Por Jorge Pizarro el Lun, 27/07/2015 - 09:06
El Congreso sigue debatiendo nuevas disposiciones para endurecer las normas que combaten el tabaquismo en Chile que es una de los vicios sociales que más costos trae a la salud pública, tanto de los fumadores activos como de los que se ven obligados a fumar de manera pasiva al no haber efectivas normas que separen debidamente a ambos grupos.
Hemos visto cómo las tabacaleras han amenazado a Chile con retirar sus inversiones, generar desempleo y dañar la recaudación tributaria. Esta actitud no sólo es reprochable por sí misma, sino porque en el fondo no tienen razón para defender supuestos beneficios que su industria definitivamente no genera al país.
En Chile, diariamente mueren 45 personas por causa del tabaco, se gastan más de 252 mil millones de pesos en tratamientos por enfermedad pulmonar, otros 226 mil millones de pesos en tratamientos cardíacos y más de 180 mil millones de pesos por cáncer de pulmón, con muertes que sobrepasan las 16 mil personas al año.
Lo peor de todo es que hay alrededor de 2 mil muertes por tabaquismo pasivo, es decir gente que NO FUMA, pero que tiene a su alrededor personas que sí lo hacen y que asume las mismas consecuencias nocivas para su salud.
Ahora se reclama que se aumentaron las medidas para restringir el consumo de cigarrillos en plazas, parques y playas. Sí, se están sumando medidas para limitar las libertades personales pero se está resguardando la libertad de aquellos que no siempre pueden defenderse adecuadamente de los fumadores. Estamos pensando en menores de edad y tercera edad, enfermos crónicos que tienen derecho a un aire limpio, a vivir y desarrollarse en un ambiente saludable, y el Estado tiene el deber de defender ese derecho.
Quienes quieran fumar, háganlo, pero sin molestar al resto. No donde haya otras personas que no tienen por qué estar expuestas a estos contaminantes, ni menos cuando se trata de niños y niñas en espacios en los que todos deben convivir. La salud y las enormes cantidades de recursos que el tabaquismo consume, no justifican pequeños “derechos” de algunas personas que tienen poca conciencia del daño que generan.