, en La Serena, quien hace dos meses se encuentra sin trabajo.

Al igual que en los casos anteriores, la pandemia acabó con su empleo allá en el norte, en Iquique, ante lo cual debió regresar a la región. Hoy reconoce sentirse muy preocupado por el futuro que se avecina para él y su familia.

“Estos dos meses han sido bien complejos la verdad, porque usted sabe que los dineros de los finiquitos se acaban de manera muy rápida, y por otra parte, con mi empleador, yo llevaba solamente 9 meses trabajando, por lo cual yo no pude hacer uso de mi seguro de cesantía. Eso fue un tema que me golpeó bastante el bolsillo”, explica. “Hasta la fecha me ha sido imposible ubicar otra fuente de trabajo”, lamenta.

¿Y cómo se ha mantenido hasta ahora? “Pues echando mano al cupo disponible que me va quedando en una que otra tarjeta de crédito de casas comerciales, con la que he podido acceder a realizar compras de mercadería en supermercados”, responde.

Sin embargo advierte, “voy directo a un hoyo económico en donde si no se genera pronto empleo, ya no voy a contar con una fuente de donde sacar recursos”.

Hambre

Desde el mundo laboral, Raúl Oyanedel, presidente regional de la Federación de Trabajadores de Chile, señala que hoy, el principal enemigo de la gente que se encuentra sin un empleo, y por lo tanto, sin ingresos, es el hambre. Y para él, eso no es ninguna exageración.

“Me preocupa que hay muchas madres que están viviendo solas con sus hijos, que están apoyando a sus padres, están hasta los abuelos con ellas, y están ‘parando con la olla’ como pueden, y ahora más con esta cuarentena”, comenta.

En ese sentido dice, como federación han recibido ayuda –especialmente mercadería – de parte de algunos gremios como Cidere o Corminco, para ir en auxilio de aquellos trabajadores cesantes que están en peor situación.

Sin embargo afirma, “son muchas las necesidades que tiene la gente y las ayudas que entrega el gobierno, nos la cubre. ¿Entonces qué hacen? ¿Cómo lo hacen esas personas si no tienen para comer? ¿Qué herramientas nos entregan ellos para que nosotros nos mantengamos en nuestros hogares?”.

“Es necesario”, dice Oyanedel, apuntando a las autoridades” que ellas entiendan lo que está pasando hoy día en las casas. Pues hasta ahora, muchos de esos trabajadores cesantes no encajan para la ayuda por ejemplo, de las cajas de alimento, pues el estándar de trabajo que tenían antiguamente, no los hacen encajar en las fichas de protección social”, argumenta.

Necesidad de proyectos

En tanto, desde el Movimiento No+Desempleo, su presidente, Oscar Trigo, insistió en que para superar la altísima tasa de cesantía que hay en la región, no hay más alternativa de sacar adelante todos los grandes proyectos que hoy están planificados para la región.

“Ya sacamos afortunadamente, el proyecto del tercer sitio del puerto de Coquimbo, pero queremos ir a por más”, indica el dirigente, quien, pese a toda la polémica que ha generado, se muestra a favor de aprobar el proyecto minero-portuario Coquimbo, especialmente por la inversión y el empleo que ello va a traer a su juicio, para la región.

“Tenemos que pelear por los intereses de nuestra región, pues tenemos mucha gente joven que hoy día, por no tener trabajo, no saben que hacer para mejorar su situación. Es impresionante y preocupante la gente joven que no tiene trabajo”, indica.

Aun así, asegura, se muestra confiado de que se avancen con nuevos proyectos para la región, “y esa esperanza es que la tenemos mucha gente. Esperamos que esto tenga solución”.

 

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