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El Día
La máxima autoridad regional abordó con El Día el momento de su diagnóstico, el proceso para recuperarse y cómo este influyó en su vida familiar y laboral, entre otras temáticas.

Con el objetivo de concientizar, además, de avanzar en su prevención y control, este 4 de febrero se conmemoró un nuevo Día Internacional contra el cáncer. 

El que cada año afecta a 14 millones de personas más y que provoca 9 millones de muertes en el mismo período. 

De hecho, de acuerdo a un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad registró un drástico aumento. Alza que si se mantiene, originará un 60 por ciento más de casos de acá al 2040. 

En este contexto, hace algunos meses se conoció que la intendenta de la Región de Coquimbo, Lucía Pinto, sufría esta enfermedad. Para conversar acerca de su diagnóstico, el proceso, cómo impactó en su vida familiar y laboral, entre otras temáticas, recibió a El Día. 

-Intendenta ¿Cuál fue su diagnóstico específico? 

“Mi diagnóstico fue cáncer de ovario. En mayo del año pasado, a raíz de un examen de rutina, fui al doctor y se vio que había una masa rara en el ovario derecho. Allí empezaron los exámenes, ver que era esto y finalmente el diagnóstico fue un tumor agresivo que podía tener algún tipo de crecimiento por las trompas, de manera que lo que correspondía era operar de inmediato. 

Era un cáncer fase 1, que es la mejor fase (…) porque era absolutamente controlable y después de los exámenes se comprobó que estaba radicado en el ovario”.  

-¿Cómo ha sido este proceso? Entiendo que debió someterse a cirugía y también a quimioterapia…

“Tuve primero una cirugía, que es lo que corresponde en esta oportunidad, en donde se saca el tumor. Lo que yo tuve fue una histerectomía total en los ovarios y el útero. Lo que procede en este caso, si bien estaba en fase 1, es de igual manera terminar el tratamiento con quimioterapia para prevenir que en un futuro esto (el cáncer) vaya a otras partes de la mujer. Este es un cáncer netamente que ataca a las mujeres. 

Me sometí a cuatro sesiones de quimioterapia, las cuales, gracias a Dios, terminé hace ya tres semanas (…) finalmente lo que correspondía era hacerme un scanner y ver si había algún tipo de masa, líquido o algo pero no había nada. Lo que significa que ya puedo decir que estoy sana, ahora tengo que hacer el seguimiento normal que se hace en cada uno de estos casos”. 

-¿Tratamiento que se realizó en Santiago?

“Me sometí en Santiago. Yo tenía toda la intención, cuando me diagnosticaron, de hacerlo en La Serena, poder hacer las sesiones y la quimioterapia que son procedimientos estándar pero lamentablemente acá las quimioterapias solo se hacen a los pacientes en el hospital por medio de Fonasa, no hay de manera privada; por lo que no me quedó otra alternativa que ir a Santiago a hacerme el tratamiento. 

Eso es algo que se agrega a la lista de lo que nosotros tenemos que hacer como gobierno. (También) estamos trabajando en el centro oncológico, en donde podremos brindar a la gente de nuestra región una alternativa más cercana para que no haya que desgastarse viajando a Santiago para poder hacer cualquier tipo de tratamiento. Los que son terribles, además”.  

-¿Se dice que cuando una persona sufre cáncer no solo lo padece ella sino toda su familia?

“Es un cambio absoluto y radical porque el enfermo no solo se siente tremendamente vulnerable sino que la familia tiene que estar allí apoyándolo. Es una enfermedad también en la que el tratamiento es tremendamente agresivo, entonces, se necesitan cuidados. Debo decir que yo soy tremendamente agradecida de Dios porque como te digo; de alguna manera haber descubierto esto en la primera fase fue relativamente más simple”.

-¿Y en el ámbito laboral su enfermedad justo coincidió con un período difícil para Chile?

“Todo este proceso fue en medio del eclipse, la sequía, de la explosión social. La verdad es que tuve una buena reacción en general. Lo primero que uno le pregunta al doctor es: ‘¿Cómo me voy a sentir’? ‘¿Tengo que dejar o no de hacer esto’? Entonces, él me dijo que después de la quimioterapia no hay nada que sea invalidante, se puede hacer todo de acuerdo a las fuerzas que uno tenga. 

En mi caso estábamos políticamente y socialmente en un período tan extraño, convulsionado, tan nuevo que había que seguir no más al pie del cañón y gracias a Dios, el cuerpo reaccionó y pude hacerlo. 

Me vi más afectada en las últimas quimioterapias pero la verdad es que, a veces, la mayor actividad también es un remedio para que te ayude a salir, porque uno no está preocupada de qué es lo que te duele, si te creció el pelo o sea de todas esas cosas que uno siente. De alguna manera, yo lo veía como parte del tratamiento, de no estar en mi casa pensando sino que tener la cabeza ocupada y estar activa tratando de ayudar en lo que más pudiera por lo que estamos pasando”. 

En la misma línea, la autoridad se reunió con las agrupaciones “Onco Mamás” y “Padres de Niños Oncológicos”, además del Colegio Médico, para abordar más detalles del avance del proyecto del Centro Oncológico y la formación de profesionales médicos para la atención de pacientes con cáncer.

 

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