Este gobierno comienza a despedirse con logros que muestran un Chile mejor que hace 4 años. Aunque debemos reconocer que en este proceso hubo mucha resistencia de ciertos sectores, pues este avance es profundo, a través de reformas que permiten menos cuotas de poder y privilegios.Al ver historias como la de una familia de nuestra región cuyos cuatro hijos estudian gratis, ahí uno comienza a entender el alcance de las reformas tributaria y educacional. De hecho, aún hay candidatos que insisten en que la educación es un bien de consumo y no un derecho.Vemos cómo la oposición inició una campaña con medias verdades que apuntan a desbaratar lo avanzado e instalar su inexplicable idea de que una familia humilde no tiene otra opción que pagar por la educación, que es mejor trabajar más años que recibir una pensión digna, o que es mejor renunciar a los derechos laborales para que las empresas puedan hacer lo que se les dé en gana.Que la derecha insista en que Chile ha retrocedido en materia de delincuencia –por ejemplo- es realmente increíble. El mayor número de hogares víctima de delitos ocurrió en 2011, pleno gobierno anterior, cuando la victimización fue 28,8% y se registraron 654 mil delitos de alta connotación social, 90 mil más que el año pasado.Es parte de una campaña desesperada por tratar de torcer la verdad y hacer creer a la gente que Chile está peor. ¿Está peor?El mayor número de hechos violentos en La Araucanía ocurrió en 2012, cuando se denunciaron 309 ataques. El año pasado fueron 102. Durante el gobierno anterior se construyeron 9 hospitales modulares post terremoto y los 18 restantes entregados fueron licitados, diseñados o iniciados antes.Cuando recibimos la administración del Estado, heredamos 16 recintos de salud con serios problemas de desarrollo, obras abandonadas, retrasos considerables o sin financiamiento.Así podríamos hablar en otros casos, aunque lo relevante es que tanto mi partido, el PDC, como el conjunto de la Nueva Mayoría, son los herederos de estas transformaciones. Si la derecha busca todo lo contrario, ¿tiene sentido apoyar a una candidatura que quiere retrotraer derechos ya ganados o terminar con esos avances?Es cosa de pensarlo, evaluarlo y darse cuenta de que Chile ya cambió y que no se puede echar pie atrás en conquistas que sí hacen de nuestro país un mejor lugar que hace unos años.
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