Una preocupante cifra dio a conocer el Instituto Nacional de Estadísticas hace unos días, al revelar que a diciembre de 2016, las exportaciones de nuestra Región cayeron un 15,3 % respecto del mismo periodo del año anterior. Con todo, la región aportó el 4,2 % de los envíos del país, totalizando más de 250 millones de dólares.Sabemos que la minería es la principal actividad económica en la zona y que –en general- ese sector productivo ha debido enfrentar difíciles momentos debido a la caída sostenida en el precio del cobre y el aumento de los costos por agotamiento de la ley. Pero no sólo se trata del cobre, sino que en este peor desempeño, según el INE, ha influido también el bajo rendimiento de la minería de hierro.Sólo el sector minero tuvo una contracción económica de más de un 20 % en las exportaciones de mineral en 2016, lo que sin duda ha sido una de las causas de por qué no podemos tener índices de empleo más robustos. Cabe recordar que los envíos de nuestra región tienen como destinos principales los países de Asia –un 66 % del total-, seguidos de países de América y Europa. Todos esos mercados mostraron cifras a la baja.Como nunca, la minería se ha transformado en un elemento definitorio de cómo la economía regional aporta al crecimiento del país y al desarrollo de la propia gente de Coquimbo. El sector agropecuario creció un 9,5 %; la industria, 55,4 %; y la pesca, un 18,4 %. Es decir, pese a estos buenos resultados, la economía regional en general bajó sus envíos al exterior sólo arrastrados por el menor rendimiento de las exportaciones mineras.Aún no hay perspectivas claras de una recuperación sostenida en la minería por lo que, de seguir este cuadro, tendríamos que ver que en este 2017 las exportaciones siguen en números rojos, con el consiguiente impacto indeseado en el empleo y el crecimiento.Pero las “vacas flacas” pueden ser a veces una gran oportunidad para impulsar otros sectores que sí han tenido buenos resultados y -por sobre todo- incentivar la innovación en campos en donde hay espacio para que la investigación aplicada, pueda ofrecer una alternativa para una economía que debe ser más innovadora. 

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