Un grupo de diputados lanzó una idea de proyecto que permitiría a los pensionados hipotecar sus casas para así mejorar las pensiones una vez terminada la vida laboral. Este sistema es usado en algunos países con resultados que poco tienen que ver con la realidad chilena y la verdad es que, si bien las pensiones que se están pagando son bastante exiguas, la solución que se ha planteado en este proyecto poco ayuda a la precariedad con que las familias están hoy enfrentando la vejez.
Como partido –la DC- y como conglomerado, creemos que el tema del mejoramiento de las pensiones debe tener soluciones más estructurales y no de parche. Menos aún, podemos poner en riesgo un capital familiar que tanto ha costado consolidar en Chile, como es la vivienda, para responder a esta realidad de malas jubilaciones o de incertidumbres respecto de los últimos años de vida.
Hay que aumentar el ahorro y pasar del 10 % al 20 %, buscando una fórmula de aporte que permita paulatinamente a los cotizantes, mejorar su tasa de reemplazo cuando se deje de trabajar. Pero también es cierto que debe mejorar el empleo, combatiendo esta cruda realidad que hace que en Chile mientras más edad se cumple, menos opciones de trabajo hay.
El sistema de AFP funciona muy bien para cargos directivos o para sueldos de gerentes, pero no así para el grueso de la población chilena que tiene un promedio de remuneraciones de 300 mil pesos. Estamos de acuerdo en que hay que mejorar las jubilaciones y que hay una reforma a este sistema que debe enfrentarse en algún momento, pero eso no puede dar pie a salidas que dejen a las familias en una situación de vulnerabilidad.
Si queremos debatir este tema, hagámoslo, pero con alternativas que sean realistas, que vayan en beneficio de la gente y no en beneficio del sistema financiero únicamente.
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