Todos los ojos del país están puestos en la tragedia de los incendios que afectan a la zona centro sur, que ha costado la vida a compatriotas  y con la horrenda devastación del pueblo de Santa Olga. Esta es la peor emergencia por fuego que hayamos visto nunca.La tristeza es enorme. Hemos visto lo mejor de Chile en la labor heroica de los bomberos, los brigadistas de Conaf, Carabineros, Fuerzas Armadas y los funcionarios públicos. Pero también hemos visto lo peor del ser humano: gente aprovechando de sacar ganancias políticas con las desgracias, otros tratando de lograr figuración pública y por supuesto, a aquellos que difunden noticias falsas.Por sobre todas estas malas personas, están los que provocan estos incendios, ya sea por negligencia o por intencionalidad. Ambos casos deben ser condenados socialmente y castigados por la justicia con toda severidad. Pero este drama no está lejos de repetirse en otras zonas. De hecho, hace unos días comenzó un incendio en Aguas Amarillas, en Los Vilos, donde en tres días se habían quemado mil 200 hectáreas de vegetación, obligando a movilizar cuerpos de bombero, CONAF y brigadas del Ejército para apoyar a los lugareños.¿Estamos esperando que en nuestra región se repitan las escenas que hemos visto en otros lados?  Esta es la hora de la responsabilidad.  Hay que actuar conforme a la exigencia del momento y estar a la altura de las circunstancias. Así de simple. Ya hemos perdido muchas vidas y demasiado de nuestro patrimonio. No caben críticas, no caben cálculos pequeños. Hay que parar esto, actuar y prevenir. El llamado parece de Perogrullo, pero el comportamiento de algunos que hemos visto en la etapa inicial de la tragedia, revela que lamentablemente no está demás.  

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